

Está en marcha una iniciativa legislativa popular (ILP) que busca la regularización inmediata de todas las personas migrantes que se encuentren en España. Impulsada por cientos de organizaciones, requiere ser apoyada con 500.000 firmas.
El balón acaba de nuevo en el tejado. Los jugadores, inasequibles al desaliento, esperan a que el viento huracanado que azota la isla se lo devuelva. En cuestión de segundos continúa el juego en el que, más que dos equipos, hay uno contra el viento. Las ráfagas entran por el desfiladero desértico en Montaña Mina, barriendo el descampado convertido en improvisado campo de fútbol y los barracones del centro de acogida de los migrantes que han sobrevivido al viaje en patera desde la costa africana.
Esta semana no han llegado más. El número de hombres, muy jóvenes en su mayoría, que residen temporalmente en ese antiguo espacio de granja de cabras reconvertido para alojar a los migrantes más pobres en su tránsito hacia no se sabe dónde, ha ido disminuyendo a medida que algunos han retomado el viaje. Cargados con la esperanza de encontrar un trabajo y con poco más en la mochila, vuelan hacia distintos puntos de la península donde tienen algún familiar o vecino de su pueblo o, simplemente, donde el nombre de la ciudad les atrae por alguna historia contada en las redes sociales o por ser la sede de su equipo de fútbol favorito.
Y, en ese aparente sosiego, entra el tweet de Helena Maleno con la terrible noticia de un nuevo naufragio de una patera que volcó intentando llegar a Canarias: al menos cuarenta y cuatro víctimas. La baja ocupación del centro responde a que no hemos podido acoger a los que no han llegado; hoy, a las sesenta y una personas que emprendieron ese trágico viaje. La noticia nos quiebra por dentro. Intento encontrar información en la prensa digital, pero no aparece, ni al día siguiente ni al otro. Solo las redes sociales solidarias se hacen eco y envían las condolencias a los familiares. Otra de las múltiples tragedias invisibles.
Escucho al secretario general de Naciones Unidas denunciando que estamos viendo cómo se diezma la población de Ucrania ante nuestros ojos, y yo pienso que, dentro de toda la tragedia que implica la invasión de Rusia a ese país, es un privilegio que el mundo lo vea a través de las imágenes de mujeres y niños huyendo de la destrucción y la muerte, y responda acogiendo como lo está haciendo. Mientras tanto, múltiples versiones de esa realidad se dan en otras partes del mundo, algunas muy cercanas a Europa, en el total olvido. Hay que hacer mucha minería en internet para encontrar a los jóvenes palestinos asesinados esta semana por Israel por protestar pacíficamente contra la ocupación, al desastre humanitario de proporciones inconcebibles en Yemen, Afganistán, Siria, Sudán del Sur y un largo etcétera. Ya no son noticia y siguen muriendo miles de personas cuyos derechos humanos son avasallados, sin recibir ni la atención ni la solidaridad que muestra Europa por los refugiados ucranianos.
En la frontera polaca que hoy acoge a la población ucraniana huyendo de la guerra, se construían vallas fronterizas desde mediados del año pasado y se utilizaba la violencia policial para devolver a personas migrantes y en busca de asilo, en su mayoría huyendo de los conflictos de Oriente Medio, que intentaban cruzar desde Bielorrusia, sobreviviendo o perdiendo la vida a temperaturas bajo cero. Violencia con la que se trató también a personas voluntarias que acudían en ayuda de los migrantes. Ni siquiera Médicos Sin Fronteras tuvo acceso a la zona para llevar ayuda de emergencia. Desafortunadamente, esa imagen se repite con las personas de origen africano que huyen de la guerra en Ucrania. Mientras unas son recibidas con comida, ropa, medicinas y alojamiento, otras reciben palizas en la frontera polaca, o en la valla de Melilla.
Es el racismo, la otra cara de Europa, la más fea, la que empaña la noción de democracia y respeto a los derechos humanos que defiende el continente.
El Gobierno de España nos sorprende en estos días haciéndonos saber que se tiene la capacidad administrativa de conceder permisos exprés, de residencia y trabajo en 24 horas, a las personas ucranianas recién llegadas en busca de asilo y a las que ya residen en España. No se puede dejar de aplaudir la acción, como tampoco de exhortar a la Administración más rápida y generosa del continente en este contexto, a que actúe de igual manera con las personas de otras procedencias.
Amin (nombre ficticio) vivió más de diez años en Cantabria trabajando en diversos oficios hasta que tuvo que regresar a Marruecos por motivos familiares y, por los mismos, regresar a Cantabria en busca de trabajo. Para ello, tuvo que subir a una patera, arriesgándolo todo de nuevo, no solo su vida sino también la de quienes en su pueblo de origen dependen de él, porque quizá no recibirían otra noticia que la de su desaparición si no hubiese conseguido sobrevivir al viaje. “Hasta la vista paisana, nos vemos en Cantabria”. De momento, sale de Lanzarote con ese destino. Espero que a él, como a sus compañeros del centro de acogida, les llegue el permiso de residencia y de trabajo. El momento no puede ser más propicio para demandar justicia social para todas las personas migrantes y en busca de asilo, sin distinción.
La regularización no se puede hacer esperar. Más de seiscientos colectivos y organizaciones por los derechos de las personas migrantes lo están demandando a través de una iniciativa legislativa popular.
Apoyemos la regularización ¡YA! con 500.000 firmas para 500.000 personas, son esenciales. https://esenciales.info/
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Me abruma leerlo ! Me entristece profundamente ! Quien puede arreglar éste mundo con tanto dolor,miseria y carencias de todo tipo ?
Sólo Dios del Cielo y la colaboración de tantas y tantas personas dedicadas en cuerpo y alma a remediar éste sin fin de dramas .
Suscribo este artículo que denuncia la necesidad de justicia para todos los emigrantes .
Europa tiene una relación muy ambivalente con ellos por una parte abriendo las puertas ahora sin ningún tipo de cortapisas a los ucranianos y sin embargo rechazando a los africanos, sirios o palestinos
Ya solo podemos mirarnos a los pies para no ver las injusticias a nuestro alrededor. Levanta la mirada….y ayuda.