El espacio O_Lumen acoge hasta el 31 de enero la exposición Violencias silenciadas, una mirada desde el arte al lado oscuro de nuestra sociedad. Las obras de Fernando Bravo, Kate Daudy, Sofía de Juan, Siro López, Elena Urucatu y María Sierra Carretero nos muestran desde la indignación o la ironía -y siempre desde el compromiso con la dignidad de las personas, especialmente de las víctimas- algunas realidades que nos resistimos a ver.

Explotación laboral, emigración, refugio o violencia de género están presentes en esta exposición que no tendrá su espacio en las páginas culturales de los grandes medios de comunicación de nuestro país, pero a la que merece muchísimo la pena que hagan un hueco en sus agendas y su sensibilidad.
Si lo hacen prodrán caminar por el interior de una tienda de refugiados. Una de refugiados de verdad, de 6,60x4m, en la que han vivido familias que huían de la guerra de Siria. Este lugar de dolor ha sido decorado por la artista británica Kate Daudy para hacernos pensar. Ya desde el título queda clara esta intención: Am I my brother’s keeper? (¿Acaso soy el guardián de mi hermano?)
El arte deja siempre las preguntas flotando en el viento, pero cualquiera con un sentido de humanidad sentirá el dolor que transpira esta tela con forma de casa. También sentirá el dolor que refleja la obra de Fernando Bravo, quien en su serie Naufragios refleja el horror al que se enfrentan casi a diario en el Mar Mediterráneo miles de personas que intentan llegar a una rácana y olvidadiza Europa desde las costas de Turquía, Libia o Marruecos.
Sofía de Juan aborda también el tema de la inmigración, esta vez desde una ironía teñida de indignación. Su magnifica instalación Fortuna consiste en dos máquinas tragaperras en las que, al hacerlas girar podemos obtener, en lugar de combinaciones de melones, sandías y fresas, combinaciones de traficantes de personas, abusos sexuales y muerte. Si las primeras marcan la alegría o tristeza del jugador, las últimas marcan el sufrimiento o el horror absoluto al que se enfrentan todos aquellos que intentan llegar desde los lugares más pobres del planeta a los más prósperos.
Las fotografías de María Sierra Carretero, Carre, una de las más activas activistas de la Red Interlavapiés siguen invitándonos a mirar a la cara de las personas que dejan sus hogares para buscar mejores vidas (o, simplemente, escapar de la muerte) en países en donde en teoría la vida es más fácil y amable. Solo en teoría. La mirada de Carre tiene, sin embargo, otra perspectiva. Ella mira -y no solo en las fotos- el día a día de aquellos que llegaron. Y, sobre todo, el día a día de aquellos que, una vez llegados, reclaman su dignidad inherente.
Muchos de nuestros lectores saben perfectamente quién es Siro López. Es alguien que ha hecho de su vida un arte, y del arte su vida. Muchos le conocimos como mimo, luego nos deslumbró con su fotografía y, por último, nos conquistó con sus cuadros hechos con todo tipo de material. El más importante de todos es su mirada fraterna hacia una humanidad sufriente. Las piezas que expone O_Lumen hablan de la soledad de los sin hogar, de la infancia herida por la violencia, de la trata y del expolio de las tierras de los pueblos originarios. Sinfonías de geometría variable que nos hacen pensar.
También nos hace pensar la obra Made In, de Elena Urucatu. Agrupaciones de etiquetas de conocidas cadenas de ropa nos quieren hacer reflexionar sobre el dolor que puede esconder algo tan cotidiano como un suéter o una camiseta. ¿Sabemos cuántas horas de trabajo en condiciones ultra-precarias ocultan nuestro fondo de armario y la abultada cuenta corriente de magnates del textil como el todopoderoso Amancio Ortega? No. Tampoco queremos echar las cuentas.
Violencias silenciadas no es tan solo un conjunto de más o menos impactantes obras de arte. La exposición va acompañada de unidades didácticas que se pueden trabajar con alumnos de diversas edades y también de una serie de actividades paralelas que invitan a seguir el camino de la reflexión.
Todo ello cuadra perfectamente con el espíritu del espacio O_Lumen, abierto por los dominicos en una antigua iglesia ahora desacralizada. O, si me permiten, destinada a un tipo de culto distinto: el culto (palabra que, no olvidemos, está emparentada con el verbo cultivar) de las artes y las palabras.
Y aquí, dejamos de hablar a los impulsores de la iniciativa: «Las artes y las palabras son lugares de encuentro y comunicación. También son espacios para el espíritu y las demandas de mayor calidad humana. Unen a las generaciones y abren cauces para diálogos de amistad y para la búsqueda de la verdad. O_LUMEN, espacio para las artes y la palabra se abre al encuentro de las demandas de profundidad, sentido y belleza y al diálogo con artistas y personas interesadas en las artes, especialmente con quienes buscan ahondar en la dimensión espiritual del ser humano. Un proyecto impulsado por los dominicos en la perspectiva de su misión al servicio de la Palabra».
Tienen toda la información en www.olumen.org. Pero si solo necesitan los datos básicos,
Violencias Silenciadas se puede visitar de Miércoles a Sábados, de 11 a 14 h y de 17 a 21 h, en Claudio Coello 141, Madrid.
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