Ahora que se acerca el verano -y antes de que hagas más planes de vacaciones- aprovecho que me regalas unos minutos para invitarte a que conozcas una alternativa al turismo convencional; ese que hacemos habitualmente, a veces por costumbre, otras porque las agencias de viajes y los tour-operadores nos han seducido con sus propuestas o bien porque tenemos unos días para cambiar de aires; todo ello, claro está, para quien se lo pueda permitir.
[quote_right]El turismo sostenible o sustentable fomenta el equilibrio entre el medio ambiente, la sociedad y la economía del país[/quote_right]
La frase tan traída y llevada de que el turismo genera beneficios a quien lo recibe, queda en entredicho después de leer que en Hawái, tras convertirse en una atracción turística en la década de 1960, dos de sus ocho islas mayores acabaron siendo propiedad privada, lo mismo que el 70% de sus costas. Gran parte de la tierra destinada a la agricultura pasó a ser urbanizable. Los agricultores se convirtieron en albañiles o cambiaron al sector servicios y terminaron siendo parados cuando finalizó el boom de visitantes. Los alimentos se encarecieron. Las industrias locales no pudieron hacer frente a las grandes compañías y la mayoría del dinero se lo llevaron las empresas hoteleras extranjeras. Conclusión: Hawái colonizado, esquilmado, sin tantos beneficios como se creía, además del daño medioambiental ocasionado y la pérdida de los valores autóctonos.

FOTO SACHA GREEN
Frente a estas situaciones y otras de este tipo, surge el turismo sostenible o sustentable. Fomenta el equilibrio entre el medio ambiente, la sociedad y la economía del país. Si optas por él, encontrarás que el dinero que vas a desembolsar se reparte de la forma más equitativa posible entre los distintos agentes que lo acogen para una mejora de la economía local. Si quieres visitar lugares exóticos, lo harás, pero quédate con la tranquilidad de que tus tataranietos también podrán disfrutar de aquel espacio dentro de cien años porque se ponen los medios para evitar daños a las zonas naturales y los ecosistemas. Podrás disfrutar del patrimonio local sin verte acosado por las marcas de las multinacionales o, sencillamente, degustar las tradiciones culturales en estado puro sin que la gente de la región haya tenido que modificarlas para satisfacer los gustos de los clientes.
Con todo ello vas a hacer realidad dos de tus sueños: uno, poder viajar y otro, contribuir a que exista menos pobreza. Porque me imagino que a poca sensibilidad que tengas, te habrás hecho alguna vez la pregunta de cómo ayudar a quien tiene menos. Esta es una de las respuestas, ya que este tipo de viajes suele tener como destino países en vías de desarrollo.
Debemos tener claro de una vez que es insostenible el turismo masificado, sexual o controlado totalmente por alguien ajeno al país. Tanto las agencias de viajes como nosotros debemos reflexionar sobre la huella que dejamos cuando viajamos y nuestra responsabilidad con las personas y los lugares que visitamos.
Cada paso que damos, cada trayecto recorrido y cada viaje que realizamos genera unas consecuencias. Si queremos seguir manteniendo la tierra como un espacio habitable y hermanado, tendremos que optar por otras formas de turismo que se alejan del puro beneficio económico y se ajustan más al proyecto comunitario de Dios que respeta la diversidad socio-cultural.
jukaprieto@hotmail.com
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