Por nosotras, que no quede

 Fotos. Apostólicas del Corazón de JesúsCuando Luz Casanova inició a principios del siglo pasado el trabajo social que más tarde la conduciría a la fundación de las Apostólicas del Corazón de Jesús, tenía claro uno de los conceptos que hoy el movimiento 15M ha puesto de plena actualidad: la participación como una vía de transformar el mundo. Luz Casanova marcó un elemento referencial: “¡Que por mi no quede!” Esta frase recoge el espíritu que ha inspirado el trabajo de estos años: la participación y la responsabilidad social que todos tenemos que ejercer, contando no solo con un equipo de apostólicas sino involucrando también a seglares que multiplicaran la acción “hacer, hacer”, como decía ella.

Las Apostólicas y su Obra Social han estado siempre atentas a las necesidades de las personas más vulnerables, desde la escucha permanente, “con el oido atento al murmullo de los pobres” -siguiendo las palabras de Casanova- y buscando dar la respuesta social más ajustada en cada momento.

Desde hace casi 20 años, la Obra Social ha definido su trabajo en dos grandes líneas: la inclusión social y la igualdad de oportunidades. Centrando su atención en aquellas personas que viven en situación de pobreza extrema, personas sin hogar, que forman parte del 20% de la población española que ha vivido en situación de pobreza -aun en los tiempos de bonanza económica- y en aquellas mujeres que han sufrido la desigualdad de la manera más brutal, habiendo sido víctimas ellas y sus hijos de violencia física, social, psicológica, sexual, como Eva.

Fotos. Apostólicas del Corazón de JesúsPara ello ha ido generando proyectos que abordan la atención desde dos premisas: la calidad y la calidez en todo lo que se hace, atendiendo en estos momentos a más de 2.000 personas en los siguientes proyectos

Centro de Día para Personas Sin Hogar Luz Casanova.
Casa de Acogida Luz Casanova para mujeres y sus hijos e hijas en situación de vulnerabilidad social.
Centro de Estancias Breves “Luz Casanova”, para la atención en emergencia de víctimas de violencia de género.
• Recuperación de una vida sin violencia a través del Servicio “Mercedes Reyna”.

Todos los proyectos ofrecen una intervención integral y multidisciplinar, cuyo objetivo es que la persona se recupere, potenciando sus capacidades y su desarrollo personal. Estos proyectos implican a un equipo de 150 personas entre apostólicas, profesionales de diferentes disciplinas y voluntarias/os como Pilar.

Fotos. Apostólicas del Corazón de JesúsPero la omnipresente crisis, no ha hecho otra cosa que incrementar el número de personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad y las personas que han pasado ya situaciones de pobreza extrema. Las investigaciones sobre exclusión en España realizadas por la fundación revelan la dificultad de las políticas sociales para disminuir la vulnerabilidad y, especialmente, para lograr reducir la exclusión extrema. Lejos de ello, los recortes presupuestarios que se vivieron el año pasado –que en algunos casos fueron del 15%– se han traducido, entre otros, en una ralentización de los apoyos sociales, cierre de algunos recursos y descenso de plazas de atención en emergencia para personas en situación de exclusión. Esto ha provocado que muchas entidades hayan tenido que enfrentar serias dificultades económicas, lo que ha generado que ya sean numerosas las entidades que han desaparecido o están a punto de hacerlo.

La Obra Social ha conseguido, durante los ya casi tres años de crisis, seguir dando respuesta no solo al incremento de personas sino también a la diversificación de perfiles. Pero hemos sufrido -y sufrimos- dificultades de liquidez generados por la demora de pagos de las administraciones públicas, que en ocasiones ha llegado a superar más de nueve meses; la desaparición de un número importante de subvenciones y de otras formas de financiación (crisis de cajas de ahorro etc), situaciones estas que pueden condicionar nuestra capacidad de acción a medio y largo plazo.

