Tal vez los improbables lectores de este blog –vaya, desde ya, mi profundo agradecimiento por su interés y su fidelidad- se pregunten por la larga ausencia de su autor. No se preocupen. Sigue vivo. No se queja de nada. Rasga su pluma en el aire del silencio. No sabe bien cómo explicar su mutismo de bloguero desertor. ¿Cansancio? ¿Pereza? ¿Sobredosis? ¿Webdosis? ¿Renuncia a la vanidad de las cosas? ¿Hartazgo de la actualidad? ¿Necesidad de renovación? ¿Miedo a la vacuidad? ¿Rechazo de las obligaciones? No lo tiene claro. De momento, está entre el adiós y el hasta pronto. No mira para otro lado. Busca, investiga dentro de sí. Terminará por encontrar un lenguaje distinto. Volverá con nuevas cosas que contar –y ganas de hacerlo- o huelguista del verbo y la palabra.
¿Paréntesis?
Muchas gracias por haber compartido tantas cosas interesantes. Y sobre todo, muchas gracias por tu tiempo. Te echaremos de menos.
¿Paréntesis?
Gracias pero los que te conocemos sabemos que estás y muy cerca anque tú no lo creas. Todo paréntesis hace que el camino se retome con más fuerza y las huellas sean más profundas. Ánimo