En vuestro número de noviembre he podido leer el Informe sobre el Cambio Climático, el mayor problema que sufrimos ahora mismo como planeta y como seres humanos. Me ha parecido un reportaje muy interesante, incluso esperanzador. Sin embargo, días después de que llegara el alandar de noviembre a mis manos, llegaron también las conclusiones de la Conferencia sobre el Clima celebrada en Barcelona a principios de dicho mes, el último de los encuentros antes de Copenhague.
Decepcionantes, entristecedoras, preocupantes conclusiones. Los líderes mundiales han dejado todo para más adelante, postergando la toma de decisiones y la asunción de compromisos. Me indigna esta actitud de estos «gobernantes del mundo» –instigados a buen seguro por las multinacionales y grupos de poder–, dejando para mañana lo que pueden hacer hoy… lo que en realidad tendrían que haber hecho hace años.
Mientras tanto, nuestro pequeño planeta se destruye, se deforesta, se vuelve gris… y todavía nos sorprende que, en pleno noviembre, podamos ir por la calle con un simple jersey (aunque ya se vean las luces de Navidad). Nos la estamos jugando.
- Pasar de las tinieblas a la luz – Carta Abierta a la Conferencia Episcopal Española - 1 de febrero de 2022
- ¿Dónde estaban las mujeres de Greenpeace? - 13 de enero de 2022
- Sobre risas, fragilidades y respiraciones - 12 de enero de 2022