Al hablar de evangelización en internet normalmente la asociamos a la nueva evangelización. En parte es cierto, pero a esta afirmación le faltan matices. La nueva evangelización se refiere a la reevangelización de territorios previamente cristianos y actualmente secularizados, como puede ser España. La evangelización en internet es el proceso de evangelización a través de la red de redes, especialmente las redes sociales. Lógicamente, ambas tienen puntos en los que deben ser complementarias, pero no se puede aceptar la unión completa de un concepto con el otro. Como nativo digital, realmente no tengo claro qué puedes estar pensando en referencia a este tema. Por suerte ya hemos desterrado viejos conceptos que se asociaban a internet o a sus usuarios y usuarias. De una manera u otra la sociedad de la información ha transformado la realidad conocida y ya no podemos contemplar una vida sin la sobrecomunicación ni la sobreinformación como la que hemos aceptado o nos han impuesto. Por eso, proponemos un análisis de la labor que la Iglesia española está desarrollando en este momento en internet con el objetivo de evangelizar.
Escaparate o plaza
Siempre es bueno volver a los orígenes y qué mejor evangelizador que San Pablo, que recorrió buena parte del Imperio Romano encontrándose con personas y comunidades con el objetivo de transmitir el Evangelio. Aunque el libro de los Hechos de los Apóstoles lo coloque dando algún discurso en grandes ciudades como Atenas y su aerópago o en las sinagogas, acaba transformando su manera de transmitir el Evangelio acercándose y dialogando con las personas. Así crea comunidades y redes que continúa cuidando en la distancia, incluso desde sus distintas reclusiones a través de sus cartas.
La analogía es sencilla y directa con cualquier tipo de evangelización, incluida la digital. Hace tiempo que la gente dejó de creer en palabras delicadas o preciosas pero vacías. Se hace patente la necesidad de un contacto humano, de un testimonio vital que sea capaz de corroborar las palabras dichas -o quizá a la inversa-, unas palabras que clarifiquen una vida de testimonio. Así decía Benedicto XVI: «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona» (Deus Caritas Est 1).
Pero continuamos errando el objetivo, continuamos aprovechando los recursos que la sociedad actual nos ofrece como un espacio para mostrar lo mejor que tenemos, intentamos ponernos la mejor iluminación y, muchas veces, con posturas imposibles de sostener durante mucho tiempo a no ser que nos convirtamos en un maniquí.
Por supuesto, el diálogo que se genera -o que se trata de generar- no es tanto un diálogo como un monólogo en el que hablamos y hablamos a solas, desaprovechando el espacio que se genera para un encuentro.
Mi experiencia pastoral está estrechamente vinculada a los salesianos. Don Bosco explica que no hay mejor espacio de evangelización que el patio y, dentro del patio, la zona de las fuentes, donde sabes que en algún momento del recreo todos los chicos y chicas se acercarán. Allí tendrás la opción de tropezarte con ellos y poder generar diálogo. Y lo harás sin interrumpir, aportando algo de valor, porque el mensaje no se transmite de desconocido a desconocido, sino que necesita que se inicie una relación de confianza, en el que dejes de ser un desconocido para convertirte en ese testigo que pueda ofrecer su vida como ejemplo cristiano.
Así, en un ámbito más alejado de lo escolar, el ejemplo es la plaza del pueblo. En mi cabeza siempre aparece la plaza porticada de un pueblo castellano, donde todo el pueblo se encuentra, donde se generan intercambios incluso comerciales y donde se puede ofrecer, de nuevo, el ejemplo vital que pueda generar preguntas en la otra persona.
Esta es la visión de las redes sociales que más puede asemejarse a la realidad. Así, el espacio está disponible, ya es cosa nuestras como queramos adentrarnos en él, si continuamos mostrando el escaparate o rompemos el cristal del mismo para salir a la plaza y generar diálogo. De todos modos, pese a la complejidad de la vida virtual y sus múltiples posibilidades, la vida digital no es más que un complemento al resto de espacios de comunicación y diálogo que tenemos disponibles.
No se puede descuidar la parte afectiva, cercana y evangelizadora en la parroquia o centro educativo, que podrá complementarse con el espacio social y de encuentro que pueden generar las redes sociales. Así podremos confirmar las palabras del papa Francisco: “Dios nos atrae teniendo en cuenta la compleja trama de relaciones interpersonales que supone la vida en una comunidad humana” (EG 113).
La presencia de la Iglesia española en la red
Tenemos la suerte de vivir en un país con una fuerte tradición cristiana y muchas diócesis que cubren todo el territorio nacional. Parroquias, universidades católicas, seminarios, colegios, muchas congregaciones de religiosas y religiosos con una labor encomiable. No así en internet, donde se cubre el expediente con dificultad. Como comenta Paula Merelo, encargada de la gestión de las redes sociales en entreParéntesis, «las redes forman parte del mundo en que vivimos y la Iglesia debe encontrar también su lugar para dialogar en las fronteras, escuchando, proponiendo, suscitando preguntas…». En próximos números nos acercaremos más a este proyecto lanzado por los jesuitas.
Todas las diócesis tienen su página web. Un rápido vistazo por internet permite descubrir que la mayoría tienen arquitectura 1.0, es decir, poco actualizadas y sin posibilidad de interacción con sus diócesis. No todas son iguales. Sí parece que todas tienen un pequeño equipo de prensa que genera noticias alrededor de la sede episcopal y el obispo. También hay sitio para algún documento o carta del titular apostólico a sus fieles.
