Es lo que me ha dejado la visita del Papa a España, apenas unas horas en Santiago y Barcelona que han expresado su manipulación de las conciencias, su arte impecable para lanzar mentiras sociales y políticas con la mayor impunidad. Es de notar que entre tantos obispos y sacerdotes no había ninguna mujer Las horas que mantuvo la televisión pública emitiendo este acontecimiento son la manifestación de una enorme falta de respeto a otras religiones o creencias. El supuesto Estado laico ha doblado la rodilla ante la Iglesia de Roma. Y, sobre todo, la ostentación de poder. Las acusaciones torcidas de un agresivo laicismo en una España que se dice pero que no es a-confesional. De nada sirvieron las esperanzas económicas de negocios de empresarios, mercados y hostelería. Ya sabemos que el gasto fue excesivo con dinero de todos. Hubo mucho más vacío de masas de lo que se esperaba. ¿Dónde quedaba el mensaje evangélico de atención preferencial a los parados, los pobres, los emigrantes? Casi todo quedaba envuelto en una gran blasfemia, porque no se puede usar el nombre de Dios en vano.