Previo a las pasadas navidades con el grupo de jóvenes que acompaño, hicimos una dinámica que consistía en escribir nuestra verdadera carta a los reyes, cosas que realmente necesitábamos cada una y cada uno para ser mejores personas, mejores cristian@s, más felices… más viv@s. Cosas que no caen del cielo, ¡hay que empezar haciendo!
Esta es mi carta, la mía, la de verdad, por si sirve…
20 de diciembre de 2009
Muy queridos reyes magos:
Os escribo este año después de muchos pasados sin dar señales… Aun así maravillosamente siempre os habéis hecho eco de aquello que esperaba y aparecían muchos regalos como por arte de magia, más bien por obra y gracia del dinero, que afortunadamente no falta en mi entorno…
En estas navidades me dirijo a vosotros con unas peticiones y deseos, podríamos decir algo particulares, a ver si con esto también hacéis “magia”.
Este año para mí quiero pedir alegría, mucha alegría, que no me falte cada día al levantarme, que cuando avancen las agujas del reloj no disminuya, sino que todavía le llegue un poquito a cada persona con la que comparta, con la que me cruce… al menos a través de una sonrisa, de miradas de verdad que salen del corazón…
Creo que también necesito un invento prodigioso que multiplique el tiempo, o mejor que fabrique minutos y segundos que pueda utilizar cuando me plazca… o que lo paralice para el resto y mientras yo pueda seguir haciendo muchas cosas… y descansar… Pero qué egoísta, si eso fuera posible os lo pediría para muchas otras personas que les vendría fantástico así podríamos tener más tiempo para las y los que nos quieren, tiempo de calidad, claro, de disfrutar, y por supuesto para quienes confían en nosotros, para los nadie y las nadie de Galeano, tiempo para acompañarlos, para pelear y trabajar juntos y juntas desde y en cualquier lado del mundo. Me temo que no existe tal cosa, habrá que esforzarse para gestionarse mejor, aprender a decir que no algunas veces y compensar nuestro estar y querer, con unos y otras…
Finalmente mi última petición es que no me olvide de que soy una pequeñita persona en las manos de Dios, y que todo es gracias a Él, quisiera ser instrumento, así me siento, pero no sé si llego a tanto, sea como fuere, que sea… pobre, débil y sencilla, y que descalza por la vida… , no me desvíe de este camino que he escogido, pero en el que me sé elegida y acompañada.
Bueno otra cosa más, tengo otro deseo, no es sólo para mí, a ver si se puede, deseo que este año cada persona reciba una caja con un montón de amor, amor para sí, amor para compartir… Seguro que nos espera un año mucho mejor, si el principal regalo que recibe este mundo es el AMOR..
PD: Unas botas marrones me vendrían bastante bien…