Jugando a la Soga Tira

Es uno de los juegos populares más conocido y más sencillo. Unos se ponen a un lado de la cuerda, otros al otro y tirando, tirando, tirando tienen que conseguir llevar al oponente a su terreno. Fue incluso, no lo sabía, deporte olímpico en los primeros veinte años del siglo XX. Recuerdo que en las excursiones del cole siempre había una soga y un concurso por clases, a ver quién tiraba más, quién resistía más.
Me viene a la mente este juego porque con la que está cayendo, como suele decirse, estamos empeñados en ser más fuertes, más resistentes que los de enfrente, los del sistema, los del establishment, como se les llamaba hace un tiempo. Para algunos, los que están enfrente serán las empresas multinacionales; para otros, el gobierno de turno; quizá en el otro lado de la soga tengamos los valores culturales de una sociedad de consumo encarnada y simbolizada en la publicidad, en las bolsas de la compra y el carrito del supermercado; en el individualismo, el relativismo y el carpe diem. ¡Qué más da! Lo cierto es que los de este lado somos más y tiramos a menudo con ganas, otras con fatiga, pero no soltamos la cuerda y celebramos cada centímetro arañado al opositor. Nos cuesta tirar, cada vez más, pues los otros se van entrenando, van aprendiendo y con zanahorias apetitosas de vez en cuando consiguen que alguno de los nuestros abandone el juego o, lo que es peor, se pase al bando contrario y tire en esa dirección.

Hace un año Madrid, Barcelona y otras muchas ciudades hervían de ilusión y ganas porque los de este lado de la soga habíamos acampado en las plazas y les habíamos sacado unos cuantos metros de ventaja. Muchos, muchísimos logros ha tenido este movimiento que ha conseguido revitalizar muchas redes, ilusionar a muchas personas y conseguir, como se decía antaño, casa a casa, barrio a barrio, ciudad a ciudad, que se celebren asambleas para mejorar y avanzar, para tirar de la soga con más fuerza, mas motivación y nuevas ideas. Un buen resumen de los logros del #15m lo podéis leer en este artículo del periódico Diagonal, por cierto otro buenísimo ejemplo de cómo si se tira de la soga con ganas se pueden conseguir cosas: http://www.diagonalperiodico.net/El-corazon-del-mayo-global-del-May.html

Sin embargo, ellos se han dado cuenta de que les podíamos ganar. Y han encendido las alarmas y han contrarrestado nuestros avances con todas sus fuerzas. Los unos, con los medios de comunicación de su parte, vilipendiando, ridiculizando con motes y calificativos despectivos; los otros, mucho más sutilmente, aprovechándose de ideas y metodologías y usándolas para su lucro (acordaos del anuncio de Movistar que reproducía el esquema de una asamblea en la que incluso los gestos eran una burda copia). Por último, los que tienen ahora el poder, con toda la fuerza de la ley y el orden, criminalizando y persiguiendo al que se sale de la acera y camina por su lado (y convence o trata de convencer a otros para que le acompañen.
¿Qué hacemos, pues? Tres estrategias así, a bote pronto, se me ocurren. La primera es obvia: ser más en número y en fuerza. Tirar más fuerte que ellos, tarea ingente en la que ya llevamos muchísimo tiempo y que nos deja sudorosos, agotados, a veces desanimados, porque no vemos sino avances muy lentos y que muchas veces se pierden por un ligero traspiés, unos segundos para tomar aliento. ¡Claro! Ellos tienen masajistas, relevos, buenas zapatillas en vez de alpargatas… y tiran con guante mientras nosotros nos despellejamos las manos y las rodillas. La segunda, ilustrada perfectamente en estos dos burros que deciden cooperar para comer, es -a mi juicio- un engaño de nuevo por parte del sistema. Negociar, ceder, cooperar… al final no se por qué me da a mí que uno de los burros comerá más deprisa y mayor cantidad y se tumbará a dormir la siesta mientras el otro se queda con las migajas y, además, con el compromiso de mantener la boca callada pues las ha conseguido consensuadamente.

La tercera es la que te propongo. Hay que mantener en secreto el día y la hora, el momento en que la utilizaremos, pues el factor sorpresa es fundamental. Hay que trabajarla y consensuarla mientras tiramos, porque en este juego no puedes dejar ni un momento de hacerlo para que no ganen terreno. ¿Te imaginas que pasaría si, de repente, todos a una Fuenteovejuna, a la voz de ¡ya! los de este lado de la soga soltáramos de golpe la cuerda…?

ballesteros@cee.upcomillas.es

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