Estos días pasados de congresos feministas islámicos (lean a Beatriz Tostado en el próximo número de alandar en diciembre), me di una vuelta por las librerías religiosas musulmanas de Madrid para ver si el asunto aparecía en sus estanterías. Lo primero que debo decir es que el panorama libresco islámico madrileño no ha cambiado mucho en los últimos años. Yo mismo –y me permitirán que me autocite por una vez- lo dibujaba así en un pequeño ensayo titulado El islam positivo, publicado en la revista Migraciones de la Universidad Pontificia de Comillas en 2001:
“Los únicos libros accesibles en lengua española se limitan a descripciones de los pilares del Islam o las diferentes prescripciones en los ámbitos social, económico, cultural, educativo…; biografías del Profeta y vidas ejemplares de algunos compañeros ilustres; la cuestión del estatus de la mujer o las relaciones entre el Islam y la ciencia; obras apologéticas o dogmáticas del tipo “La respuesta del Islam al problema de…”. Por lo demás, la producción propia brilla por su ausencia, por lo que los libros mencionados son traducciones que frecuentemente reflejan otros referentes u otras líneas de pensamiento. Por no hablar de que la literatura religiosa islámica no ha conseguido superar el gueto de los centros institucionalizados y lo poco que se difunde en alguna que otra pequeña librería especializada resulta ser de talante fundamentalista. “
Sobre feminismo no encontré nada, claro. Tampoco lo esperaba. Pero sí encontré una gran novedad: los libros más expuestos tratan de sexo. Como lo oyen. Son pequeños opúsculos de pocas páginas y precios modestos (entre 5 y 10 euros) que tienen títulos como éstos: “Cómo conseguir el amor de tu marido”; “57 métodos para asegurar los favores de tu marido”; “Cómo afrontar el deseo”; “Recomendaciones de una madre a su hija en la víspera de su boda”, “El amor conyugal y la familia bendecida”…
Son libros escritos por teólogos o juristas saudíes, traducidos y publicados generalmente en Bélgica –y están, por tanto, en francés-, que llegan aquí con varios años de retraso. Lo que ofrecen está claro: la más pura y rígida ¿ortodoxia? religiosa en materia de sexualidad, de matrimonio, de la relación hombre-mujer. Ni que decir tiene que, aunque por sus títulos parecen más dirigidos a mujeres que a hombres, celebran la superioridad del sexo fuerte sobre el “sexo dulce” (Cómo conseguir el amor de tu marido). Y que propugnan una interpretación homófoba y pecadora de la vida en las sociedades occidentales. En esto último, la educación mixta se lleva la palma: “La mezcla de hombres y mujeres que se divierten juntos es un error y no está permitida. ¿Cómo puede la mujer mezclarse con hombres y jugar con ellos y ellos con ella? ¿Dónde está el orgullo árabe o el espíritu viril del Islam? (…). Alá no permite esto, ni desde el punto de vista de la ley islámica ni desde el punto de vista de la virilidad árabe” (Colección de fatwas sobre mujeres).
La homosexualidad es unánimemente denunciada como un signo mayor de la decadencia occidental. Y el sida es -¡oh, sorpresa!- un castigo divino: “En los últimos tiempos, Alá fustiga a los que le han desobedecido con la epidemia del sida que se ha propagado y se propaga todavía a un ritmo exponencial. Así, la enfermedad se transmite cada día a cerca de 10.000 personas . (…). Hay que saber que el 73 por ciento de quienes la padecen son homosexuales”. ( ¡Muchacho, muchacha! Cómo afrontar el deseo).
Pero estos teólogos no se quedan en su papel de guardianes de la moral. Se atreven incluso a hacer de sexólogos. Y hasta son capaces de explicar con gran profusión de detalles las prácticas sexuales adecuadas en una buena pareja musulmana: preliminares, felación y posición ideal (misionero); la sodomía está absolutamente prohibida. “La mejor posición que el hombre debe adoptar para abordar a su esposa es ponerse sobre ella tras haberla tumbado de espaldas, tras los preliminares y los besos. Por esta razón, como dijo el Profeta, esta posición se llama “lecho”. La peor posición es que la mujer se sitúe encima del hombre, es lo contrario de la posición natural para la que Alá ha predispuesto al hombre y a la mujer” (El amor conyugal y la familia bendecida).
Y así. Está por ver, claro, cuántos de estos libros se venden y el potencial número de lectores (o lectoras, en su caso). Pero algo está claro: ni los integristas islámicos le hacen ascos al sexo.
Libros de sexo
Entre los oprimidos y desfavorecidos, claro, la mujer siempre la última. Lo que no me entra en la cabeza (de chorlito, por supuesto) es que los líderes religiosos, sea cual sea el dios al que reportan, tengan tanto tiempo para dedicar al sexo de los demás.
Un artículo muy interesante, con los puntos sobre las íes.
Libros de sexo
Luis fer nos, estoy aquí con mi amiga Margot y nos ha encantado este artículo.
adios