Me acercaba a sede del CERMI, en el madrileño paseo de Recoletos, para realizar una entrevista a Luís Cayo, presidente de esta entidad, que en 2012 cumple 15 años de existencia, luchando por los derechos fundamentales de más de cuatro millones de personas con discapacidad de este país.
¿Qué es el CERMI y por qué no es muy conocido?
El CERMI es la expresión de la sociedad civil organizada en torno a la discapacidad en España. Hay muchas organizaciones y muy variadas, entre ellas la ONCE, con gran solera y la que representa a las personas sordas mucho más antigua que camina ya hacia los 80 años de existencia y faltaba una organización paraguas que aglutinara a todas y actuara políticamente sin mordernos la lengua. Era necesario incidir y llegar a aquellos lugares donde se tomaban las decisiones para que la discapacidad estuviera presente (parlamentos, partidos políticos, gobiernos a todos los niveles: estatal, autonómico y local, etc.) Apelar a los medios de comunicación para que se nos tuviera en cuenta y apareciéramos en ellos y se avanzara en mejores derechos, políticas y mejores legislaciones. Todo desde el punto de vista unitario de la discapacidad y ser un factor común para sacar una agenda común. Falta conocimiento de la población, que iremos adquiriendo con el tiempo.
¿Existe alguna organización similar, europea o mundial como el CERMI?
Entidades como el CERMI son en otros países los Consejos Nacionales de la Discapacidad. Nosotros formamos parte del Foro Europeo de la Discapacidad junto a distintos países europeos, pero el nivel de unidad, llegada política, reconocimiento, articulación, no lo tienen otros países que seguro sí tienen otras políticas de discapacidad con mejores pensiones, prestaciones que nosotros. Pero en nuestro caso, por recorridos políticos más estables y duraderos, estamos más en la vanguardia.
Tenemos en España un movimiento de la discapacidad fuerte y que ante las necesidades se une. Buen ejemplo es la ONCE que ha sido un buen auto gestor para buscar su poder de decisión.
El sector de la discapacidad siempre ha sido muy heterogéneo y variado. ¿Esta situación ha originado conflictos?
La diversidad que es inherente al mundo de la discapacidad es un valor. La discapacidad es una diversidad que enriquece al hombre y a la mujer, que no son uniformes, ni una producción de factoría, sino que irrepetibles. Con muchísimos tipos de discapacidad, cada una con su valor, se necesitaba un factor común.
Las personas con discapacidad cuentan con un déficit en ciudadanía, derechos, igualdad de oportunidades, etc. y por eso, se precisaba crear una representación unitaria para luchar juntos por la no exclusión.
En los primeros años costaba empezar las cosas pero ahora se resuelven con diálogo, internamente y como CERMI vamos siempre con una idea consensuada, llegando a un acuerdo entre todos y este valor es reconocido por las administraciones y de ahí que el único interlocutor sea el CERMI por tener así una discapacidad organizada con su peso específico a través de nosotros. Hemos madurado todos y hay un clima de consenso, unidad y con estas fuerzas conseguiremos logros hacia nuestro sector.
En estos momentos de crisis generalizada, la aparición de un nuevo tercer sector social, ¿supondrá un gran avance?
Más allá de la crisis, esta necesidad de aglutinar un tercer sector cohesionado, articulado con todas las entidades, entre ellas la ONCE y el CERMI, para conseguir más fuerza entre las siete que lo componen, está en la buena dirección para dejar lo de cada uno y pasar a la acción. El mundo social en España tiene el riesgo de ser irrelevante en la salida de la crisis… Se nos necesita como valor político y participación social para intervenir y participar en los debates como un grupo más. Si desapareciéramos no sería justo al evidenciar la no profundización en la democracia, con una moralidad mínima, con un barniz básico y eso hay que iniciarlo, porque de no ser así, si se produjera una posible exclusión de nuestro colectivo la situación sería irreversible.
