
Las paredes son los periódicos del pueblo, pero hay pueblos a los que se les ha arrebatado hasta las paredes, de manera que han de escribir sus mensajes en cartones (con frecuencia también son cartones su cama y su techo). El cartón es el grito de los pobres.
No. No son pobres, son empobrecidos. No han perdido, han sido expoliados. No son ilegales (¿cómo podría una persona ser ilegal?), sino criminalizados. No los persigue la justicia, sino la injusticia.
Si se mueven, lo que encuentran por doquier son muros: muros de piedra, de cemento, de alambre espinoso, de concertinas, de ignorancia, de prejuicios, de silencios culpables. Muros que se levantan -que levantamos- para excluirlos o para encerrarlos, como los de los CIE.
“Las paredes son los periódicos del pueblo; los muros, la represión de los Estados” como dice Sheila Vilaseca, pero “la solidaridad es la ternura de los pueblos”, como dice Gioconda Belli.
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