Brigadas vecinales para “vigilar a los vigilantes”

Imagen de una protesta contra el racismo en el barrio de LavapiésLlevan funcionando desde hace un tiempo en Madrid. Surgieron como una respuesta vecinal en algunos barrios ante un aumento de las redadas policiales con el objetivo de identificar a personas “sospechosas” de estar en situación irregular. Estas redadas, además de coartar el libre movimiento de personas, ponen de manifiesto una determinada actuación policial que discrimina por motivos de raza, etnia, origen, género u orientación sexual.

Las brigadas organizan salidas por determinadas zonas de Madrid con el objetivo de detectar redadas de este tipo y otras actuaciones que vulneren derechos básicos. Su presencia es una demanda para que se cumplan determinados requisitos y para manifestar que no todo vale. Con el tiempo a estas salidas organizadas se le ha ido añadiendo el uso de las redes sociales como instrumento de observación y de denuncia. En concreto las brigadas tienen como objetivos:

 Documentar detalladamente estas situaciones para poder trasladarlas a la opinión pública y a las instituciones políticas y judiciales oportunas.

 Visibilizar todas las situaciones de vulneración de derechos y libertades básicas y difundir material sobre derechos y recursos de atención jurídica.

 Romper con la indiferencia y promover el apoyo mutuo y la solidaridad en nuestros barrios, frente a los discursos y acciones xenófobas que dificultan que nos relacionemos en igualdad y confianza.

En Madrid se han puesto en marcha las brigadas de observación de los derechos humanos. Una de las consecuencias de la crisis económica ha sido el aumento, en determinados sectores, de discursos de criminalización a determinados colectivos. Esto ha ido acompañado desde la administración del Estado de un aumento de las políticas represoras y de control que se han hecho más evidentes en los últimos dos años.

La existencia de estas brigadas supone una grieta en el muro del peligro de racismo y xenofobia que la crisis ha originado. Demuestra el compromiso social y de base por parte de unos ciudadanos que han decidido convertirse en “vigilantes de los vigilantes”, porque creen que la democracia no es real si no se asienta sobre un uso discriminado de la represión policial y sobre el respeto profundo a determinados derechos básicos.

Suponen una grieta que deja pasar la luz en un muro de opacidad que es el que envuelve determinadas realidades relacionadas con la inmigración. Los CIE, los controles de frontera externos e internos, las redadas policiales, las detenciones arbitrarias, las identificaciones abusivas por razón de color de la piel… forman parte de este muro que convierte en agujeros negros determinados espacios de nuestra convivencia y democracia. A través de la denuncia y de los informes, las brigadas aportan luz a estas situaciones y destapan situaciones que, de otro modo, quedarían impunes.

Suponen una grieta en un muro que se pretende construir peligrosamente a partir de los desperdicios de la situación presente. Un muro que enfrenta situaciones de pobreza con situaciones de pobreza, a vulnerables con vulnerables y que ya ha visto sus primeros signos en cuestiones tan graves como el “apartheid sanitario” (ver recuadro) o el intento de criminalizar la hospitalidad. Las brigadas son compromiso con el otro, grieta en el muro del “nosotros” y “ellos”.

Sería un buen signo para nuestra salud democrática que brigadas de este tipo no existieran por innecesarias, pero mientras las cosas estén como están, su presencia en las calles es garantía de derechos básicos para miles de personas.

(*) Artículo publicado en la sección “Grietas en el Muro” del blog de Cristianisme i Justícia

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“Apartheid sanitario”

Bajo el lema «Yo SÍ, sanidad universal» una serie de usuarios y trabajadoras del Sistema Nacional de Salud han organizado una campaña de desobediencia civil frente a la reciente reforma sanitaria, recogida en el Real Decreto-Ley 16/2012, que supone la exclusión de cientos de miles de personas del derecho a recibir atención sanitaria y el repago de medicamentos y de ciertas prestaciones sanitarias.
Han desarrollado líneas de acción para articular y visibilizar la objeción de conciencia de los profesionales al Real Decreto y para organizar, sostener y proteger la desobediencia civil de profesionales y usuarias para mantener la atención sanitaria.
Este colectivo (http://yosisanidaduniversal.net/), convocó una protesta el pasado 10 de septiembre en la plaza de Callao de Madrid. Defensores de la sanidad universal se concentraron para exigir la derogación del Real Decreto que, desde hace un año, provoca la exclusión sanitaria de inmigrantes.

En la plaza se escucharon las voces de usuarios y profesionales unidos para defender sus derechos: “Ningún ser humano sin sanidad”, “tienen mucha jeta, nos quitan la tarjeta”,“soy desobediente, atiendo a toda la gente”, fueron los lemas más repetidos en la concentración.

En este mismo sentido, Médicos del Mundo, ha lanzado la campaña “Nadie DESECHADO”, para sensibilizar a la ciudadanía de las graves consecuencias de los recortes en materia de salud. La campaña fue presentada en rueda de prensa por Álvaro González, presidente de Médicos del Mundo en España; Miguel Ángel Cervantes, director de soporte de la organización y coordinador de esta campaña. Contaron con la presencia de Helena Legido-Quigley, de la London School of Hygiene and Tropical Medicine, una de las mejores especialistas en sanidad pública, que presentó algunos datos reveladores que demuestran el impacto real de la crisis económica, por un lado, y de los recortes en sanidad, por otro, en la salud pública.
En su web http://www.nadiedesechado.org/ hacen un análisis de cómo afectan los recortes a la población y animan a todas y todos a colaborar. “A día de hoy, más de 873.000 tarjetas sanitarias han sido ya retiradas… la excusa es la crisis. Pero, si la crisis se prolonga ¿quiénes serán los siguientes?, ¿quiénes cuesten más al sistema?, ¿quienes vayan más al médico o necesiten tratamientos de larga duración?”.

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