“Nuestra realidad es tan dura que sólo desde la sátira podemos denunciarla y acuerparla juntas”

Nos hicieron vibrar en esta edición de los Premios Alandar como llevan haciendo vibrar la lucha por las trabajadoras de cuidados desde hace años. Con contundencia en su denuncia pero con la alegría y el desparpajo que caracteriza a su lucha, las integrantes de Territorio Doméstico responden a nuestras preguntas su experiencia, sus estrategias, su lucha… su vida.

por Pepa Moleón

Las mujeres de Territorio Doméstico sosteniendo una pancarta durante la entrega del Premio Alandar. Foto: Álvaro Mota

Desde la lástima nada, desde la dignidad todo. Así de rotundas se presentan las ganadoras del premio Alandar Cultural 2019. Territorio Doméstico, un colectivo de mujeres de diferentes procedencias, celebraron en marzo pasado trece años de encuentro, cuidados  y lucha.

Encuentro entre ellas y lucha para canalizar sus reivindicaciones como mujeres trabajadoras que se han hecho cargo en las últimas décadas, con tantas otras, del cuidado de nuestros mayores, de nuestros hijos, de nuestros hogares…

Ha sido un premio de reconocimiento a su trabajo, a sus reivindicaciones y a sus estrategias de lucha ya que, como ellas mismas nos han dicho, “a veces nuestra realidad es tan dura que sólo desde el humor y la sátira podemos denunciarla públicamente y acuerparla juntas”.

Una vez recibido el Premio Alandar 2019, nos han contado…

¿Cómo surge Territorio Doméstico? ¿Quiénes lo conformáis y por qué? Nos importan  vuestros nombres, nacionalidades…

Nacemos como colectivo hace 13 años en Lavapiés, bajo el paraguas de la Casa pública de Mujeres la Escalera Caracola, a partir de un encuentro de distintos grupos de mujeres migrantes, autóctonas y feministas que reivindicamos la visibilización de los cuidados, su reorganización social y los derechos de las empleadas de hogar desde la perspectiva de la economía feminista.

Lo formamos mujeres transfronterizas porque quienes constituimos Territorio Doméstico somos expertas en desafiar dificultades y fronteras, visibles e invisibles.

Somos compañeras dominicanas, como Rafaela o Juliana, colombianas como Aleyda o Iris, ecuatorianas como Margarita o Amalia, bolivianas como Carolina, marroquíes como Latifa, banglas como Sumi, argentinas como María Alicia o Paula y españolas como Maite, Pepa o Teresa… Desde nuestro origen estamos vinculadas a los movimientos sociales y al movimiento feminista, y este cruce de fuerzas nos hace más poderosas para combatir la precariedad y  luchar contra las fronteras y el capitalismo patriarcal.

El lema con el que empezamos a visibilizar nuestra lucha como trabajadoras de hogar y cuidados es “porque sin nosotras no se mueve el mundo“ y, por eso, nuestro logo son dos mujeres moviendo un complejo engranaje. Nos gusta también presentarnos como las protagonistas de las cadenas globales de cuidados y por eso hablamos siempre en primera persona.

Iniciamos nuestra lucha reivindicando el cambio del régimen especial al régimen general y seguimos luchando por no ser un sistema especial dentro del mismo, sin derecho a la prestación por desempleo y con salarios de miseria.

¿Por qué vuestro nombre?.

Nos llevó mucho tiempo encontrar y decidir un nombre; fue todo un proceso colectivo. Al final decidimos Territorio Doméstico para significar que todo espacio puede ser un lugar de transformación, un lugar que se puede politizar en la lucha por los derechos, incluso lugares tan privados como los hogares donde trabajamos y, desde ahí, organizarnos y visibilizar las situaciones de precariedad y explotación que vivimos. 

Una de las estrategias del colectivo es acuerpar las luchas… ¿En qué consiste eso? Y tomar las calles, ¿cómo y por qué?

Nuestra metodología consiste en “politizar las ollas, los delantales y las calles y acuerpar las luchas”porque todo lo que reivindicamos y proponemos pasa por nuestros cuerpos, por la materialidad de la vida y de nuestras propias vidas.

Por esopotenciamos el cuidado mutuo y el autocuidado en las luchas.Nos sabemos y reconocemosposeedoras de saberes, acumulados para ser compartidos y todos son válidos; por eso la escucha y el respeto a los diferentes procesos y que cada una encuentre su lugar en el colectivo es fundamental para nosotras al igual que tomar las calles con nuestras reivindicaciones de forma  alegre y divertida.

A veces nuestra realidad es tan dura que sólo desde el humor y la sátira podemos denunciarla públicamente y acuerparla juntas, es decir pasar de lo individual a lo colectivo. También por eso nuestra forma de tomar las calles y visibilizar nuestras luchas es performances, teatrillos, pasarelas de la precariedad, flashmob… 

Acuerpar las luchas para nosotras es también hacerlo con las redes de mujeres, especialmente las de luchas migrantes. Estamos convencidas que ninguna mujer es ilegal y sabemos bien que sin nosotras no se mueve el mundo…

Tenemos claro el mundo que no queremos: no queremos mover la rueda del capital ni sus intereses, ni la rueda del patriarcado que legitima la feminización de la pobreza y la violencia contra las mujeres. Queremos una economía que ponga en el centro el cuidado y el derecho a tener vidas que merezca  la pena ser vividas.

