Proyecto de educación integral y familiar en Guatemala

Guatemala es uno de los países más peligrosos del mundo y también uno de los más desconocidos. Alrededor de 700 feminicidios al año en una población que no llega a los 17 millones de habitantes avala la primera afirmación. Y en cuanto a la segunda, ¿quién habla de Guatemala?, ¿quién sabe lo que allá está ocurriendo?

La quema de la embajada española en 1980 tuvo una repercusión internacional y favoreció el premio Nobel de la Paz a Rigoberta Menchú en 1992. También estuvo en el origen de una pequeña ONG, Unión Solidaria (UNIS) que trabajó durante veintiocho años a favor de este país y de su población pobre.

En la línea de algunos proyectos de UNIS, se puso en marcha hace diez años el que ahora queremos presentar.

Educación familiar en Guatemala

Algunas de las personas participantes del proyecto en Guatemala.

Ciudad Quetzal

Situada a unos 15 kilómetros de la capital Guatemala, Ciudad Quetzal es una aglomeración de casas, infraviviendas y chabolas de unos  160.000              habitantes, en su mayor parte sin agua corriente, sin desagües, sin los mínimos servicios urbanos. Se formó con poblaciones campesinas que huían de la guerra y que fueron formando allí su precario asentamiento, a veces en barrancos. En Ciudad Quetzal UNIS había realizado algunos proyectos –de vivienda, de construcción de cisternas, un parque ecológico- y un grupo de voluntarios españoles que había visitado el país decidió poner en marcha un proyecto de becas de estudio.

Formar ciudadanos

Durante años, una pregunta ha ocupado la reflexión de las personas y grupos interesados en Guatemala: ¿a qué tienen que servir las acciones y los proyectos?, ¿qué objetivos se deben buscar?  Durante el largo tiempo de la guerra, el objetivo fue hacer un trabajo de denuncia de unas matanzas de las que los medios no daban ninguna noticia.  Cuando en 1996 llegaron los Acuerdos de Paz se pensó que el trabajo político y de información correspondía a los guatemaltecos pero que este no tendría ninguna posibilidad si no iba creciendo y consolidándose una conciencia ciudadana. Había que ir formando ciudadanos conscientes, informados y libres que tomasen en mano el destino de su pueblo. En esa línea va el proyecto que quiere reflejar este reportaje.

Becas de apoyo al estudio

Como se anuncia en su nombre, se trata de financiar becas. Con el importe de una beca se cubren los gastos de educación del niño o niña (útiles escolares, uniforme, inscripción…) y además se apoya a la familia con víveres, con bolsas de comida. Pero hay algo más y en eso consiste la originalidad del proyecto: se trata de becas “condicionadas”. Las familias beneficiadas deben acudir obligatoriamente a los talleres y encuentros que se organizan. De esta manera no solo se forma al niño o niña becado, sino a toda la familia.

Es verdad que esto no se consolidó sin resistencias, sobre todo por parte de los hombres (“si se creen esos blanquitos que porque nos dan comida nos van a mandar…”) pero la regla se ha mantenido sin excepciones. Hasta en algún caso, con gran tristeza de los organizadores, algún niño perdió la beca por la falta de asistencia de los padres. Con el tiempo, sin embargo, los cursos han dejado de ser una obligación para convertirse en una tarea valorada y en la que se participa con entusiasmo.

La organización y gestión del proyecto corre a cargo de dos grupos de guatemaltecas, la Cooperativa El Esfuerzo y Assume, unas mujeres generosas, solidarias y heroicas. En un país en que los activistas están siempre en peligro, el primer presidente de la cooperativa fue desaparecido y su sucesora, amenazada,  tuvo que huir con toda su familia a otra parte del país. Todo su trabajo es voluntario, de modo que el proyecto no tiene gastos de gestión. Así pues, el dinero que aportan los padrinos y madrinas (así se llama a quien sufraga una beca) va íntegramente al proyecto. Su importe es de 360 euros al año.

Objetivos conseguidos

Tras más de 20 años de apoyo a la educación crítica en Guatemala, se ha podido constatar  cómo a través de este tipo de “becas “condicionadas” están saliendo alumnos y familias más conscientes,  informadas,  sensibles y comprometidos con el cambio social.

Como antes se decía, padres y madres que inicialmente iban obligados a los talleres, ahora se sienten entusiasmados tras obtener por primera vez en su vida formación en política, derechos humanos, ecología, igualdad, relaciones sanas, economía. Se han podido constatar significativos cambios de hábitos y de percepción de su realidad vulnerable y marginal. Igualmente se ha comprobado cómo las mujeres se han empoderado y han salido de su silencio y sumisión.

Una anécdota puede corroborarlo. En varias ocasiones padrinos y madrinas han viajado a Guatemala para visitar el proyecto.  En una reunión después de uno de esos viajes uno de ellos comentaba: “Es que las mujeres guatemaltecas apenas hablan”. Alguien le contestó: “¿Cómo que no? Hablan muchísimo”. Es que entre el viaje del primero y del segundo había cuatro años de diferencia. Uno y otro comentario reflejaban el cambio experimentado en ese tiempo.

Y un suceso reciente. Una familia becada escribe a su madrina para comunicarle que renuncia a la beca. La abuela les ha ofrecido hacerse cargo de los estudios de la hija. En la carta la niña dice: “Estoy enormemente agradecida por el beneficio que han traído a mi familia” y la madre añade: “Hay que ser sinceros y justos para mí tanto como para usted y Assume. Los colaboradores de Assume son unas grandes personas que nos enseñaron a valorar lo que tenemos”.

No solamente hay cursos: desde el proyecto se han hecho muchas otras actividades, cada vez más participadas por los padres. En la primera excursión organizada para que niños criados en el polvo de las calles pudieran ver que Guatemala es un país de bosques, los padres, temerosos de la violencia, exigieron el acompañamiento de la policía. Ahora las organizan y acompañan ellos mismos.

Unos datos finales

Se puede becar a un niño o niña en Guatemala, propiciar espacios de difusión y sensibilidad en España, incluso apoyar puntualmente para que las mujeres de Assume puedan hacer frente a los gastos de mantenimiento de la sede donde atienden, refuerzan y dan formación a las familias de los becados.

En España los padrinos y madrinas dan su aportación a la ONG de los dominicos Acción Verapaz,  quien reenvía ese dinero a Guatemala a la Asociación Assume. Su teléfono es 910247166.

Carlos F. Barberá
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