Es cierto que cuando un medio de comunicación cierra se cierra una ventana a la libertad de expresión, a la comunicación y al conocimiento que da una información plural. Es dejar de conocer la realidad desde un punto concreto de vista. “No hay nada positivo en un cierre de un medio de comunicación” me decían hace poco y eso es cierto.
Pero yo soy de natural optimista y quiero señalar algunas cosas positivas cuando llega el final de esta etapa. Alandar ha estado 37 años siendo una voz independiente en la Iglesia y en la sociedad. Nuestras páginas han estado abiertas para aquellas y aquellos que no encontraban hueco en otros medios: comunidades de base de la iglesia en frontera, asociaciones luchadoras por los derechos humanos, curas casados, divorciadas y divorciados, personas LGTBI… los excluidos y excluidas de la sociedad y muchas veces también dentro de la iglesia. Y todo esto siempre lo hemos hecho con una gran precariedad de medios económicos y con mucho esfuerzo y trabajo de los distintos equipos que hemos ido pasando. Equipos formados por buenas gentes, creyentes en Jesús de Nazaret y en la Buena Nueva, personas que no han escatimado ni su tiempo ni tampoco su dinero para ponerlo en beneficio de esta causa común
Durante estos 37 años la Iglesia ha pasado por distintas etapas, tanto a nivel universal como local: en Roma tenemos a Francisco y en Madrid a Osoro, lejos ya del oscurantismo de Rouco. Es cierto que algunos pasos se han dado, pero queda mucho por hacer y mucho camino por abrir para conseguir una iglesia donde se oigan todas las voces y todas estén realmente representadas. Ya toca que la mujer tenga/tengamos el lugar que nos corresponde: queremos reconocimiento y poder de decisión en igualdad con los varones. Ya toca. Y hay que seguir exigiéndolo.
Ser independientes en un medio de comunicación es un milagro y durar 37 años son 37 milagros. Por eso celebrábamos cada año que pasaba. Y nos hubiera gustado seguir celebrándolo, pero hoy, como el grano de trigo que muere para dar fruto, alandar en papel desaparece, pero dará fruto y ese fruto será el nacimiento de un nuevo proyecto adaptado a los tiempos que corren y con un equipo igual de comprometido con los valores evangélicos que los que han estado hasta ahora.
Estamos en unos momentos en los que cierto tipo de información se ha convertido en mercadería y en espectáculo, en los que prima más lo que impacta que lo que verdaderamente importa. A partir de ahora, como hemos hecho siempre, el nuevo Alandar apostará por cargar de contenido la información, por hacer visible lo invisible y por contar lo que otros callan.
No son momentos de luto sino de celebración y acción de gracias por lo compartido a lo largo de 37 años y por el nuevo proyecto y el nuevo equipo del nuevo Alandar.
Gracias amigas y amigos. Gracias compañeras de camino. Me siento una gran afortunada por todo lo compartido.
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