¿Cómo se gesta y realiza el CD «Porque sin nosotras no se mueve el mundo«?

Desde la primera manifestación que organizamos en Madrid junto con otros colectivos de trabajadoras de hogar y cuidados hace 10 años, la canción y el performance fue para nosotras nuestra forma de expresión.

Las canciones eran como nuestro kit de guerrilla, casi siempre con ritmos latinos. Siempre soñamos con grabarlas en un CD, pero nos parecía imposible. Sin embargo, hay que tener cuidado con lo que se sueña, porque se puede conseguir, y así fue gracias a la Fundación Rosa de Luxemburgo que se entusiasmó con el proyecto y nos ofreció una subvención para ello. El disco no se pueden vender pero se puede escuchar en Territorio Domestico m.soundcloud.com.

En vuestros trabajos, como profesionales de los cuidados con diferentes colectivos, ¿con qué tipo de problemas soléis encontraros?

Desde que iniciamos esta lucha algunas de nuestras condiciones han mejorado legalmente aunque de forma insuficiente.

Seguimos siendo un sector devaluado e invisibilizado y con una clara exclusión de derechos respecto a otros trabajadores y trabajadoras por ser un trabajo que, históricamente, hemos hecho las mujeres y actualmente de forma mayoritaria las mujeres migrantes.

Es un sector que se nutre en gran parte de las compañeras sin papeles y, por tanto, se mantiene en la economía sumergida. Vivimos una gran precarización y explotación en cuanto a salarios, descansos, incumplimiento de contratos o inexistencia de los mismos.

Especialmente graves son los distintostipos de acosos que sufrimos en el sector: acosos de tipo moral (insultos, aislamiento, maltrato psicológico), laboral (engaños sobre condiciones laborales, carencia de espacio en la casa para descansar, trato humillante) y, demasiado frecuentemente,  xenófobo, racista y, por último, el acoso sexual.

Otra cuestión muy grave es la situación de las internas que están sometidas a una gran vulneración de derechos: imposibilidad de conciliar vida familiar y vida laboral, despidos improcedentes o desistimientos sin finiquito y sin indemnización, falta de respeto a la intimidad o ausencia de una habitación propia para descansar, negación de permisos para ir al médico o poder atender a situaciones personales o familiares, ausencia de horas de descanso, etc.

¿Cuáles son, en este momento, vuestras reivindicaciones más importantes?

Junto con otros colectivos de trabajadoras de hogar del Estado español hemos tenido varias reuniones con el gobierno y con sindicatos presentando nuestras demandas. Las más importantes son la equiparación de derechos laborales y protección social para las trabajadoras de hogar y de cuidados (incluida la prestación por desempleo, la cotización por salarios reales e iguales condiciones para el cálculo de las pensiones), con reconocimiento pleno en el Estatuto de los Trabajadores e integración completa en el Régimen General de la Seguridad Social.

También la ratificación del Convenio 189 de la OIT sobre trabajo decente para las trabajadoras y trabajadores domésticos, acompañada de su incorporación efectiva en la normativa interna, estableciendo plazos concretos para su aplicación y respaldada con la dotación presupuestaria necesaria para que pueda implementarse.

Buscamos unas políticas públicas que garanticen los cuidados como derecho básico universal.

Buscamos unas políticas públicas que garanticen los cuidados como derecho básico universal, que apliquen medidas concretas para integrar los costes de los cuidados en el domicilio como prestaciones del sistema público de atención a la dependencia, favoreciendo empleos de calidad.

Y, por último, exigimos el reconocimiento de los derechos fundamentales de las personas migrantes, muchas de las cuales cubren con sus contrataciones baratas y flexibles ámbitos laborales, como el del hogar y cuidados, gracias a una ley de extranjería que condena a la clandestinidad y a la exclusión.

Sueños, deseos…

Tenemos muchos… Por ejemplo, conseguir jubilaciones justas y que las compañeras no tengan que estar trabajando hasta los 70 años (como muchas lo están haciendo) para tener cotizaciones suficientes y poder hacerlo antes.  O que nunca más se vuelvan a dar situaciones como las de Ninfa, que después de estar 15 años trabajando en una casa cuidando a una persona mayor la despidieron sin previo aviso, le pusieron la maleta en la calle y querían que firmara un finiquito de 800 €. O la situación de Isabel, a la que despidieron por estar de baja por enfermedad. Soñamos con tener una red estatal fuerte de organizaciones de trabajadoras en todo el Estado e, incluso, llegar a formar un sindicato propio en el que nos podamos representar nosotras mismas y no tengamos que cantar nunca más en las manifestaciones “se acabó, se acabó la esclavitud”.

Soñamos tambiéncon crear cooperativas donde nosotras seamos las dueñas de nuestro propio trabajo.

Pero ahora, un sueño muy inmediato que tenemos y que vamos a poner en marcha este curso, es  la creación de una escuela de formación política de las trabajadoras de hogar, que vamos a hacer realidad juntamente con el colectivo Senda de Cuidados.       

Muchas gracias, Territorias. Ojalá se cumplan muchos de esos sueños. Desde Alandar, estaremos pendientes de ellos para compartirlos con todos nuestros lectores y nuestras lectoras.

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