Acabamos de pasar el verano, pero todavía muchas y muchos no han disfrutado de sus vacaciones, sin contar aquellos que aprovechan las fechas fuera de los periodos vacacionales para organizar sus viajes. Para todo ellos este artículo puede ser bien interesante.
La posibilidad de viajar, en el inconsciente colectivo, aun está asociado a tener dinero. Los viajeros con escaso presupuesto pero deseosos de conocer a gente local y que te ofrezca su casa para alojarte sin pagar ni un euro tienen nuevas ocasiones.
Gracias a Internet, más de 250.000 jóvenes en 200 países organizan sus vacaciones a través de www.couchsurfing.com y www.hospitalityclub.org, dos redes sociales sin ánimo de lucro que conectan a viajeros de todo el mundo con aquellos dispuestos a ofrecerles un lugar donde dormir. Couchsurfing (surfeo de sofás, en su traducción del inglés), nacida en el 2004, es la más joven de las dos comunidades y cuenta con más de 100.000 usuarios dispuestos a viajar de modo austero y sin complicaciones, pero a la vez a hospedar del mismo modo a quienes lo pidan. La segunda comunidad, nacida en el 2000, cuenta con 170.000 personas en todo el mundo.
Lo mejor de este sistema es que te permite conocer el país o la ciudad que se visita desde dentro, a través de los habitantes locales, lo cual es un lujo que ni el mejor de los hoteles te ofrece. Es cierto que requiere ser flexible y no demasiado exigente. El que no puede viajar sin tener el baño en la habitación, mejor que ni lo intente.
También la acogida sin complicaciones es un regalo estupendo. A menudo pensamos que porque no tenemos una habitación para huéspedes no podemos hospedar a nadie. Saber que es suficiente un sofá (si el que viene está de acuerdo) te tranquiliza y te permite encontrar viajeros de lo más diversos, con experiencias interesantes y en general con una mentalidad abierta. Es normal que se conecte enseguida entre couchsurfers, porque hay ciertos aspectos que se comparten ya desde el principio. Algunos han hospedado a tanta gente que han perdido la cuenta, otros tienen un libro de visitas con fotos y todo.
Viajar con lo puesto utilizando estas redes sociales es simple: basta con construir un perfil personal, incluyendo una foto, aficiones, manías, etc. Ambas disponen de un servicio de correos electrónico con el que enviar y recibir peticiones y medidas de seguridad para evitar malas experiencias. En Couchsurfing se puede puntuar a los usuarios (tanto al que acoge como al que viaja) y comentar cómo ha sido la convivencia, mientras en HospitalityClub los viajeros están obligados a enseñar el pasaporte. En ambos casos hay que escribir pidiendo ser acogidos y esperar la confirmación de la disponibilidad. No es posible presentarse en la puerta para que te acojan sin avisar (algo obvio, pero nunca se sabe…).
Muchos usuarios de este modo de viajar dicen que incluso si pudieran permitirse ir a un hotel, prefieren seguir viajando de esta manera. La calidad del viaje es radicalmente distinta.