Las mujeres de la India: en el difícil trance de conquistar su libertad

Foto. Plan AsiaEl paso de 2012 a 2013 ha señalado un momento clave en el proceso histórico que están viviendo las mujeres de la India. La brutal violación en grupo de una estudiante de enfermería en Nueva Delhi el 16 de diciembre pasado fue un hecho que golpeó a la nación en sus raíces. La trágica situación de esta chica sin nombre y sin rostro, que ha provocado tanto dolor, ultraje y angustia se ha terminado convirtiendo en el detonante que ha sacado a la luz tantos sentimientos reprimidos. India se llenó de dolor y de quejas y explotó de rabia. “La chica” fue identificada como “Bharath ki Bhetti”, que significa “la hija de la India”. La angustia sentida por miles de personas, especialmente mujeres, que gritaron “Ya basta”, parecía decir: “Nos identificamos contigo. Tu silencioso grito nos da el coraje para expresar lo que pensamos. Tu muerte nos da la oportunidad para exigir la vida.”

En este momento, es importante preguntarnos por qué ese hecho tan horrible ha tenido y sigue teniendo tan tremendas repercusiones en todo el país e, incluso, más allá de las fronteras de la India. El lema feminista “lo personal es político”, tantas veces comprobada su verdad en el pasado, parece que se ha vuelto a hacer real aquí y ahora en todo su significado. Más allá del hecho de la violencia sexual y las muchas formas de violencia de género que padecen las mujeres de la India, ese acontecimiento está dando lugar al cuestionamiento de la forma como se construye la identidad de la mujer en la India. Más aún, cuestiona la noción de “masculinidad” habitual en la India, sus privilegios y su significado en relación con la noción de “feminidad”, asociada a la forma de ser mujer en la India. Se trata del tema de la presencia pública de la mujer, su movilidad más allá de unos espacios y tiempos limitados, su forma de vestir, etc. Grupos feministas y otros preocupados por el tema están centrándose en estos asuntos desde muy diversas perspectivas.

Las protestas, campañas y debates que se han producido en torno a este hecho están ayudando a sacar a la luz los muchos problemas sin resolver en torno al género en la sociedad india. Aunque hay una demanda social por unas leyes más severas y por una reglamentación más clara en lo referente a la violencia sexual, existe también una clara conciencia de que hacer leyes no es la respuesta mágica que solventará el problema. Entre los gritos de quienes piden pena de muerte y los de otras personas que sugieren la castración química como el castigo adecuado para esos delitos, el diálogo se ha centrado en la necesidad de reforzar los mecanismos de la justicia distributiva. Se ha hecho presente la idea de que esa justicia debe acompañarse de la justa reparación, de tal modo que la víctima/superviviente tenga el apoyo de la sociedad para poder rehacer su vida.

Aunque el 16 de diciembre de 2012 deberá quedar señalado como un “día negro” en la historia de la India, la trágica muerte de esa “valiente” chica se ha convertido en el catalizador que ha iniciado el siempre retrasado proceso de transformación de la sociedad india en lo que a la cuestión femenina se refiere. La indignación pública que siguió a su violación y muerte ha señalado al Estado sobre todo por su incapacidad de ofrecer un entorno seguro y digno para las mujeres.

En respuesta, el Gobierno ha constituido una comisión de tres miembros presidida por el juez J. S. Verma, antiguo ministro de Justicia, para estudiar el tema y sugerir reformas. El informe de la comisión, presentado al gobierno el 23 de enero pasado, subraya con claridad el “fracaso del gobierno” como la causa radical de los delitos sexuales. El informe abre una nueva perspectiva al hacer una definición más amplia de la violación, incluyendo también la violación dentro del matrimonio. Teniendo en cuenta los puntos de vista expresados por muchas organizaciones de mujeres y otros grupos preocupados por el tema, el comité rechaza la pena de muerte o la castración química como medidas disuasorias de la violación. En su lugar, recomienda la cadena perpetua, lo que significa que el reo deberá permanecer en prisión toda su vida. También determina que el acoso e, incluso, la broma pesada u otras formas de hostigamiento deben ser juzgadas como delitos graves y sugiere que haya unas condenas claras para quienes se dedican al tráfico de mujeres y a otros delitos sexuales. Algunas de las importantes recomendaciones que plantea el comité implican cambios en la legislación actual para prevenir el tráfico de menores y de mujeres, el registro obligatorio de todos los matrimonios para evitar la tradición de la dote, la urgencia de poner en marcha reformas en la policía para tener la seguridad de que todas las violaciones y situaciones de violencia sexual se registran e investigan rápidamente.

