“La precariedad es la ausencia de una o varias de las seguridades que permiten a las personas y las familias asumir sus responsabilidades elementales y gozar de sus derechos fundamentales. La inseguridad que resulta de aquello puede ser más o menos grave y definitiva. Conduce muy a menudo a la extrema pobreza cuando afecta a varios dominios de la existencia, cuando tiende a prolongarse en el tiempo y se vuelve persistente, cuando compromete gravemente las oportunidades de reconquistar sus derechos y de reasumir sus responsabilidades por sí mismo en un futuro previsible” (Joseph Wresinski)
Ausencias…
“¿Quién ha venido hoy? ¿Quién falta?”. Desde que el Movimiento ATD Cuarto Mundo fue fundado, hace ya más de 50 años, por Joseph Wresinski, cada vez que nos reunimos para avanzar juntos en la lucha contra la extrema pobreza celebramos la presencia de todos los que han podido acudir pero, sobre todo, nos preguntamos por los ausentes, por quiénes no están allí a causa de las difíciles situaciones vitales que enfrentan. Hay quienes no llegan simplemente porque no les hemos podido avisar de la convocatoria, al no tener una residencia fija; otros, porque los días se les van en la búsqueda constante de medios para sobrevivir; otros, aún presentes, no pueden participar de manera plena al estar atrapados en mil preocupaciones; y, para cerrar el círculo, en muchas ocasiones no damos con las herramientas adecuadas para que quienes tienen más dificultades de lectura y expresión puedan participar de manera efectiva.
Pero es que las vidas de quienes sufren la extrema pobreza también están llenas de ausencias que les impiden avanzar. Sufren la ausencia de una vivienda digna, habiendo vivido muchas de estas personas desahucios y expulsiones, así como la criminalización de sus esfuerzos posteriores por conseguir un techo; sufren la ausencia de reconocimiento y legitimidad hacia las labores que les permiten sobrevivir como, por ejemplo, la recogida de chatarra y cartón, cada vez más perseguidas; sufren la ausencia de recursos educativos o formativos adecuados a sus necesidades y ritmos; sufren la ausencia de autonomía, con ayudas que encierran en la dependencia y les ponen bajo el control de las administraciones; sufren, finalmente, la ausencia incluso de sus hijos e hijas y familias -su principal motor de lucha- muchas veces rotas a causa de la pobreza.
Y hay otra ausencia, muy importante, la ausencia de reconocimiento por parte de la sociedad. En todas las sociedades, las personas y familias que padecen la pobreza extrema sufren, desde hace siglos, la experiencia de ser excluidas, abandonadas, tanto en los tiempos de crisis como en los tiempos de progreso. Mientras que ellas, las más duramente castigadas, deberían ser las primeras en verse asociadas a la superación de las crisis, nuestras sociedades las ignoran. Lo que ignoran no es tanto sus condiciones de vida insoportables —condiciones vagamente conocidas y mal analizadas— sino su misma existencia de personas. Ellos mismos lo dicen muy claramente: «Es como si no fuéramos seres humanos», «Es como si hubiéramos sido borrados de este planeta».
La extrema pobreza, de esta manera, está marcada por ausencias de todo signo, ausencias que se hacen insoportables para quienes las sufren pero que, también, nos rompen como colectivos y como sociedad, al impedir el reconocimiento mutuo.
Presencias
Tomar conciencia de las ausencias es lo que nos impide instalarnos en la autocomplacencia o en lo ya conseguido y nos empuja a un cuestionamiento sobre quiénes faltan y dónde están, buscando activamente los medios necesarios para ir a su encuentro. Esto nos obliga a una presencia concreta en lugares donde existe la extrema pobreza, una presencia que debe reconocer a quienes la sufren no solo como personas que se benefician de proyectos y políticas sociales, sino que cuente con ellos y ellas para la búsqueda de alternativas que permitan que todos y todas tengamos acceso a unas condiciones de vida digna.
Porque no basta con estar presentes en lugares donde hay pobreza. Es necesario también hacer presentes a quienes la sufren dentro de las diferentes dinámicas y movimientos sociales de construcción de la sociedad. Dar la palabra a las personas en situación de pobreza no es suficiente, sino que hay que poder completar todas las etapas para una colaboración auténtica:
• Generar los tiempos y los espacios necesarios para poder conocerse mutuamente, para aprender en conjunto y construir el reconocimiento y el respeto mutuo.
• Asociarse entre personas en situación de pobreza y otras personas que se solidarizan con éstas buscando la transformación de la vida de nuestras comunidades, de nuestros barrios, de nuestros pueblos y ciudades.
• Crear las condiciones necesarias que permitan a las personas en situación de pobreza expresarse libremente y mantener un diálogo con otras.
• Construir una expresión y una palabra enraizada en la realidad de vida de quienes viven en la extrema pobreza y poder participar en igualdad con otros actores políticos, sociales y culturales en la elaboración de un conocimiento reconocido como útil y de interés para todas las personas (el bien común).
• Establecer como punto de referencia la experiencia, la visión y el cuestionamiento de quienes viven en la extrema pobreza, de manera que podamos desarrollar formas sociales de organización que cuenten con la participación de todos y todas y que no dejen a nadie fuera.
Construyendo juntos
Pero, en concreto, ¿adónde nos conduce nuestra presencia de más de 20 años al lado de familias en situación de extrema pobreza en España? Tras un periodo de análisis conjunto con estas personas hemos ido definiendo nuestros desafíos para el futuro, que se han concretado en el proyecto Vida digna para tod@s: Enredando iniciativas. Un proyecto de investigación-acción colectiva que pretende apoyar y dar a conocer diferentes propuestas en este sentido que estén en marcha actualmente en España, a partir de dos líneas de trabajo:
• Identificación, análisis conjunto y apoyo a iniciativas por una vida digna desarrolladas por personas en situación de extrema pobreza.
• Identificación y análisis conjunto de iniciativas puestas en marcha por otros colectivos, promoviendo la participación en ellos de personas en situación de extrema pobreza.
Este trabajo conjunto no es algo que se dé de manera automática. Por eso proponemos que este proyecto se apoye en cuatro herramientas enfocadas a promover esta colaboración de manera efectiva: Universidad Popular Cuarto Mundo, Hojas de Hechos, blog «Crea, Resiste y Existe» y presencia en lugares de extrema pobreza (para más información, ver http://goteo.org/project/vida-digna-para-todos-enredando-iniciativas). Todo el trabajo realizado en estas cuatro líneas será recogido en un dossier, Iniciativas por una Vida Digna. Claves y mapas para avanzar.
Para poner en marcha este proyecto nos hemos unido ya unas cuantas personas. Pero, como decíamos al principio, nos preguntamos cómo poder sumar al mismo a quienes hoy por hoy están ausentes. En esa búsqueda estamos. ¿Te subes al carro?