¿Patrones? ¡Patronas!

No es solo un cambio de género: en México una letra separa lo mejor de lo peor, los Patrones (de la droga y el crimen) lo destruyen todo, las Patronas (del alimento y la solidaridad) todo lo intentan recomponer. Unos desde la riqueza más indecente, otras desde la pobreza más fraterna.

Las Patronas son mexicanas, valoran la vida de los más vulnerables, esos migrantes que viajan en el tristemente famoso tren de «la Bestia»; son mujeres pobres, solidarias, valientes y dan la vida.

Las patronas que cuidan de losmigrantes en el paso de la frontra mexicana

Las patronas se enfrenta cotidianamente a La Bestia.

En este número de marzo no nos queremos olvidar de estas valientes mujeres. Ya nos adherimos desde alandar en febrero de 2015 a la campaña de apoyo a su candidatura al Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2015 que, a la postre, fue concedido a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Antes ya habíamos publicado un reportaje sobre ellas y, en mayo de 2016, aprovechando su estancia en España, publicamos la entrevista que Lala Franco hizo a Norma Romero, su coordinadora.

Conocemos bien su servicio a las personas que atraviesan México de sur a norte arriesgando su vida en un tren para mercancías, en busca de un futuro mejor. Conocemos su firme defensa de los derechos de las y los migrantes. Como nos gusta resaltar, «dicen haciendo», hablan mediante sus acciones, su perseverancia discreta y su firmeza compasiva.

Los Patrones también son mexicanos, la vida no vale nada para ellos, trafican con drogas, armas, personas; son varones ricos, egoístas, cobardes y quitan la vida.

Conocemos bien «sus servicios», poder y control a través de intimidaciones y amenazas, asesinatos de una violencia extrema, nulo respeto hacia la dignidad humana. Conocemos su «firme defensa» de la degradación de las personas. «Dicen poco, hacen mucho y malo», actúan para la multiplicación de los beneficios como único objetivo válido que justifica cualquier atrocidad.

Los Patrones son «duros en su trabajo» porque el beneficio es exorbitante, irracional; las Patronas trabajan duro sin buscar beneficio.

Los Patrones preparan paquetes que llevan en su interior dosis de destrucción y sufrimiento; las Patronas también preparan paquetes, pero contienen dosis de alimento y amor.

Los Patrones generan redes sociales donde publicitan sus atrocidades, exponen fotos de sus armas, medios de transporte y asesinatos. Realizan vídeos grabados de violencia extrema, pero no quieren ser vistos ni nombrados.

Las Patronas no salen a menudo en los periódicos, tampoco mucho en las redes sociales, no tienen fotógrafos que publiciten su tarea diaria. Cuando les hacen vídeos reflejan una bondad extrema y, aunque discretas, no temen ser vistas y nombradas: Leonila, Norma, Rosa, Julia, Lorena…

Los Patrones se sienten importantes porque tienen automóviles, avionetas y lanchas; las Patronas no se sienten importantes aunque tienen  arroz, agua y cariño para regalar a quienes lo necesitan.

Nosotros somos muy de las Patronas, ellas representan la buenas noticia en un mundo que ellas hacen mejor y nos repugnan los Patrones, que siempre son noticia pero siempre la peor.

Es marzo son mujeres, mexicanas, pero son noticia no porque hayan sido asesinadas sino porque están vivas, son generosas y trasmiten esperanza.

Hay demasiados «patrones» en el mundo y pocas «patronas» y, sí, también es marzo y estamos cargados de razones: ¿Patrones? ¡Patronas!

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