Aunque el comité ha recomendado con fuerza que se hagan muchas reformas legales, su mensaje se centra en la necesidad de cambiar las actitudes, lo que significa cambiar y desafiar los pilares del patriarcado indio. Es cierto que las protestas que en toda la nación han seguido a la violación de Nueva Delhi ya han llevado a un reforzamiento de las medidas preventivas de los delitos sexuales, como hacer leyes más severas, poner en marcha de tribunales rápidos para esos delitos, mayor vigilancia policial en las calles, etc. Pero también es verdad que la superestructura ideológica omnipresente y cómplice en la perpetuación de la desigualdad de género en la India ha quedado inalterada. Para superar y dejar atrás la violación y otras formas de violencia sexual contra las mujeres es necesario cambiar este orden social y su jerarquía, tan dominada por el género.
India es un país marcado por la tensión entre tradición y modernidad. El patriarcado está profundamente enraizado en la tradición. La religión respalda esas tradiciones hegemónicas. Dado que la sociedad india es profundamente religiosa y que las mujeres, en general, son muy practicantes de la religión, en la práctica han asumido el papel de transmitir de forma acrítica las tradiciones de una generación a otra. Esta ética de la “mujer buena” promovida por la religión y otras mediaciones sociales del patriarcado está comenzando a ser criticada por las organizaciones progresistas de mujeres y por los grupos feministas, que reclaman un espacio propio para que la mujer pueda crecer y ser libre. El debate posterior al hecho, promovido por los medios de comunicación y las organizaciones preocupadas por el tema, está levantando asuntos clave, como el derecho de la mujer a una autonomía sexual completa en lo que se refiere a sus relaciones y a la elección de pareja, así como su libertad para salir a la calle a cualquier hora del día o de la noche. Las mujeres han dejado claro que lo que necesitamos proteger, guardar y respetar es la “libertad sin temor.” Se acentúa el hecho de que es necesario “borrar lo aprendido”, lo que implica dejar a un lado todos los estereotipos y despertar la propia conciencia crítica.

Todo el mundo reconoce que los discursos, debates y programas de sensibilización sobre la cuestión del género necesitan seguir haciéndose porque las mujeres indias tienen todavía un largo camino por delante hasta llegar a la libertad. Al tiempo que se han de dar los pasos adecuados para aplicar efectivamente las nuevas leyes, también hay que trabajar mucho para romper los modelos tradicionales de las relaciones de género y poder entre hombres y mujeres. El Estado, la sociedad civil, la educación y muchas organizaciones socio-religiosas son parte importante de ese proceso en el que las mujeres indias han comenzado a experimentar los dolores del parto de su propia libertad.

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2 comentarios en «Las mujeres de la India: en el difícil trance de conquistar su libertad»

  1. Las mujeres de la India: en el difícil trance de conquistar su libertad
    He leído con atención este artículo y me gustaría señalar algo que me ha llamado la atención: «tráfico de blancas». Entiendo que es una traducción del inglés intentando traducir el término tan usado aquí «trafficking». Sugiero utilizar «tráfico de seres humanos»

    «Tráfico de blancas» o «trata de blancas» es un concepto que no ayuda a explicar el hecho del tráfico de seres humanos, para trabajo o con fines de explotación sexual, aunque nuestro diccionario lo mantenga.
    Por lo demás, chapó con Kochurani didi,

    gracias.

    1. Las mujeres de la India: en el difícil trance de conquistar su libertad
      Tienes toda la razón del mundo, Marita. De hecho, en la versión en papel detectamos el término y lo cambiamos, pero se nos escapó cambiar la versión digital. ¡Ya está modificado por tráfico de mujeres que es a lo que se refiere este caso!

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