Por Diego Escribano

El autor, corresponsal español, se despidió de Estados Unidos con un viaje al sur. Un viaje con el objetivo de estar en el camino. Recuerda y nos recuerda a autores que viajaron antes. Nos acerca a lugares a ambos lados de la frontera que separa a México y Estados Unidos. Tierras pobladas antes de la creación de estos dos países. Territorios a los que intentan llegar los descendientes de los que perdieron una guerra. Lugares con nombres españoles y en las que hasta quienes vigilan la frontera hablan español.
Nos recuerda que mueren migrantes en el río que los separa y que existen tanto personas que desearían eliminar toda migración como jueces que desearían derribar muros legales que crean divisiones injustas. Recuerda que la comunidad hispana es ya la mayor minoría de un país en el que cada 31 de marzo se celebra el nacimiento de alguien que recordó hace décadas que sí, se puede. A pesar de esto se mantienen prejuicios. En el mismo país en el que existen localidades con el noventa por ciento de población hispana con números desproporcionados de militares, hay una persona que habla mejor el español que el inglés y, al mismo tiempo, se siente amenazada por quienes tratan de cruzar al lado en el que aspiran a ganar en un día lo que ganarían en un mes en una maquila.
Existen localidades con el noventa por ciento de población hispana con números desproporcionados de militares

El itinerario que nos propone pasa por lugares y, sobre todo, por historias. La de quienes cruzan la frontera para visitar las maquilas sin actividad sindical que poseen al otro lado y a quienes se quedaron en el intento, sin lograr atravesar un río de nombre variable. Nos acerca a la historia de quien, con veintidós años, trabaja doce horas al día por un salario ínfimo mientras otras personas tienen valiosas propiedades adquiridas con dinero de dudoso origen. A la de buenas samaritanas que ayudan a quienes tratan de atravesar el desierto. A la de un abogado, apadrinado por republicanos españoles, que denunció hasta su asesinato la impunidad de los secuestros, violaciones, torturas y asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez. A la de una periodista honesta que defiende, por incómodo que pueda ser para quienes se benefician de situaciones que generan sufrimiento y aunque pueda costar la vida, un periodismo comprometido con la verdad. O a la de un cura protestante que lidera un heterogéneo grupo de personas que defiende los derechos humanos. Por encima de las fronteras.
El rumor de la frontera. Viaje por el borde entre Estados Unidos y México
Alfonso Armada.
Con fotografías de Corina Arranz
Ed. Península. Colección Odiseas

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