Los guardianes de la vida: jóvenes shipibos

Los pueblos originarios en el mundo entero tienen una sabiduría ancestral en relación a sus conocimientos colectivos, útil para resolver diversos tipos de problemas de carácter cultural y comunitario, sobre todo en lo que se refiere a la manera de tratar los malestares de salud cotidianos.

Cada pueblo tiene sus propias cosmovisiones dentro de las cuales estructuran y simbolizan su mundo mental, espiritual, físico, individual y social; por lo general, los males y la salud recorren todas estas dimensiones.

En América Latina y el Caribe se estima que el 8,3% de su población (CEPAL, 2014) pertenece al mundo indígena. En el caso del Perú, hay una gran diversidad cultural dentro de la Amazonía, porque tiene 19 familias lingüísticas y 44 lenguas originarias (MINCUL, 2022). Uno de estos pueblos indígenas es el shipibo konibo y representa el tercero más grande, luego de los pueblos ashaninka y awajún, con una población de 32.964 habitantes (BDPI, s/f)

Su cosmovisión se caracteriza por identificar cuatro mundos: Jene Nete, mundo de las aguas; Non Nete, nuestro mundo; Panshin Nete, mundo amarillo y Jakon Nete, el espacio sano o maravilloso (MINSA). Por medio de ellos interpretan la presencia de los espíritus buenos y malos y su relación con la naturaleza. Esta es la base de su sistema de salud ancestral: consideran a la persona de buen comportamiento como una persona sana.

Tournon y Silva (1988) señalan que existen diferentes especialistas en hacer tratamientos de salud, dentro de su particular cosmovisión y sistema de salud, como son los raomis, onanya, meraya y yobe, quienes son los que conocen la técnica del manejo de las plantas y aconsejan acerca de cuál especie vegetal dar, dónde colectarla, cómo prepararla y administrarla. Sin embargo, la población shipibo konibo, según sea cada situación, es la que decide qué rao (medicina natural) dar, para qué tipo de acción y a qué persona, no es como el caso de otras sociedades.

Entre los shipibo konibo, como parte de la socialización en la que se incluye la transmisión oral de todos los referentes culturales, conocen todos los aspectos de atención para lograr el mantenimiento de la salud, entendida como un buen comportamiento. La conducta también puede ser socialmente controlada mediante los noi, pechi, tanti, tsinish rao que regulan la sexualidad y la vida familiar.También usan reguladores del trabajo agrícola con el rayati rao y de la casa y pesca con eon mechati rao.

Como parte de la socialización en la vida comunitaria, también se ha desarrollado una conciencia crítica acerca de cómo formarla para sobrevivir a las condiciones de vulnerabilidad. Lo rural y lo urbano conviven estrechamente, comparten una situación histórica y estructuralmente precaria. Muchas personas jóvenes siguen los pasos de sus mayores en cuanto a recibir formación en liderazgo acerca de su rol para preservar sus derechos y conservar sus territorios, así como la participación en la gestión de la salud, la educación, el trabajo artesanal, turístico y otros entre los shipibos urbanos.

El 75% de la población de Ucayali es urbana como resultado del proceso generalizado de migración del espacio rural al urbano; sin embargo, los lazos entre las generaciones mayores y los jóvenes indígenas citadinos se mantienen vivos, así como la memoria de una infancia desarrollada dentro de la comunidad nativa.

Durante la pandemia del COVID-19, a partir de la primera ola en el Perú, se conformó -dentro de un grupo urbano del pueblo indígena shipibo konibo- una organización de jóvenes voluntarios que se autodenominó Comando Matico COVID-19, para curar con métodos tradicionales a los enfermos shipibo konibo por COVID-19, con la finalidad de responder y resistir a los comandos organizados por el Ministerio de Salud que no daban atención en salud. Ello fue posible como reacción ante el miedo y la tristeza de ver que cada día se morían cerca de 80 pobladores shipibo konibo en sus casas por falta de atención hospitalaria, la cual había colapsado.

Finalmente, es clave indicar que, desde el 15 de mayo de 2020, el Comando Matico ha atendido y ayudado a curar directamente a 1.315 enfermos con COVID-19 con autorización del Ministerio de Salud, bajo la modalidad de organización autónoma, conformada por iniciativa de 12 voluntarios, 10 de los cuales son indígenas. Promueven el uso de la medicina ancestral con una fusión de plantas amazónicas y otras no amazónicas, están abiertos a la participación de la biomedicina recetada por médicos de la Dirección Regional de Salud de Ucayali, el paracetamol, inyecciones y oxígeno.

Este encuentro de sistemas de salud contribuyó a la identificación de casos de morbilidades, hubo un aprendizaje práctico en el manejo de las plantas medicinales buscando aquellas compatibles y las dosis según la gravedad del paciente. A pesar de todos los esfuerzos realizados, lamentablemente, hubo cuatro fallecidos porque llegaron muy débiles al centro de atención, ubicado en un local prestado por la parroquia Virgen de Lourdes. Cabe resaltar que el número de muertos reconocidos en América Latina, hasta marzo de 2021, fue de 2.100 fallecidos entre la población indígena de la amazonía peruana (UAM, 2021). Es muy significativo y democrático que se haya viabilizado el acceso a la atención de salud al pueblo shipibo konibo bajo su propio sistema de salud adecuado a sus posibilidades y conocimientos.

Mercedes Giesecke es Docente en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y antropóloga

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