El desafío de construir una paz inclusiva

Paloma de la paz herida. Ilustración: Paco PonceTodos los 21 de septiembre las Naciones Unidas celebran el Día Internacional de la Paz para “fortalecer los ideales de paz en cada pueblo y propiciar un día de cesación del fuego y de no violencia a nivel mundial”.

Sin embargo, la paz solo puede vivirse en comunidades justas e inclusivas que garanticen el cumplimiento de los derechos humanos y atenúen con ternura, pan y trabajo, el clamor de las personas desheredadas. En este sentido, puede afirmarse que América Latina y el Caribe, al ser un continente herido por el desamparo de millones personas que cotidianamente ofrendan su vida en el altar de la injusta distribución de las riquezas, viven una paz frágil e inestable.

Si bien es cierto que las tasas de pobreza e indigencia son las más bajas en las últimas décadas, aún hoy en día unos 167 millones de personas latinoamericanas viven en la pobreza. Así, por ejemplo, el 49’6% de la población de Paraguay tiene una existencia cada vez menos humana, ya que no posee trabajo digno, bienestar económico, ni acceso a servicios sanitarios y educativos básicos.

Las niñas y niños de Bolivia, que poseen su alma inocente de toda codicia y maldad, pagan con sus vidas las esquirlas de la pobreza que mutila a las familias en cuerpo y alma. En efecto, aunque la región posee la menor tasa de mortalidad de menores de cinco años a nivel mundial, en Bolivia (donde el 42’4% de su población tiene sus necesidades básicas insatisfechas) 51 de cada mil pequeños y pequeñas tienen posibilidad de morir antes de alcanzar los cinco años por causas que hoy en día serían evitables.

En el continente 59 millones de personas habitan en viviendas inadecuadas caracterizadas por el hacinamiento, la construcción precaria y la casi total ausencia de servicios básicos. En esta situación, que cercena la posibilidad de echar raíces en un lugar digno y establecer lazos sociales y afectivos que abriguen el corazón cuando se encuentra herido, vive -entre otros- el 72% de la población peruana, que habitualmente abandona su país buscando cobijo en una nueva tierra en la que generalmente encuentran similares condiciones inhumanas de vida.

Sobre esta comarca del mundo, que se especializa en beneficiar a unas pocas personas en detrimento del bienestar de muchas otras, existe una inmensa riqueza de tierras cultivables. Sin embargo, en Brasil -que posee una de las mayores superficies agrícolas del mundo- aproximadamente cuatro millones de familias no poseen tierra; el 45% de las tierras cultivadas corresponden al 1% de los grandes propietarios; y casi la mitad de los productores del país posee el 2% de la tierra.

Los pueblos originarios latinoamericanos, que aproximadamente representan el 10% de la población de la región, siempre obtienen la peor tajada en las quimeras políticas continentales. Actualmente, el porcentaje de cáncer entre las comunidades indígenas que viven en las zonas petroleras ecuatorianas es 30 veces mayor que la media nacional y, en Honduras, aproximadamente el 95% de los y las indígenas menores de catorce años sufre de desnutrición.

Latinoamérica indignada. Cartel presentado al concurso del IED por Ricardo Bracho.Venezolana. Creative IllustrationDel total de los catorce millones de niñas, niños y adolescentes de Latinoamérica que trabajan, más de tres millones son de México y un tercio de esta población se encuentra ocupado en el sector agrícola. De esta forma, en vez de construir castillos de ilusiones e imaginar utopías propias de su edad, desde muy corta edad sienten cómo sus vidas se marchitan trabajando a merced de quienes los explotan.

Estas desoladoras realidades propician que millones de latinoamericanos y latinoamericanas tengan una vida indigna y jaquean la paz del continente. Parafraseando al teólogo de la liberación Pedro Casaldáliga cmf, “el Tercer Mundo ya es la guerra mundial estructurada económica y políticamente; podrán callar las armas: pero, si siguen gritando la injusticia, la opresión, la dependencia, el hambre, la mortalidad infantil, la marginación de la inmensa mayoría de los humanos… ¿dónde está la paz? La paz o es sinónimo de justicia y de solidaridad o no es paz”.

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