Por Lucila Bergareche Blas*
Mañana, 25 de mayo, es el Día de África y aquí, en Zambia, donde me encuentro como voluntaria de larga duración de la ONGD SED, es fiesta nacional. Para mí, este día siempre ha sido un día de fiesta, de celebrar un África diferente, un momento para mostrar que África tiene otras caras, que no es solo pobreza y guerra, que África también significa hospitalidad, juventud, aprendizaje, esfuerzo y felicidad.
Sé que Kapuscinski decía que África no es un país, que no deberíamos generalizar, pero permitidme que hoy lo haga para ceder la palabra a algunos africanos, zambianos y zambianas, con los que comparto mi experiencia y de los que aprendo tanto cada día.
Entonces, ¿qué significa para un africano este día? Para Mr. Kaluba, profesor de carpintería del Centro de Formación St. Marcellin’s, es un día para recordar a los héroes africanos. En su caso, él recuerda a sus abuelos -que lucharon en la I y II Guerra Mundial- y a su padre, que luchó por la independencia de Zambia. Para otros, como el hermano marista Marriot o Mrs. Mulenga, es un momento para recordar la libertad después de la descolonización, un momento para “cuidarnos como africanos”.
Mrs. Mulenga, directora del colegio de primaria Twayuka de Chibote, suspira cuando le pregunto por los desafíos del continente y me contesta que son “demasiados”. Para ella, dos de los mayores impedimentos para implementar los derechos humanos en el continente son la cultura y las tradiciones: “lo estamos intentando pero nuestra cultura es diferente”. Me lo explica con dos ejemplos: el primero de ellos tiene que ver con el acceso a la sanidad y es que en áreas rurales sigue habiendo personas que rechazan las vacunas o un tratamiento porque no creen en ello pero sí, en cambio, siguen creyendo en la medicina tradicional. En el segundo ejemplo, el derecho a la educación tiene que luchar contra las tradiciones de los matrimonios concertados o los embarazos adolescentes. En este colegio existen dos casos de alumnas que son madres, a la hora del recreo se les permite ir a casa para amamantar a los bebés, de este modo no tienen que dejar su educación por el hecho de ser madres, lo cual les permitirá ofrecer un futuro mejor para sus hijos.
[quote_right]La población de África sueña con que la percepción desde fuera cambie, que no vean solo un continente pobre.[/quote_right]
Los hermanos maristas Golden y David, profesores en la escuela de secundaria Marcelino Champagnat, hablan del problema de la distribución de los recursos naturales africanos. Por ejemplo, la región donde nos encontramos (Copperbelt, “el cinturón de cobre”), es muy rica en este mineral, pero se quejan de no tener las fábricas y maquinaria necesarias para procesarlo.
Para Mr. Kaluba es un logro el poder vivir en democracia y ser libres políticamente, “aunque económicamente no podamos ser independientes”. Reflexiona también sobre la necesidad de mejora en el empleo de los jóvenes y las diferencias salariales que existen. Todos ellos están de acuerdo en que se ha avanzado, pero queda todavía mucho por hacer.
¿Y sobre los sueños? ¿Cuáles son los sueños de un africano para su continente? Aquí os dejo alguno de ellos: un desarrollo sostenible donde la democracia y los derechos humanos se respeten en cada rincón de África. Un lugar mejor para todo el mundo donde vivir. Que la percepción desde fuera cambie, que no vean solo un continente pobre. Un África más industrializada. Un continente unido donde seamos uno. Un África libre.
¿Cuál es el vuestro?
*Lucila Bergareche Blas es voluntaria de larga duración de la ONGD SED y lectora de alandar
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