Alumbrar a quien alumbra

Matrona durante trece años en tres Zonas Básicas de salud de la provincia de León: Valencia de D. Juan, Valderas y Santa María del Páramo, me lleva hoy a compartir con todos vosotros/as, lectores y lectoras de alandar, estos años de auténtico KAIRÓS.

“EDUCACIÓN MATERNAL”, así se llamaban las clases que yo impartía a las embarazadas, y alguna vez, sólo alguna vez, acompañadas de sus maridos o de sus parejas.

Si Platón decía del proceso y hecho de educar que era “Dar al cuerpo y al alma toda la belleza y perfección de que son susceptibles”, creo que en mi forma de aproximación a esa maravilla que es el que un ser humano engendre a otro ser humano, me situaría muy bien en ésa definición. Dar toda la belleza y perfección a la mujer: mujer embarazada, portadora de un ser humano al que siente , al que escucha y el que siente y escucha a su vez a su madre.

También quiero hacer mía esta otra definición de Alfonso X el Sabio sobre la educación. “Facer que los fijos vengan a acabamiento de ser homes “. Facer, sí, que esas futuras mamás, mamás ya desde la concepción y durante esos 240 días del embarazo, ayuden con sus caricias, con la música y con el diálogo, al nacimiento de un bebé envuelto en ternura, belleza y humanidad. Ayuden también con una calidad de vida en la alimentación y hábitos de vida sanos.

Mucho, mucho se habla hoy en día de parto natural, parto en casa, parto en el agua, haptonomía, presencia de los maridos/parejas en el parto, y del canto prenatal. Humanización del nacimiento.

Todas estas reflexiones y aprendizaje me han llevado a recordar mis once años de matrona en Africa, Camerún, en un momento en el que solo el tam-tam anunciaba el nacimiento de un niño. Sin oxitocina ni epidural llegaban al mundo preciosos niños africanos.

De ese entonces tengo la convicción de que la escucha, la cercanía, coger sus manos entre las mías, relajarnos, respirar son primordiales. Brindar herramientas para controlar el dolor, que es evidente que existe, es humanización del nacimiento. Vivir de forma consciente y armónica ese momento, esas horas, tiene que ver con nacimiento sin violencia .

RE-ENCONTRAR la ciencia del acompañamiento me parece ser el reto hoy. El primer acompañante en todo momento tiene que ser el marido /pareja co-partícipe en la creación del futuro hijo. Ellos lo piden porque son los primeros concernidos, lo mismo durante las visitas prenatales que en el nacimiento.

Las sociedades tradicionales sacralizan los nacimientos mientras que la modernidad los tecnifica. ¿Llegaremos un día a unificar y armonizar la ciencia y la humanidad?

“Transcender la modernidad es hacer el lazo de unión entre la ciencia el humanismo y la espiritualidad “(Patrice Van E, escritor y periodista) dice este gran periodista francés. Hacer pactos, lazos de unión, saber dar tiempo a estar al lado sin prisa y con humanidad.

Una futura mamá decía a su matrona, “Prepárame para escuchar mi cuerpo, para reconocer cada paso, para hablar con mi bebé. Dime que en mí están la fuerza y el poder necesarios para dar vida con mi fuerza inigualable de mujer.”

Entonces, ¿parto humanizado opuesto a parto medicalizado? ¿Dónde… Cómo… Con quién parir? Son los debates de hoy día. Favorecer la libertad de posición (cuclillas, agua, semisentada) promover el vínculo personalizado entre la pareja, no intervenir, interferir rutinariamente en este proceso natural. Retos a los que se debiera responder cada día y en cada lugar.

Descubrir cada día la gran maravilla que tenemos ante nuestros ojos, concebir crecimiento intrauterino, nacer, acompañar el crecimiento no sólo del embrión y feto sino de la madre, del padre, eso es también educar. “Cuanto más me ha maravillado más me he inclinado y cuanto más me he inclinado más he descubierto” (Einstein). Ésta es mi conclusión, inclinarme ante cada mujer como ser único y con una sinfonía única.

Autoría

  • Alandar

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