“Es difícil hacer a un ser humano miserable mientras sienta que es digno de sí mismo” (Abraham Lincoln)
Los recursos naturales son aquellos que proporciona la naturaleza sin sufrir alteraciones por la intervención del ser humano y son considerados valiosos porque contribuyen al bienestar y desarrollo de la sociedad. Dentro de estos existen los recursos renovables –aquellos que se pueden restaurar o generar de manera natural- y los no renovables –los que no pueden ser producidos o reutilizados. Dentro del primer grupo se encuentran el agua, la energía hidroeléctrica, el viento o los productos de agricultura entre otros y en el segundo grupo, el carbón, minerales, metales, acuíferos, hidrocarburos, etc.
Cuando se habla de los conflictos que surgen por la extracción de estos recursos, se trata de enfrentamientos tanto inter como intragubernamental, comunitario, institucional o empresarial. “Los conflictos no solo se suscitan entre diferentes comunidades, empresas o gobiernos, también se suscitan dentro de ellos”, dice el profesor Scott Jones, experto en manejo de conflictos en África, India, el sureste de Asia y el Pacífico.
Las comunidades pueden sentir amenazada su cultura, considerar que la interferencia exterior no es positiva para ellas, para su desarrollo, para su gente. También pueden ver atacados sus valores, creencias e incluso las esperanzas que tuvieran para su futuro. Por otro lado, las empresas se nutren de esos sentimientos y lo que ven es crecimiento económico, esperanza, competencia o demandas, donde otros ven dolor, sufrimiento, explotación. Los gobiernos, en la mayoría de los casos, se lavan las manos o se las frotan con satisfacción. No importa el qué, ni el cuándo, ni el dónde y, mucho menos, el cómo. Lo que sí importa es que sea ya y que el objetivo (medido por ceros después del “1.”) se alcance cuanto antes. Presiones internas y externas pero, ¿presiones en todos los casos?
Según Scott, hay diferentes formas de manejar los conflictos. Por un lado estarían las actitudes tradicionales, las basadas en la legalidad, mediante el uso de la fuerza y, quizá, la menos conocida, la actitud de asociación, “permitiendo la participación de todos en el proceso” e intentando que se alcance “un resultado ecuánime y a largo plazo, en el cual todas las partes terminen ganando”.
Reacciones
Con él coincide el investigador del Worldwatch Institute de Washington y director del proyecto Vital Signs, Michael Renner, quien se plantea “por qué algunos países son propensos a los conflictos por recursos”. Él mismo se responde asegurando que “lo normal es que estos conflictos sean resultado de una combinación de factores políticos, sociales, económicos y militares”. Ahora bien, ¿de qué sirve conocer el qué si después no se camina hacia delante en busca de una solución, si se cierran los ojos o se mira hacia otro lado?
Renner considera que “facilitar la diversificación de las economías para alejarlas de la fuerte dependencia de las materias primas y orientarlas a una mezcla más amplia de actividades” podría ser un pequeño alivio porque “una economía más diversificada proporcionaría más equilibrio económico, reduciría la vulnerabilidad ante la ‘maldición de los recursos’ y disminuiría las probabilidades de que los recursos naturales se conviertan en el objeto de una lucha por la riqueza y el poder”.
Según la periodista, docente y analista de temas internacionales Mabel González Bustelo, “el objetivo de tomar el poder es, en estos casos, secundario o inexistente, ya que el fin principal es mantener el control de esos recursos”.
Como todos los temas polémicos, el de los recursos naturales también levanta ampollas y provoca posturas diferentes. La escritora y activista a favor de los derechos de las mujeres Vandana Shiva considera que es “precisamente la liberalización del comercio, lo que está permitiendo a las corporaciones invadir el espacio ecológico de las comunidades locales, lo que desencadena conflictos”.
El investigador en el programa de Conflictos y Consolidación de la Paz Josep María Royo Aspa, afirma que “un elemento al que se le está prestando poca atención es (…) el de la privatización de [los recursos naturales] y la compraventa de recursos futuros con el objetivo de especular y obtener grandes beneficios”, lo que, a fin de cuentas, provoca una crisis mayor.
