El pobre
Hace pocos domingos la lectura el evangelio nos recordaba que los pobres son bienaventurados y no hace tanto en reuniones y mítines nos han proclamado la importancia de los pobres, la centralidad del pueblo.
La verdad es que se trata de afirmaciones que suenan bien, sobre todo si se formulan así, utilizando un sustantivo colectivo y plural. Sin embargo, si se baja a los individuos, la cosa no es ya tan evidente. Los pobres son dignos, meritorios, merecedores de atención y ayuda. Pero el pobre suele ser engorroso, molesto, no raramente simulador o mentiroso. Frecuentarlo no nos ennoblece sino que nos desasosiega, nos aporta zozobra, nos complica la vida sin remedio.