El uso de redes sociales, especialmente Twitter, está medianamente extendido entre las diócesis. Algunas, las menos, entre las que destacamos Ciudad Real o Málaga, tratan de establecer lazos y comunicación entre otros usuarios, mencionan, retuitean, enlazan… La gran mayoría continúan dirigidos por los distintos gabinetes de prensa y se puede observar que los mensajes que comunican siguen siendo las notas de prensa: “Yo, mí, me, conmigo”.
La realidad de la Conferencia Episcopal no mejora las particulares de cada diócesis. Dos cuentas de Twitter, una con la gestión directa del departamento de prensa, sin capacidad de transmisión más allá de la gestión de las notas de prensa o de los destacados en una rueda de prensa, sin personas a quien seguir; la segunda, recientemente creada, con actualizaciones muy esporádicas y sin más contenido que notas de prensa e imágenes de la Celebración de la Creación de nuevos Cardenales. Sigue a todos los obispos de la CEE con cuenta en la red social del pájaro azul, al papa Francisco y al secretario General de la propia Conferencia Episcopal. Sin embargo, parece que no tienen a nadie a quien seguir, ni siquiera a las diócesis vecinas o los distintos proyectos y congregaciones que habitan por el continente digital. En contrapartida, la Conferencia Episcopal cuenta con un servicio de streaming para poder seguir algunos de sus actos que, como siempre, no van más allá de ruedas de prensa o algún otro evento en la sede.
Hay varios obispos de diócesis españolas con cuenta en Twitter, trece en total. Por supuesto, hay de todo, desde los que tienen más de 9.000 seguidores, como Mns. Munilla (@ObispoMunilla) y actualizan varias veces a diario, a otros como Mns. Francisco Pérez (@arzobispofperez) que lleva sin actualizar su cuenta desde el 11 de diciembre del año pasado. Los más activos mantienen la misma línea, un pensamiento diario, muchas veces acompañado de una imagen. Ninguna interacción con su diócesis o respuestas o diálogo con aquellos que les pueden nombrar. Si alguna vez has pensado que un obispo vive en una burbuja, al menos en las redes sociales lo cumplen a rajatabla. Tampoco se ha querido entrar a analizar los mensajes que transmiten, por muy moderno que parezca el continente no hace menos anacrónico el mensaje.
Probablemente, muchos hayan creado sus cuentas al abrigo de la creación de las cuentas oficiales del papa Benedicto XVI o del papa Francisco, aunque muchos han perdido el vigor del primer día o han dejado de dedicar a alguna persona de su equipo para esta tarea que parece vital en la actualidad. Así que, ante esta realidad, cabe preguntarse: ¿qué entienden por evangelización digital? Seguiremos esperando respuesta.
Los proyectos de congregaciones, hermandades…
Lo más probable es que conozcas el proyecto iMisión. Recibió el Premio ¡Bravo! 2014 de nuevas tecnologías que concede la Conferencia Episcopal, creado y mantenido por un grupo de religiosos y seglares de distintas familias eclesiales. Es de agradecer la propuesta y la labor que llevan a cabo, probablemente cubriendo el espacio que deberían ocupar otras propuestas desde otros ámbitos eclesiales. En los objetivos que ellos mismos escriben en su página web (http://imision.org/buscamos/) no está el de la evangelización, sino el encuentro, la formación y organización de iniciativas para el conocimiento y encuentro de aquellos que sí se dedican a la evangelización. Al acercarse al movimiento que generan en las redes parece que su búsqueda es por la uniformidad y no por la evangelización en la diversidad. Así, con parecida opción que la conferencia episcopal, tienen un reducido número de personas a quienes siguen (26). De este modo, los mensajes que comunican son los suyos propios y las propuestas que lanzan y apoyan son las generadas desde la misma organización o desde los miembros del equipo. Contrasta con lo que el papa Francisco propone en su última exhortación al hablar de la evangelización: «El cristianismo no tiene un único modo cultural» (EG 116).
La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) mantiene una posición ideal en las redes sociales, dan testimonio de su fe, de su acción en favor de las personas trabajadoras y de las desfavorecidas. Reciben comentarios, críticas (desde fuera y dentro de la Iglesia) y contestan, dialogan, proponen. Un ejemplo de compromiso en la calle y en la red. Así afirma Abraham Canales, uno de sus miembros: “La presencia en las redes tiene que ser coherente con presencia en la vida y el acompañamiento habitual en el día a día”.
El centro de estudios Cristianisme i Justícia tuvo desde sus inicios una propuesta de formación y diálogo con los cuadernos y las publicaciones. Enfrascados en el mundo digital, han sido capaces de transformar su propuesta para adaptarla a la red, sin perder su esencia, su compromiso y su fe.
Parafraseando a Pedro Casaldáliga, Es tarde, porque hay espacios en la red ya ocupados por otras propuestas, pero es nuestra hora, porque necesitamos encontrarnos con la gente, proponer nuestro ejemplo sincero y honesto de una vida acompañada de Cristo. Pero también necesitamos encontrarnos nosotros con aquellos que no conocen o no creen en Jesús, aquellos que nos ofrecen su manera de ver y entender la vida, para que tengamos una herramienta más de crecimiento. La propuesta de una Iglesia evangelizadora y en las fronteras es decisiva en esta nueva etapa eclesial, no perdamos el tren, no desperdiciemos nuestros muchos talentos. La red, la gente que interactúa en internet, nos espera.
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