Menos fuegos artificiales y más compasión

En San Ferdinando de Puglia, en la provincia de Foggia (Italia), 15 mil ciudadanos festejan al Santo Patròn gastando màs de 60.000 euros. Un poco por pereza, un poco por supersticiòn, cada año se consigue el dinero necesario para una fiesta patronal que scandalizarìa al mismisimo patròn, en un antitestimonio cristiano. Algunos laicos se han movido para proponer alternativas inteligentes y cristianas y hacen una propuesta que puede servir para muchas de nuestras realidades.

La tradición, un tanque ciego

Para los resignados al «se ha hecho siempre asì» la tradiciòn cuenta màs que el Evangelio.No importa en el siglo que se viva, se ignoran los signos de los tiempos que nos lanzan señales alarmantes de sufrimiento y de injusticia. Poco importa si en miles de pueblos, con o sin santo patròn, lo que no tienen es agua o alimentos. Y menos aun interesa el sufrimiento ecològico del planeta, en parte consecuencia de nuestro estilo de vida despilfarrador e insostenible. Que la diferencia entre ricos y pobres sea cada vez màs escandalosa, con el precio en guerras, explotaciòn, genocidios…. no parece tampoco importarnos mucho, mientras podamos emborracharnos, despilfarrar y festejar sin lìmite. Porque no vamos a salvar el mundo, aunque hagamos una fiestas del pueblo màas austeras. La tradiciòn de los fuegos artificiales, las iluminaciones y los excesos que suelen organizarse son como un tanque que pasa por encima de todo. Què pensarìa uno de los millones de niños “invisibles” a los ojos de los saciados, que muere de diarrea si supiera que con el equivalente de un solo petardo podrìa significar para èl la vida o la muerte?

La religión y su función autoeducativa

Cada religiòn, con una sana autocrìtica, tiene el deber de purificar sus proprias expressiones espirituales. Entre los numerosos y distintos aspectos negativos del cristianismo que nos toca reformar, superando la obstinada resistencia de los laicos y el silenzio embarazoso del clero, està el modo de festejar a los santos. Si escuchamos a algunos obispos encontramos llamadas sensatas “contra los excesivos y escandalosos gastos que acompañan las fiestas populares y algunas celebraciones religiosas” (Conf. Episcopal Italiana 4-10-1994). El mismo Tonino Bello, santo popular aunque no oficial, invitaba a las comunidades cristianas y ayuntamientos a revisar los contenidos de las fiestas patronales para eliminar “el despilfarro de las fiestas que se hacen en nombre de los santos o con el pretexto de honrarles”
¿Cómo hacer?

Aquì empieza la responsabilidad de los Comitès de las Fiestas Patronales y de los sacerdotes que los coordinan. El comitè es animador de la fiesta, no simple transmisor de costumbres. Sabemos que la voluntad popular puede ser orientada por ideas de pocas personas sabias y motivadas. Tal vez no se haràn cambios el primer año, tal vez serà lento el proceso, invitando a la reflexiòn durante los momentos de evaluaciòn y de programaciòn de las fiestas. Nuestra tarea es trabajar para que la fiesta mejore cada año. Està claro que no se trata de suprimir las tradiciones, sino de adaptarlas a los tiempos actuales hacièndolas sempre màs coherentes con lo que, como cristianos y como ciudadanos, se nos pide vivir. Los discìpulos de Jesùs son portadores de un pensamento distinto, de una utopia que ilumina a vida. Recuperar la capacidad de utopìa en nuestras fiestas es tarea nuestra. Si bevemos de la riqueza de nuestra fe, si usamos la creatividad, la inteligencia y toda la compasiòn de la que somos capaces, nacerà algo nuevo y entusiasmante que podrà llenar de vida nuestras celebraciones, religiosas y no.

Os contamos algunas ideas que hemos recogido por los pueblos màs “echaos palante”:

 ”Pueblo a energia solar” para dotar progresivamente a la Parroquia y los edificios pùblicos con instalaciones solares. La idea fue acogida con entusiarmo pero la objeciòn del politico helaba el entusiasmo de la propuesta en su origen: “Sì, la idea es buena, pero no tenemos dinero para realizarla!”. Pues ahì tenemos el dinero: reducir del 50% los gastos para las actividades de la fiesta patronales y utilizzarlo para el proyecto propuesto por el comitè, que ademàs promueve una menor dependencia della economia del petròleo (con todos sus problemas consiguientes).

 Restituir a los pobres y :Un comitè de fiestas, despuès de haber revisado los gastos que se podìan ahorrar, hace años mantiene con el margen ahorrado el salario de la maestra de un pueblito del Niger. En la fiesta estàn presentes las fotos y los resultados obtenidos durante los años.

– Compensar el CO2 de la fiesta y compartir: La idea la trajo el grupo ecologista del barrio al comitè de fiestas. Integrar cada año el patrimonio verde del barrio, calculando el impacto ambiental de la fiesta. Asì para empezar el programa, cada año se plantan 30 àrboles adultos en una zona del barrio, con la participaciòn ciudadana. Son ya 120 los plantados y la cosa es ocasiòn de encuentro, debate y acciòn compartida. Este año para clausurar las fiestas, en vez de los fuegos artificiales se ha previsto una merienda popular en el “Parque de las Buenas Personas” (el de os 120 àrboles) donde cada uno compartìa lo que traìa. Muy apreciada la iniciativa.

La fiesta y la Fiesta

Organizar la fiesta patronal de un modo nuovo, original y llena de sentido no es una impresa imposible, con la condiciòn que se hagan los esfuerzos necesarios para educar a la gente al cambio de mentalidad. Es urgente recuperar el sentido autèntico de la fiesta, que es la celebraciòn de la presenzia de Dios en medio nosotros. La fiesta – escribe Lanza Del Vasto – es «entrar en el entusiasmo. Entusiasmo significa que Dios està con nosotros, en nosotros, y es visible». Esto significa hacer fiesta. Con nuestra forma de festejar què imagen de Dios comunicamos? Què entusiasmo expresamos? Es una verdadera fiesta? Què Buena Notizia trae? En nuestros pueblos hay multitudes de fiestas, pero a veces falta la Fiesta. No son preguntas ociosas, son nel nùcleo del problema!

Deseamos que la llamada de nuestra minùscula asociaciòn estimule un debate serio sobre el sentido y el despilfarro en nuestras fiestas patronales. El tiempo està maduro para que sacerdotes, polìticos y laicos se atrevan a incluir a los màs pobres y oprimidos de la tierra para que compartan la mesa que hemos recibido, para que tambièn nuestra fiesta sea tambièn la suya, la que cure las heridas y alivie el sufrimiento.

Estaràn encantados de recibir comentarios, propuestas, ideas, apoyo: sarvodaya@libero.it

merchemas@fastwebnet.it

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