A su vez, el periodista ambiental y director de la página web www.ecoportal.net Ricardo Natalichio indicó en las XII Jornadas de Cooperación al Desarrollo de Castilla-La Mancha que “los derechos de nuestros pueblos se ven amenazados diariamente por la presión de las multinacionales en su afán de explotar y mercantilizar los recursos naturales, que en sus países de origen ya han sido devastados, se encuentran al borde del agotamiento o no son suficientes para abastecer la creciente demanda”.
Conflictos por países
Sí, esa es la realidad que nos ocupa pero a la que no solo hay que poner palabras sino también cara, darle forma. ¿Cuáles son entonces los conflictos actuales más importantes por la explotación de recursos naturales?
En Afganistán, la mayoría de las explotaciones están enfocadas a la construcción de oleoductos y gaseoductos en conexión con Pakistán para abrir una ruta “más directa hacia el Golfo Pérsico a través de Irán”, según el blog de Proyecto Matriz.
Dentro de los Estados que son ricos en petróleo y que o bien son explotados o bien se nutren de esa situación “privilegiada” se encuentran Irán, Irak o Pakistán. En estos casos concretos los conflictos que existen en la actualidad no están solamente motivados por la explotación de sus recursos sino que entran en juego otra serie de factores geoestratégicos y políticos.
La República Democrática del Congo (RDC) es uno de los países más grandes de África y, en cuanto a recursos naturales que puedan ser explotados, es uno de los más ricos del mundo. De entre todos los recursos que dispone, el coltán –una mezcla de minerales, columbita y tantalita, utilizado en la fabricación de algunos componentes electrónicos- es, quizá, el principal. El conflicto se mantiene desde hace años con Ruanda, principal beneficiario, por la ocupación de este país en el este de la RDC y por la expoliación y tráfico de este material, del que Afganistán posee el 80% de las reservas mundiales.
El conflicto en Sierra Leona se debe, principalmente, a que tanto las Fuerzas de Pacificación de los Países del África Occidental como los insurgentes del Consejo Revolucionario de las Fuerzas Armadas y el Frente Revolucionario Unido, quieren hacerse con el control del comercio de diamantes. En este tema una referencia interesante es la película “Diamantes de sangre”, dirigida por Edward Zwick.
Quedan decenas de países que han vivido, viven o pueden vivir un conflicto armado a causa de los recursos naturales. En Asia, Indonesia, de los principales exportadores de petróleo, estaño y caucho del mundo, cuenta con recursos como petróleo, gas natural, cobre u oro además de bosques de palma que son saqueados para obtener aceite o asolados para cultivos destinados al papel. Por su parte, Turkmenistán, a pesar de poseer importantes reservas de petróleo y de gas, destaca por sus principales recursos, que son los hidrocarburos y el algodón. En África Costa de Marfil es rico en petróleo, gas natural, diamantes, cobalto, bauxita o cobre y Burundi, uno de los diez países más pobres del mundo con el segundo Producto Interior Bruto per cápita más bajo, según el Banco Mundial, posee una de las reservas de níquel más grande del mundo además de tener cobalto, platino, tántalo, hierro, etc.
Comunidad internacional
A pesar de la implicación, cada vez mayor, de la comunidad internacional “no se ha logrado una definición de recursos del conflicto que permita una aproximación más coherente y sistemática a estos contextos”, asegura Bustelo. Naciones Unidas ha estudiado muchos de los casos y ha ido imponiendo sanciones y “estableciendo embargos sobre diamantes, petróleo, armas, etc.”, pero éstos “han tenido resultados desiguales”, puntualiza la periodista.
“Aparte de la ONU, otras instituciones, como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo o incluso el G-8, se han ocupado de los conflictos por recursos. Sin embargo queda mucho por hacer”, añade.
Pregunto
¿Están seguros de que las megarepresas hidroeléctricas son «energía renovable»????