Argentina: la Santa Cruz de los desaparecidos

Foto. Carlos Reusser Monsalvez En el marco del llamado «Plan Cóndor», el cual fue un operativo montado entre la CIA y los gobiernos anti democráticos de América Latina en la década de los 70 del siglo XX para perseguir y/o asesinar a quienes eran tildados de subversivos, el 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas Argentinas -FAA- suspendieron las garantías constitucionales vigentes en su país.

Para mantenerse en el poder durante siete años, las FAA construyeron centenares de campos clandestinos en los cuales fueron detenidas, torturadas y -mayoritariamente- desaparecidas 30.000 personas que (parafraseando a Rodolfo Walsh) combatían a una corriente de ideas e intereses que trababan el desarrollo de las fuerzas productivas, explotaban al pueblo y disgregaban a la región.

Muchos de estos hombres y mujeres eran cristianos que, en comunión con familiares de personas desaparecidas y militantes sociales, sentían que la evangelización -para ser liberadora de las situaciones de opresión que por aquel entonces existían- debía poner en marcha o acompañar un proyecto histórico que propusiese transformar radicalmente la realidad.

pag21_nortesur2_web-7.jpgAlgunas de estas personas, entre las cuales estaban las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet, se reunían en la Parroquia de la Santa Cruz -ciudad de Buenos Aires-, que pertenece a la Congregación Pasionista. Por realizar opciones pastorales siempre orientadas a las personas crucificadas de todos los tiempos, fue un lugar de encuentro y refugio para quienes sufrían persecución por razones políticas.

De la citada parroquia, el 8 de diciembre de 1977 -entre otras- fueron secuestradas, torturadas y asesinadas mujeres que habían fundado la organización Madres de Plaza de Mayo. Recientemente algunos de los restos de estas mujeres, que habían sido tirados al mar, fueron hallados y sus cenizas están sembradas en el jardín de la institución, ya que la comunidad pasionista anhela que se honre con la misma intensidad la fecundidad de la entrega de Jesús y de todos aquellos que hicieron y siguen haciendo esta historia de amor y dolor que le pertenece a la humanidad.

En relación a este hecho, una de las hijas de las mujeres desaparecidas en Santa Cruz sostuvo que sus «madres, incansables luchadoras que dieron la vida por sus hijos, no pudieron vencer a la muerte, pero eran tan obstinadas que sí pudieron vencer al olvido… volvieron con el mar, como si hubieran querido dar cuenta, una vez más, de esa tenacidad que las caracterizó en vida».
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Desde el 8 de diciembre de 1977, en la parroquia se unió la Fiesta de María con la Memoria de los que allí fueron secuestrados y desaparecidos. En efecto, según Carlos Saracini -cura párroco de Santa Cruz-, «María es aquella que acompaña a Jesús de Nazaret hasta el final de su pasión. Y ella es la que acompaña a los crucificados de hoy, por eso el símbolo del pañuelo es el de las madres en la resistencia que dicen: “ustedes los hicieron desaparecer y nosotras los hacemos aparecer”».

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