
No mirar el contexto puede provocar que te cargues el texto, es decir, el mensaje. ¿Quién colocó su cartel en primer lugar? Difícil saberlo, pero el resultado es desastroso. En fin, desastroso para Cáritas, porque la multinacional se encuentra con el regalo inesperado de un argumento de venta provechoso y de prestigio: sus productos, además de buenos -siempre según la opinión del emisor-, son bondadosos.
Cuando me pasaron la foto, algo me chirrió. Ahora me ha hecho pensar en la orgía del consumismo que soportamos con más o menos resistencia, orgía que cada año me chirría, y mucho. Una vez más lo escribiré: entregarse al consumismo como alma que lleva el diablo -¿literalmente?- con la excusa del cumpleaños de un sintecho es escandaloso. En esta cultura, ya se sabe, todo cabe. Entre otros principios, está en serio peligro el de contradicción. ¡Cuidado con dónde colocamos la bondad!
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