El lujazo de la crisis

Tres años ya de crisis, según dicen. Empezamos el tercer año de esta nuestra nueva era económica con los mismos sinsabores, las mismas preocupaciones, las mismas expectativas que en 2009 y en 2010. Eso sí, ahora casi todos sabemos lo que significan las siglas ERE, entendemos lo malo que es que la prima de riesgo de España esté por encima del 300 o temblamos cuando el IBEX estornuda aunque nuestros ahorros no estén en esa Bolsa, sino en otra mucho más modesta, hecha de rafia, sisal o plástico de las que antes daban en las grandes superficies. Algo bueno tenía que tener esta situación: ha hecho aumentar nuestra culturilla y nivel de conocimientos económicos y ya podemos hablar de euribores y derivados cuando tomamos el café de las once –los que aún podemos tomarlo- sin sonrojarnos ni declararnos ignorantes.

Si en septiembre de 2008 la quiebra de la empresa de los magos de las finanzas Lehman Brothers fue el inicio de la caída del PIB, de los precios, del aumento del paro, de los embargos por impagos, de las quiebras y cierres, en enero de 2011 nadie se salva. A estas alturas (o debería decir bajuras) de la crisis, todos tenemos a alguien cercano que lo está pasando mal, muy mal. Cuatro millones y pico de parados, alguno de ellos sin cobrar siquiera los 426 famosos euritos del Gobierno, supone que uno de cada diez españoles y españolas está en esa situación de desempleo (que no parado como bien dice un activo amigo mío) ¿Y quién no conoce al menos a diez personas?. El perfecto retrato sociológico del paro que hizo en su momento Fernando León de Aranoa en sus Los lunes al sol está hoy más vigente que nunca, sobrepasado y para muchos ha salido de la pantalla para instalarse en el sofá de casa.

¿Tan sólo dos años de vacas flacas provocan estas (y otras) terribles y funestas consecuencias? Dos años de crisis en los que hemos tenido oportunidad de reflexionar, de darnos cuenta de por qué estamos como estamos, de buscar soluciones y alternativas que no pasen por el virgencita, virgencita, que me quede como estoy, o por el a río revuelto ganancia de unos pocos. Si al comienzo de las dificultades se habló de que era una gran oportunidad para refundar el capitalismo y hacerlo más humano, ahora, mucho me temo, estamos buscando los asideros para volver a la situación de 2007 y aquí no ha pasado nada. Pasará (¿pasará?) la crisis, volverán los buenos tiempos como las oscuras golondrinas regresan siempre (la economía no es sino una sucesión de ciclos, más largos, más cortos) y podremos volver a hacer lo de siempre: consumir desaforadamente, vivir por encima de nuestras posibilidades, sobre-endeudarnos, derrochar energía, calentar de nuevo el Planeta ahora que ya podemos volver a pagar la factura de la calefacción…

Y, sin embargo, nos olvidamos a menudo de que la crisis es un lujo que podemos permitirnos los que vivimos en el Norte desarrollado y rico. El Sur empobrecido y explotado no puede ni pensar en ello pues, para estar en y sufrir la crisis, primero hay que haber estado en condiciones de caer. Nos olvidamos que vivimos en un Estado del Bienestar en el que, a pesar de los intentos de algunos y mal que les pese, seguimos disfrutando de sanidad, educación, prestaciones sociales. Cuando escribo esto, España está soliviantada porque no ha podido viajar en avión y disfrutar de un largo puente de asueto y descanso. Se habla de 600.000 personas atrapadas en los aeropuertos, señal de que podían permitirse el lujo de la crisis. Vale, probablemente muchos viajarían en low cost, pero no dejaba de ser un estupendo estipendio a escasas semanas, además, del gran derroche que es la Navidad.

Que 2011 nos traiga mucha, mucha paciencia para soportar estos y otros fenómenos como las recientes declaraciones del patrono de patronos Díaz Ferrán, hoy quebrado y con un gran agujero de más de 33 millones de euros cuando decía hace unas semanas que “hay que trabajar más y cobrar menos” (¿o dijo robar?); que nos traiga una gran saco de esperanza para, eso sí a Dios rogando y con el mazo dando, buscar alternativas, nuevas formas de relacionarnos con la economía: consumo responsable, sostenibilidad social, banca ética. Que 2011 nos pille con la sonrisa puesta, la alegría de saber que trabajamos en el sentido correcto y con las fuerzas para impulsar esto en la dirección del Reino.

ballesteros@cee.upcomillas.es

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