Entrevistamos a Carmen Cabrillo, responsable del Programme Afrique del Servicio Capuchino para el Desarrollo (SERCADE) en Madrid.
PREGUNTA.- ¿Qué situación os estáis encontrado con respecto a la acogida de personas migrantes?
RESPUESTA.- La situación que nos estamos encontrando respecto a la acogida es grave, dramática, y básicamente es que la acogida es inexistente. Es inexistente cuando la gente acaba de llegar, la gente que está entrando por costa o la gente que sale de los CIEs, con lo cual la gente se queda en la calle. Entonces, ¿Qué es lo que nos estamos encontrando? Pues que hay gente que ha entrado, por ejemplo, el día 24, está dos o tres días en comisaría, en Motril, les dejan en la estación de autobuses y lo que tardan en llegar a Madrid. Nos encontramos con gente llegada a Madrid hace 4 días.

Un taller del SERCADE para subsaharianos.
P.- ¿Es normal? ¿Siempre hay tanto desborde por estas fechas o habéis notado un incremento con respecto a otros años?
R.- ¿Esto es normal? No. En todos los recursos y en todos los sitios el número de personas subsaharianas ha aumentado mucho y esta falta de reacción institucional no es normal. Antes, aunque lo veníamos denunciando y reclamábamos mejores plazas de acogida, unas plazas que fueran de más tiempo, de mayor calidad, con programas más integrales, fundamentalmente más tiempo, antes, como digo, al menos existían. ¿Qué es lo que nos hemos encontrado en estos últimos meses? Que se ha tomado la decisión de sólo acoger a la gente de que viene de los CETIS (Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes ubicados en Ceuta y Melilla) y la gente que entra por costa no. Entonces lo que sucede es que la gente llega mucho más deprisa y muchos son recién llegados a Madrid.
P.- ¿Qué carencias estáis detectando en la respuesta desde las instituciones?
R.- La carencia es total. Se ha decidido no acoger, no sé si utilizando este argumento tan tristemente clásico del conocido como “efecto llamada”. Como si no acoger vaya a suponer que alguien decida o no cruzar la frontera. Se han restringido las acogidas de la gente que entra por costa y no hay respuesta. Insisto en que la respuesta que había antes no es que fuera lo que nos gustaría. El programa de acogida es un programa que, básicamente, tiene previstos espacios para comer y dormir, con lo cual no está pensado ni mucho menos para una integración.
Pero ahora ya no estamos en ese punto, estamos reivindicando e intentando visibilizar que las personas migrantes que no encuentras acogida no se muera de frío en la calle. Y van llegando a los ayuntamientos del sur, que es por lo general por donde la gente llega, a Málaga, Motril, Tarifa, Algeciras… la gente está en calle y entre vecinos o, en algún caso, institucionalmente, les han pagado los billetes para que la gente fuera tirando hacia el norte, hacia donde quisieran o entendieran que había más posibilidades. Así llegan a Madrid, y en Madrid la respuesta del Ayuntamiento consiste en reconocer que esto no es su competencia, que no hay dinero y que están con las manos atadas. Que, como mucho, pueden intentar acceder a la “Campaña de Frío” para no quedar tirados en las calles por la noche.
“Campaña de Frío” son unos dispositivos pensados para que la gente que está en calle, el cual es un perfil específico y con problemáticas muy complejas y concretas, no se muera de frío en la calle durante los meses del invierno. Estos chicos, y digo chicos porque llegan pocas chicas, podrían llegar mujeres, pero llegan fundamentalmente hombres, pues estos chicos son derivados a las plazas de “Campaña de Frío” como única alternativa. No es un dispositivo pensado para ellos, de hecho es bastante nocivo para ellos ya que les confina nada más llegar a la ciudad en los espacios de marginalidad sin posibilidad de alternativa, pero además es una forma de pervertir todos los recursos y el fin para el que fueron creados. “Campaña de Frío” al final se llena de personas que no tendría que estar ahí, que por sus propias necesidades tendrían que tener previstas otras opciones.
Cuando las plazas se llenan, y pasa a diario, hay que seleccionar quién entra en “Campaña de Frío”. Actualmente estamos en ese punto, como si “Campaña de Frío” fuera algo maravilloso. Ahora resulta una suerte encontrar una plaza disponible para una noche en “Campaña de Frío” cuando antes era el último de todos los escalones. Cuando hay que seleccionar, la población migrante, joven y recién llegada no es considerada población vulnerable, porque los criterios de vulnerabilidad que tiene el SAMUR, que tiene la emergencia, tienen que ver con edad, salud, salud mental, consumo… Las vulnerabilidades que puede tener la población recién llegada, que puede tener que ver con no saber dónde están, el despiste inicial, no entender la lengua, todos los traumas que puedan venir acumulados, temas de salud, porque no les ha visto ningún médico… Todo eso no es considerado vulnerabilidad, con lo cual se quedan en la calle a la intemperie y sin ningún tipo de recurso.
P.- ¿Qué propuestas concretas y urgentes pueden ayudar a mejorar la situación de estas personas?
R.- Desde luego la principal es que el Ministerio acoja la gente está llegando. Que sea una acogida más integral, no sólo lo que se venía haciendo, pero por lo menos eso, y lo mismo a los en los ayuntamientos. El Ayuntamiento dice que esa no es su competencia, que es una competencia del Ministerio, pero la realidad es que una vez que llegan a Madrid son vecinos de esta ciudad, y es gente que está en tu ciudad durmiendo en la calle. Tiene que haber una respuesta. La realidad es que el Ayuntamiento de Madrid no tiene un centro de primera acogida, de acogida de emergencia para inmigrantes recién llegados. El centro pensado para eso tiene una lista de espera de, por lo menos, un mes y medio, con lo cual la gente tiene que ir a los albergues de personas sin hogar que siempre están super saturados y que además no responden al perfil de sus necesidades. Y, por último, la misma reclamación a la Iglesia y a las diferentes comunidades. Ante la no respuesta, la realidad es que hermanos duermen en la calle, hermanos recién llegados a quien tenemos la misión de acoger están en la calle. Se debieran abrir las iglesias, las parroquias, los locales y, quien quiera, sus casas. Tenemos que organizar redes de apoyo y redes de presión.
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