Crecen las Revueltas, construyendo igualdad

El mes de marzo es, desde hace unos años, un mes especial para las mujeres que formamos la Revuelta de Mujeres en la Iglesia y Alcem la Veu: se trata de un mes cargado de reivindicación y celebraciones Culminó con el II Encuentro estatal de representantes de sendos movimientos.

El mes comenzaba con los preparativos de las concentraciones del 5 y 12 de marzo ante las catedrales e iglesias de 24 ciudades españolas. El motivo, no es sólo pedir la igualdad para las mujeres dentro de la Iglesia, sino el retorno a los orígenes, a la comunidad de iguales de los seguidores de Jesús de Nazareth, siempre “en salida”, siempre “en acogida”, siempre al lado de las personas más vulnerables.  Nos sentimos convocadas por la Ruah y, por ello, nuestras concentraciones no son sólo acciones reivindicativas, sino también momentos de celebración y de oración.

La Revuelta de Mujeres exige igualdad para las mujeres dentro de la Iglesia y una vuelta a los orígenes de la comunidad de Jesús.

Por supuesto, junto a la sociedad civil participamos también, como Revuelta, en las distintas manifestaciones convocadas el 8M por el movimiento feminista.

Asimismo, en torno a esta fecha vivimos un momento especial y emocionante en la entrega del premio Fernando de los Ríos por parte de la Corriente Cristianos Socialistas del PSOE, a la Revuelta de Mujeres en la Iglesia y Alcem la Veu en reconocimiento a su lucha por la igualdad y la dignidad de las mujeres en la Iglesia.

Hemos organizado conversatorios sobre abusos y violencia en la Iglesia, talleres de teología feminista, la presentación del libro de la Revueltaen diferentes lugares de la geografía española y hemos llevado nuestra exposición “Herstóricas: Mujeres Audaces de la Iglesia” a distintos centros educativos y parroquias.

Estamos felices y agradecidas por el impulso que está tomando la Revuelta de Mujeres en la Iglesia y Alcem la Veu en muy poco tiempo. Lo vivimos como un momento de crecimiento que aprovechamos para profundizar en nuestras raíces, nutrir y airear la tierra, mimar, cuidar, regar… para que esos pequeños brotes que nos van anunciando una posible primavera se conviertan en fruto fecundo para nuestra Iglesia y nuestro mundo.

Por esta experiencia y el camino recorrido queríamos que culminase marzo con el II Encuentro Estatal de Representantes de la Revuelta, una ocasión de encontrarnos mujeres representantes de las Revueltas ya activas en todo el Estado español y algunas nacientes para “acuerpar rebeldías y propuestas como red estatal”, agradecer el camino recorrido y abrirnos al futuro.

Comenzamos el Encuentro con una celebración en la que recordamos nuestros orígenes, reconociéndonos descendientes y herederas de todas aquellas mujeres que, a lo largo de la historia, han sido maestras y transmisoras de la fe y del amor de Dios, muchas de ellas olvidadas durante siglos y redescubiertas en los últimos años gracias al trabajo incansable de teólogas feministas, empeñadas en devolvernos su memoria. Con la mirada en ellas, dedicamos un primer momento de puesta en común a contar la trayectoria de cada una de las Revueltas locales de las 18 ciudades representadas en el Encuentro.

Activamos energías con una oración ante el sepulcro, anticipando la Resurrección, como signo de nuestro sueño de renovar y resucitar la Iglesia.

Analizamos los datos de una encuesta realizada hace unos meses entre todas las mujeres de las diferentes Revueltas y Alcem la Veu, valorando nuestros puntos fuertes y también aquellos en los que debemos crecer y reforzar nuestra reflexión y acción a fin de obtener las propuestas que se presentarían en la asamblea.

Participamos en un encuentro digital con las mujeres del grupo de habla hispana del Catholic Women’s Council (CWC). Fue realmente emocionante sentirnos, una vez más, unidas y parte del clamor de tantas mujeres repartidas por todo el mundo.

En la asamblea se puso en evidencia el compromiso y la sororidad que nos une, muy por encima de lo que nos diferencia, que sirvió para comenzar a definir las líneas de trabajo del próximo año.

El domingo terminamos el encuentro con una celebración de la Palabra y la Vida, donde estuvo presente el AGUA, como símbolo de sororidad; la TIERRA, como símbolo de fecundidad; la LUZ, como símbolo de sabiduría y amor y el VIENTO como símbolo de la palabra y la voz de las mujeres.

Junto a los momentos de trabajo y oración, fueron muy especiales los momentos de encuentro en las comidas; mezcladas en las mesas las distintas delegaciones tuvimos ocasión de conocernos más y compartir la vida.

Ha sido un regalo encontrarnos de nuevo, renovar nuestra esperanza y deseo de seguir adelante, reconociéndonos en las realidades de los distintos territorios que han estado representados.

Agradecidas y fortalecidas por este encuentro, abrimos una nueva etapa: nuestra primera misión será transmitir en las Revueltas de origen lo vivido y acordado. Al tiempo, seguimos trabajando y viviendo hasta que la igualdad se haga costumbre en la Iglesia.

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