Cristiano, periodista y de Carabanchel. La única demencia diagnosticada que tengo es mi afición al Club de Baloncesto Estudiantes aunque de la locura por el Evangelio tampoco ando muy bien. En la radio libre Onda Latina aprendí a hacer periodismo combativo e incendiario hasta que el médico se hartó de tratarme las quemaduras. Hice prácticas en Europa Press, donde me curtieron en los trucos básicos del oficio, pero me salieron callos y lo dejé. Pasé una época de promiscuidad periodística en la que llegué a colaborar con Integral, Ajoblanco o El Ciervo, sin llegar a dejar huella en ningún sitio, a mi pesar. En Noticias Obreras se me pasó el vértigo y me dan la terapia que me permite llegar a fin de mes y vivir más o menos cuerdo. Mi última hazaña, como pueden ver, ha sido engañar a los miembros del consejo de alandar para que me traten como a un amigo y me ayuden a convivir con mis delirios.
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