Éste es el título de diez artículos que alandar publicará este año con la propuesta de profundizar una nueva forma de vivir la fe cristiana en un mundo secular sin poder contar con un apoyo más efectivo de una Iglesia oficial que se inserta poco en la realidad de la humanidad en este siglo XXI. En este primer número vamos a introducir el tema general de esta serie y reflexionar específicamente sobre la realidad nueva que se presenta para nosotros en un mundo que comienza a no afirmarse más cristiano.
“La Cristiandad se acabó. Viva el Cristianismo” es el título del editorial de la revista Le Monde des Réligions (octubre 2010). Esta afirmación espanta a dos tipos de personas. Un tipo son las que se han educado en un mundo considerado cristiano. Tienen nostalgia de esta clase de mundo y piensan que la Iglesia no debe renunciar a la función de ser fermento de cultura cristiana para la sociedad. En la jerarquía, hay quien habla de “reevangelización de Europa”, con sueños de recuperar la hegemonía de la Iglesia Católica en la sociedad y construir una nueva Cristiandad. El otro tipo de personas que no aceptan la muerte de la Cristiandad critican este sistema, pero perciben que la realidad es ambivalente. En nuestra sociedad, hay señales de secularización, pero hay también otros que revelan un regreso a la religiosidad. En todo el mundo crecen formas libres de espiritualidad no ligadas a una religión específica, pero también aumenta el número de peregrinos católicos a Compostela, Lourdes y Fátima. Al mismo tiempo, en muchas religiones crecen movimientos fundamentalistas. Es un fenómeno social que no es sencillo de entender. Sin embargo, aunque la sociedad occidental mantiene su calendario ligado a fiestas cristianas y aún conserva costumbres ligadas a la Iglesia, la referencia cultural es otra. Las personas se conducen por otras referencias.Ya no dependen de las posiciones dogmáticas y morales del clero. En este sentido, no vivimos más en una situación de Cristiandad. Hace casi 50 años, durante el Concilio Vaticano II, Paul Ricoeur afirmaba: “La Cristiandad ha muerto. Viva el Evangelio”.
La Cristiandad es el régimen en el cual la sociedad se mantiene injusta y se sirve de aspectos exteriores al Cristianismo para perpetuarse. En Brasil, el teólogo José Comblin fue interpelado por alguien que denunciaba: “aun en veinte siglos, el Cristianismo no ha logrado cambiar esta sociedad”. Comblin respondió: “Hasta hoy, el Cristianismo nunca ha sido vivido a excepción de unas pocas personas y grupos marginales. La sociedad jamás ha sido cristiana”.
En una cárcel nazi, el pastor Dietrich Bonhoeffer invitaba a las personas a vivir la fe más allá de la religión: “Debemos vivir con Dios, como si Dios no existiera”. En la realidad actual, somos llamados a ensayar un estilo de vida que dé sentido a nuestros sueños y acoja nuestras búsquedas más profundas, para empezar por nosotros el intento de una humanidad nueva. Vivir la búsqueda de la intimidad divina a través de Jesús nos lleva a un cambio profundo de nuestras perspectivas humanas y de fe. Jesús se reveló como ser humano que sólo existe para el otro. Él revela que el camino para Dios pasa por lo humano. En la clausura del Concilio Vaticano II, el papa Pablo VI afirmó: “Para encontrar a Dios es necesario encontrar al ser humano”. Si es así, nuestra relación con Dios ya no se ha de dar, en primer lugar, en expresiones religiosas, sino a través de nuevas relaciones sociales y humanas. Para encontrar a Dios, necesitamos vivir lo humano en todas sus dimensiones.
*Marcelo Barros, monje benedictino, es miembro de la ASETT, Asociación Ecuménica de los Teólogos del Tercer Mundo. En Brasil, es consejero de las Comunidades Eclesiales de Base y movimientos populares. Ha publicado 37 libros, entre los que se encuentran “El Amor fecunda el Universo” (Ecología y Espiritualidad), escrito junto a Frei Betto. São Paulo, Ed. Agir, 2009.
- Francisco, el primer milagro de Bergoglio - 10 de marzo de 2023
- Naufragio evitable en Calabria; decenas de muertes derivadas de la política migratoria de la UE - 27 de febrero de 2023
- Control y represión, único lenguaje del gobierno de Nicaragua - 21 de febrero de 2023