Corresponsabilidad en los cuidados: permisos iguales e intransferibles

Por Ángeles Briñón García*

 Las mujeres son las principales cuidadoras de la familia, esta es una realidad que no se puede negar. Son muchos los avances que se han producido, pero el rol de cuidadoras que la sociedad patriarcal les asignó en el pasado sigue siendo una pesada carga en la actualidad, y tiene consecuencias importantes para ellas, tanto en lo profesional como en lo personal.

Los estereotipos de género han sido y siguen siendo un condicionante para el desarrollo de las personas, principalmente de las mujeres que se han visto confinadas al espacio doméstico, limitando sus posibilidades profesionales y personales. El rol de cuidadoras tiene en la actualidad difícil justificación y es una tapadera para encubrir los déficits institucionales que la sociedad tiene para atender a las personas dependientes. Mientras recaigan sobre las mujeres las tareas de cuidado, las administraciones pueden obviar su obligación de prestar los servicios a los que tienen derecho todas las personas, sea cual sea su edad o capacidades funcionales. Es decir, las mujeres cuidan porque la sociedad se lo impone.

Las mujeres son discriminadas en el mercado laboral, cobran menos y tienen menos posibilidades de acceder a puestos de dirección y responsabilidad que los hombres. No importa que ellas estén más preparadas, ser mujer discrimina. Mientras el «trabajo de cuidar» recaiga casi en exclusiva en ellas, las mujeres verán mermadas sus posibilidades de empleo y promoción.

Padre e hijo. Foto: Thomas @ Flickr

Cuando se trata de la atención de niñas y niños al nacer, el cuidado de las criaturas recae casi en exclusiva en las madres y, como consecuencia, las empresas las ven como «menos disponibles» para el trabajo remunerado. La maternidad discrimina pero, incluso si decide no tener descendencia, una mujer será discriminada en el mercado laboral por el simple hecho de que pueda serlo, es lo que se llama «discriminación estadística». Cuidar de las criaturas al nacer es un derecho y un deber de madres y padres, pero la realidad es que los hombres se ven privados de este derecho porque la legislación actual no les da el mismo permiso que a las madres.

El martes 18 de octubre el Pleno del Congreso de los Diputados aprobó una Proposición no de Ley (PNL) que instaba al gobierno que ampliar el permiso de paternidad hasta igualar al de maternidad. La PNL propone que los permisos de maternidad/paternidad sean iguales, intransferibles y pagados al 100%. Esta propuesta la ha defendido desde hace once años la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles por Nacimiento y Adopción, PPiiNA, por considerar que mientras los cuidados no sean compartidos no se avanzará en igualdad.

La propuesta de la PPiiNA es ampliamente secundada por la sociedad y por los grupos parlamentarios que ya habían aprobado en 2012 una PNL instando al gobierno a igualar los permisos de maternidad y paternidad, declarando que existía una disfuncionalidad en la legislación al no conceder el mismo derecho a los padres que a las madres. La aprobación de la PNL en el Pleno del Congreso marca un punto de inflexión para que los permisos sean iguales, intransferibles y pagados al 100%. Ya no cabe marcha atrás, diputadas y diputados han admitido la importancia de esta medida, hay que comenzar a legislar.

Es importante aclarar por qué los permisos deber ser iguales, intransferibles y pagados al 100%.

Iguales. Porque es un derecho que, como los demás derechos, debe ser individual. Porque sólo cuando los hombres se ausenten del empleo el mismo tiempo que las mujeres, la discriminación por maternidad desaparecerá. Porque las criaturas tienen derecho a ser cuidadas desde el momento del nacimiento por sus dos progenitoras/es.

Intransferibles. Porque sólo de esta manera los padres se tomarán los permisos. Es un hecho que está sobradamente probado en todos los países en los que los permisos son transferibles: la transferibilidad es una trampa, que bajo la apariencia de la «libre elección» posibilita que las mujeres sean las que se tomen la parte transferible.

¿Por qué se toman las mujeres los permisos transferibles? Por un lado, los condicionantes sociales les indican el camino. Eres mujer, eres madre, debes cuidar de tus criaturas, ¿quién mejor que la madre para cuidar de un/a recién nacido/a? El salario de las mujeres es menor, la brecha salarial de género es una realidad que no podemos obviar. Los padres se ven condicionados por las empresas y por la sociedad para seguir en su papel de proveedores principales de la familia.

Pagados al 100%. Una vez más, la experiencia demuestra que sólo cuando los permisos de paternidad son pagados al 100% los hombres los cogen.

La corresponsabilidad en los cuidados en el momento del nacimiento será un importante avance social. Cuando los hombres se comprometan con el cuidado de niñas y niños estarán más concienciados de que cuidar de las personas dependientes es una labor de todas y todos. Las niñas que sean cuidadas por sus padres dejarán de pensar que es obligación suya cuidar y los niños aprenderán que ellos también pueden y deben cuidar.

Con la reforma que propone la PPiiNA se avanzará en un cambio social en el que el modelo de hombre sustentador/esposa dependiente dará paso a un modelo de sociedad diferente en el que cuando haya dos progenitoras/es sean sustentadoras/es y cuidadoras/es.

*Ángeles Briñón García es especialista en igualdad de oportunidades.

https://brizas.wordpress.com/

@angelesbrinon

 

 

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