Política decente = Trabajo digno.

La HOAC celebra todos los años su día y suele ser en el mes de mayo. Este año, la celebración, al hilo de la campaña que venimos desarrollando de “Trabajo digno para una sociedad decente”, se ha centrado en el mensaje: “Para un trabajo digno una política decente”.

Ilustración Pepe EstudioJA

Este año se pretende profundizar y hacer caer en la cuenta de cómo la lógica política dominante ha supuesto de hecho el incremento de la precarización y empobrecimiento de los trabajadores y trabajadoras. Esta lógica contribuye a limitar el sentido del trabajo humano y está minando de hecho la identidad social y política de la persona trabajadora. Por eso es necesaria una cultura política que afronte un doble desafío. Por un lado, recuperar la vivencia de la política como algo propio del ser humano. Por otro, recuperar la capacidad de decisión sobre los problemas que nos afectan a la sociedad, ya que esta capacidad ha sido secuestrada por los poderes económicos.

Ante la crisis actual vamos a necesitar aunar esfuerzos y fomentar políticas encaminadas a atender a los más empobrecidos, evitar la precarización y promover un empleo digno para construir entre todos una sociedad decente.

Cultura del encuentro

Esta reflexión pretende ser una aportación a la cultura del encuentro que promueve el papa Francisco, para hacer posible un trabajo digno en una sociedad decente. Es una propuesta que ayuda a orientar políticas que piensen el trabajo desde una clave liberadora, que permitan una vida plena en la que desarrollar todas las dimensiones personales y sociales del ser humano y responder al reto de la crisis socio-ambiental que afecta a la humanidad.

El Papa Francisco nos recuerda en Evangelii Gaudium: «¡Cuántas palabras se han vuelto molestas para este sistema! Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia» (EV203). Parece que también en este tiempo de dolor y sufrimiento, se debe hablar de trabajo digno.

También Francisco, haciendo referencia al diálogo entre política y la economía señala: «La política y la economía tienden a culparse mutuamente por lo que se refiere a la pobreza y a la degradación del ambiente. Pero lo que se espera es que reconozcan sus propios errores y encuentren formas de interacción orientadas al bien común. Mientras unos se desesperan sólo por el rédito económico y otros se obsesionan sólo por conservar o acrecentar el poder, lo que tenemos son guerras o acuerdos espurios donde lo que menos interesa a las dos partes es preservar el ambiente y cuidar a los más débiles. Aquí también vale que «la unidad es superior al conflicto» (Laudato si’, LS 198).

Y, desde la convicción de que es necesaria una nueva cultura política que ponga en el centro a las personas y su dignidad, y así recuperar la capacidad de decisión sobre los problemas que nos afectan a la sociedad, porque esta capacidad ha sido “secuestrada por los poderes económicos”, la Hoac ha publicado en estos días, el Cuaderno 19 ‘Política y políticas para un trabajo digno’, donde realizamos una serie de propuestas liberadoras que acaben con la subordinación del trabajo humano al capital.

Os invito a que lo leáis y a que dialoguemos sobre su contenido, necesario para estos tiempos de cierta oscuridad.                

Manolo Copé escribe su Evangelio de un Sindicalista, comentando su experiencia en CCOO
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