En el ámbito personal de las creencias, con un punto de inflexión con la Iglesia católica el verano pasado en las JMJ hacia la discapacidad, ¿qué valoración puede hacer el CERMI?
El CERMI es una institución civil, laica, aconfesional y las creencias, ideologías, opinión y demás aspectos del ámbito personal quedan fuera de nuestro ámbito y nos centramos sobre todo en la agenda política y colaboramos con la Iglesia católica y las instituciones que lo deseen.
Estas creencias son para elogiar y que aportan valor a la sociedad. La Iglesia católica está en todos los hábitos, culturas, costumbres, tareas, etc. y es muy respetable. La JMJ fue un punto de inflexión con actos multitudinarios con una preocupación por incluir e integrar a las personas con discapacidad para que la buena nueva les llegue a todos. Para ello, había que recibir peregrinos con discapacidad con recintos accesibles y trabajamos juntos, ya que había un interés especial y voluntad que, por ejemplo, dio fruto con un convenio con la ONCE y su Fundación.
Ha sido el acontecimiento al más gente ha acudido con discapacidad, más que a cualquier acontecimiento civil. Esperemos que no quede todo ahí, que se adapten las iglesias si fuera posible y por ejemplo, en los anuncios televisivos de la Iglesia como el de la “x” de la declaración de la renta, que se subtitularan esos espots para todos.
Desde un punto de vista más doctrinal y de mensaje, yo estuve en el encuentro con el papa del instituto San José y, desde mi perspectiva personal (no como CERMI), todavía creo que el discurso de la Iglesia en el amor y la caridad, por supuesto, pero no entiendo esa caridad en el sentido caritativo. Y todavía se asocia y se liga a la enfermedad que redime por el dolor pero eso no es así necesariamente y en la propia teología cristiana todos somos criaturas de Dios irrepetibles y valiosos. Iría más en la línea del discurso civil de la diversidad enriquecedora.
Quince años del CERMI en 2012. ¿Qué actos más importantes han preparado y qué futuro tiene el comité?
Más que un gran acto, tenemos elaborado un programa de actividades salpicando el año.
Se han presentado unos cupones en febrero alusivos a la efeméride de la mano de la ONCE y también un CD de cultura y discapacidad con cantantes famosos destacando la diversidad humana como valor. Se editarán publicaciones para dejar por escrito lo que somos: una con la historia del CERMI, otra con los editoriales con nuestra posición política y doctrinal publicados en nuestro órgano de expresión (CERMI.ES).
Otro libro estará dedicado a 15 activistas que se han significado en la lucha y derechos para ponerles cara a esas personas.
Para finales de año, tendremos un acontecimiento con todos los que han sido ministros en lo social y sacaremos un artículo firmado por ellos, destacando la importancia de contar con la discapacidad en la agenda política.
Vamos a celebrar un gran congreso mundial de mujer y discapacidad y para el futuro, entroncando con la otra pregunta, la discapacidad tiene que tener cara de mujer. Es la más mayoritaria y excluida dentro de la exclusión, sensible y todo tiene que ir enfocado al tema de la mujer.
Salpicaremos el año con nuestros premios CERMI y con el congreso de CERMI autonómicos reforzando el lema: repensar el activismo, en esta nueva sociedad con los cambios que se van produciendo.
En los próximos 15 años quisiéramos que la discapacidad no fuera relevante en negativo por haber ya adquirido todos los derechos y no tener que luchar por ellos por haberlos logrado. Encontrar esos nuevos modelos de activismo con la discapacidad. Concebir las organizaciones como instrumentos de la inclusión, los derechos, la ciudadanía, que no venga de una ley, presupuesto o pensión; que sea la propia persona la que modele su vida y que el movimiento asociativo la acompañe activamente para salir de su dificultad y de su realización personal con su plan individual. Poder residenciar esa inclusión, ese papel activo y que cada uno tire de si mismo, se empodere y que cada uno tome conciencia de su dignidad, valor, derechos y que los ejercite apoyado por nosotros. Estos son los retos para los próximos, por lo menos, quince años más…