Estamos ante un libro necesario que nos lleva a conocoer una realidad, más que olvidada, ocultada; desgarradora, asolada por las guerras sucesivas que vive la República Democrática del Congo desde 1994, narrada en primera persona. Nos muestra la terrible y brutal situación de las mujeres violadas (la violación como arma de guerra), a la vez que nos acerca a un hombre extraordinario, luchador, trabajador incansable, de una sensibilidad y bondad exquisitas, un hombre de ciencia, un hombre justo, de fe y esperanza: el doctor Denis Mukwege.

Nace en una familia pobre, hijo de un pastor evangélico pentecostal. Obtiene el diploma en medicina en 1983, iniciando su vida profesional en el hospital de Lemera, en el sur de Bukavu, capital de Kivu, al este del país. En 1984 consigue una beca de la Swedish Pentecostal Mission para especializarse en ginecología en la Universidad de Angers (Francia), donde funda la asociación Esther Solidarité France-Kivu para ayudar a su región de origen.
En 1999 funda el Hospital Panzi en Bukavu, donde continúa trabajando, especializado en el tratamiento de las mujeres violadas por las fuerzas rebeldes durante la Guerra de Kivu y posteriores conflictos armados. Ha tratado a miles de mujeres, algunas de ellas más de una vez, llegando a realizar hasta una decena de cirugías durante sus 18 horas diarias de trabajo. El Dr. Mukwege se ha convertido en el principal experto del mundo en la forma de reparar el daño físico interno causado por la violación en grupo.
En 2018 fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, junto con Nadia Murad, “por sus esfuerzos para erradicar la violencia sexual como arma de guerra”.

Mukwege introduce el libro enmarcando en su contexto los hechos que narra, para ir dando a conocer, al hilo de su propia biografía, la realidad abrumadora que viven muchas mujeres, al tiempo que descubre la fuerza, la esperanza y la resiliencia de aquellas que sanaron y ayudaron a reconstruir sus comunidades.
Feminista y activista por accidente
Describe cómo sus pacientes llegan al hospital, a veces desnudas y, por lo general, con sangrado y pérdida de orina y heces. En Panzi, el programa de cuidados holísticos comprende apoyo médico, psicológico, socioeconómico y jurídico, demostrando que, aunque el camino de la curación sea largo y difícil, las víctimas poseen el potencial para transformar su sufrimiento en poder, convirtiéndose en protagonistas de un cambio social. Con tal objetivo, Mukwege ha creado “Ciudad de la Alegría”, un centro de rehabilitación donde las mujeres son apoyadas para que retomen su destino en sus manos.
No se limita a su país. También denuncia la violencia que sufren las mujeres en otras zonas del mundo, nombrando las causas que dan lugar a los conflictos que están teniendo lugar en tantos países ante la indiferencia del mundo.