Foto. Charo MármolEn un momento crítico de incertidumbre y de desesperanza generalizada sentimos la responsabilidad de apoderarnos del espíritu reflejado por Hélder Câmara “Dichosos ustedes cuando luchan y sueñan, porque corren el riesgo de ver realizado sus sueños”. Por eso, porque seguimos luchando por el sueño de que otro mundo es posible, porque creemos que la exclusión no solo se puede gestionar sino que se puede erradicar, porque creemos en el sueño de la participación y porque hoy -más que nunca- hay que dar respuesta a las nuevas realidades sociales queremos correr el riesgo de ver realizados nuestros sueños y para ello necesitamos implicar a más gente y buscar nuevas fórmulas. Por ello te proponemos cambiar la frase que abría este articulo: ¡Que por nosotros no quede! Participa.

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Toda una vida de entrega

Charo Mármol

Avanzo por el pasillo que me lleva hasta el comedor donde más de 100 personas reciben todos los días la que será seguramente su comida principal. Huele que alimenta.

Cuando ya estoy a punto de llegar, abro una puerta y me encuentro a una mujer sentada junto a una mesa camilla. Encima de la mesa varios objetos: maquinillas de afeitar, espuma, gel, bastoncillos para los oídos, un teléfono, papel y bolígrafos. Al lado, una silla con toallas perfectamente dobladas y con olor a limpio. Todo preparado para quien quiera darse una ducha antes de entrar a comer.

Ella, la mujer que sonríe y a la que uno de los usuarios del centro saluda con un beso, se llama Pilar Pérez Martín. Tiene 75 años y lleva 36 viniendo de voluntaria, al principio cada día y ahora, porque ha cambiado de domicilio a un barrio a las afueras de Madrid, dos veces por semana.

Pilar tenía un hijo, el único, con 16 años lo mataron a las puertas de un billar. “Me hundí”, dice Pilar con los ojos humedecidos a pesar de haber pasado tantos años. Y entonces vino aquí a trabajar por y con los demás. “Soy una mujer sin preparación pero los entiendo perfectamente desde el primer momento”. Será quizá porque Pilar habla el lenguaje que todos entienden: el de la entrega y la generosidad de quien da sin esperar nada a cambio. Aunque ella dice que recibe mucho. “A mí me dan mucho”, dice. Y me cuenta una anécdota: hace unos años un grupo de usuarios del centro llevaba a la Virgen Macarena en procesión. Al ver la presencia de Pilar -y haciendo caso omiso de quien los dirigía- “le bailaron la Virgen”. Y Pilar se emociona al recordarlo.

Este proyecto tiene muchos voluntarios. Sólo en el Centro de Día son 60. Muchos jóvenes, hombres y mujeres, con distinto grado de preparación… pero ninguno con la perseverancia de Pilar. Toda una vida entregada a los demás.

Nosotras nos contamos

C.M.
Eva, Elena, Almudena, Maria, Nancy, Odilia… De España, Brasil, Filipinas, Rumanía… Da lo mismo el nombre, el lugar de origen, la clase social, en todos los ámbitos se da: el maltrato a las mujeres. Siempre igual.

Almudena (nombre ficticio) nos lo cuenta. Nació en Madrid. Su padre se desentendía a nivel familiar y la madre les reprendía a ella y a sus cuatro hermanos, de los que no tiene noticias, con cachetes y bofetadas. Cuando conoció a su esposo le pareció una buena persona, pero pronto comprobó que las apariencias engañan. Al poco tiempo de casarse comenzaron los insultos, las humillaciones, el control férreo de su vida… Almudena trabajaba con su esposo en una tienda. “Me controlaba las veinticuatro horas del día”. Se quedó embarazada y pensó que esto podría ser el cambio; sin embargo, fue peor. A pesar del embarazo las agresiones siguieron y fueron a más. Cuando ya había nacido el hijo, “en una de las agresiones, caí encima de mi hijo. Y ahí me di cuenta de que tenía que salir”. Ya no era ella sola la víctima sino también su hijo. Fue al Centro Mercedes Reyna, creado en 2005 para mujeres que han sufrido malos tratos. Recibió ayuda psicológica y hoy es una mujer nueva. “Me he sentido apoyada para poder volver a aceptarme y rehacer mi vida”.

A lo largo de estos años cientos de mujeres han podido rehacer sus vidas gracias a este proyecto y ahora ellas cuentan y se lo cuentan.

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