Las amargas lágrimas del azúcar dominicano

Editado por David Álvarez

La población de la provincia de El Seybo (al este de República Dominicana, muy cerca de los complejos turísticos de Punta Cana) todavía está consternada, casi un año después, por los brutales desalojos, sin autorización gubernamental y sin exhibir títulos de propiedad alguna, a cargo de los guardias del Central Romana. Estas humildes moradas fueron construidas con el sudor de las mujeres -lavando y planchando ropa- y de los hombres echando días en el campo y en la construcción.

Este consorcio azucarero, que gestiona y distribuye el 70 por ciento del azúcar de todo el país, es una corporación centenaria en República Dominicana, dedicada al cultivo de caña, con diversificación agroindustrial y turística. En las últimas décadas, con total impunidad, debido a su fortaleza económica y a que cuenta con la connivencia del Gobierno, ha intensificado la ocupación de tierras arrebatándoselas a los campesinos. La pesadilla que siguen viviendo las ochenta familias el barrio de Villa Guerrero de Santa Cruz de El Seybo a raíz del terror sembrado por las acciones de la empresa azucarera la comparte con las familias de Los Cajuilitos, quienes también fueron víctimas y ahora viven con el alma en vilo, sin poder dormir, por el miedo a que en la madrugada más tranquila aparezcan los guardias para tumbar sus casas.

Conmueven profundamente las lágrimas de Claribel y Morena relatando en los micrófonos de la radio local lo ocurrido durante la noche de los desalojos. Lágrimas que bañan el silencio y las palabras entrecortadas que se oyeron en todas las emisoras de la Unión Dominicana de Emisoras Católicas (UDECA) y de la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER). Todavía no han despertado de la pesadilla a raíz del terror sembrado por los mercenarios. La familia dominica, Acción Verapaz, la Escuela El Rosario, ALER, UDECA y Radio Seybo, junto a tantas personas e instituciones de buena voluntad, denunciamos a la luz del día la cobardía de aquel día. Queremos ser eco del grito que lanzó hace 500 años fray Antonio de Montesinos, que todavía resuena en nuestros días: «Todos estáis en pecado y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. ¿Estos no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amarlos como a vosotros mismos?”.

Porque el Buen Vivir, concepto de bienestar colectivo que surge, por un lado, crítico al desarrollo y, por otro lado, de las cosmovisiones de los pueblos originarios andinos, es contrario al Vivir Bien a costa de los otros despojándoles de lo que les pertenece desde muchas generaciones. La tierra fue entregada por Dios para que la cuidásemos, la sembráramos y recogiésemos sus frutos. Nos la dio sin límites ni fronteras como un bien común de y para todas las personas. Denunciamos a la luz del día la cobardía de la noche porque de forma vil y cobarde fueron salvajemente conculcados los derechos fundamentales y mancillada la dignidad de estas familias. Fue una afrenta a Juan Pablo Duarte que, en su día, en el día donde se izan miles de banderas gloriosas de la independencia y de la soberanía nacional, la Compañía Central Romana apuntó con sus escopetas “con el dedo en el gatillo” a las niñas y niños helándoles su bella sonrisa e infundiendo el terror más cruel que les ha quedado grabado en sus corazones y ahora dibujan en la escuela con colores tristes. La denuncia presentada a la Relatora Especial para la vivienda adecuada en Naciones Unidas de Ginebra ha sido acogida con especial interés gracias a la tenacidad de Mike Deeb y Laurence Blattmer. En el Palacio de Justicia local se rechazó la querella porque debían figurar nombres concretos. Así las cosas, no se ha conseguido que el Central Romana se pronuncie, vaya a la justicia o repare los daños físicos y psicológicos causados.

Desalojos a causa de la caña de azúcar en República Dominicana.

Recogida de caña de azúcar. Foto Financiera Rural

La única opción cristiana es estar en la misma lucha que las ultrajadas familias y en contra del Centra Romana. No se puede estar compartiendo con quienes tienen las manos manchadas con las lágrimas y la sangre de los preferidos de Jesús. En el momento que se dé cierta relación con los potentados que amasaron su fortuna a costa del sudor mal pagado de tantas personas humildes se es cómplice de su gestión, se está de su lado, se bendice su actuación, se da la espalda a las personas que sufren sus abusos, se llega a formar parte del sistema neoliberal donde sólo importa el capital por encima de la dignidad de la persona.

Ahora las familias se encuentran en una situación muy precaria. Han sido temporalmente acogidas por familiares. Pero los familiares son muy pobres y las casas muy sencillas. Sabemos que es un camino largo, no exento de dificultades, pero el miedo se está convirtiendo en valentía y nos sostiene la esperanza de poder mirar un día esa tierra que mana leche y miel, una tierra que ofrezca trabajo y techo dignos para todas las personas.

La luz de la verdad y la justicia brillará y ganará a la indiferencia y la falta de valores. Abuelos, jóvenes y niños visten de negro, simbolizando el luto, gritando respeto por las calles y los micrófonos de América Latina y El Caribe. La sagrada madre tierra pide justicia exigiendo a quienes endulzan sus cuentas bancarias con el sudor amargo de la caña de azúcar restituyan pronto el terreno robado a varias generaciones. “Somos pobres en todo el sentido de la palabra”, “ya está bueno que los pobres nos quedemos callados”, “si desmayamos, los abusos van a continuar”. De otra forma todos somos cómplices al consumir el azúcar de la humillación y la ignominia”, palabras que llenaron las calles de Santa Cruz de El Seybo, en la numerosa movilización popular en apoyo a esas familias.

Mujer desalojada es reconocida “madre ejemplar” de la provincia de El Seybo

Claribel Álvarez recibió la distinción de “Madre ejemplar de la provincia de El Seybo” de manos de la primera dama Cándida Montilla de Medina. Esta noticia pasaría inadvertida si no fuera porque Claribel fue una de las madres desalojadas brutalmente junto a sus hijos por la azucarera Central Romana. La primera dama, en el acto de premiación, citó las palabras del papa Francisco: “Las madres son el antídoto más fuerte ante la difusión del individualismo egoísta, el cual no se entrega, no se divide. En cambio, la madre se divide desde el momento en que acoge a un hijo para darlo al mundo y criarlo”. Es necesario ensalzar las virtudes de una madre en una sociedad donde todavía es discriminada por multitud de razones sin fundamento. Es vital proteger a la madre de las acciones violentas que en ocasiones terminan con su vida. Pero tan importante es denunciar a la luz del día la cobardía de los desalojos.

David Álvarez Rivas

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