Hace 15 años, el grupo Ain Karem nació como un proyecto de la Congregación de las Carmelitas de la Caridad Vedruna para la evangelización de jóvenes. Desde entonces, Inma Eibe, Puy Araujo y Virginia “Chipi” Félix son la columna vertebral de este grupo, cuyo primer objetivo es llevar el mensaje de Jesús a través de la música. Un empeño que se hace “Encuentro oracional” al menos una vez al mes –en fin de semana- allá donde se lo piden. Puy deja claro que “nosotras no somos un grupo musical, sino un proyecto común de evangelización de nuestra congregación que nos envía, nos impulsa y nos alienta”.
Cada viernes lo dedican a componer, ensayar, cambiar pareceres y concebir cada encuentro. Cuando nos reunimos para la entrevista están preparando el que van a realizar al día siguiente en Madrid con 140 agentes de pastoral de las Hijas de la Caridad que trabajan con jóvenes. Puy, Inma y Chipi impulsan y animan directamente el grupo, que se ve incrementado según la disponibilidad de diferentes componentes, como Arantxa Caballero, una joven laica de Vitoria, al igual que Miriam Tejedor –profesora en un colegio de León–, Eva López o Miriam, que es de una parroquia del madrileño barrio de Villaverde, así como el salesiano Jota Llorente y la novedad de Rosa, una chica que hace su debut en el grupo. Además está Laura Uriarte, que suele participar cuando el encuentro se celebra en Valladolid o alrededores.
Labor complicada
Como se ve, es una labor complicada porque, como dice Chipi, “el lunes siguiente al encuentro cada cual tiene que estar en su puesto de trabajo”. Ella misma es profesora de secundaria en Madrid, en el Colegio Vedruna de la calle General Ricardos, de la capital, además de llevar la pastoral del centro. Por su parte, Inma -teóloga y enfermera- es la directora del Colegio Mayor que la congregación tiene muy cerca de la Ciudad Universitaria y Puy –educadora social- se encarga de la comunidad de formación que acompaña a las hermanas y jóvenes en cualquier etapa de la vida, además de llevar la pastoral en una parroquia de Villaverde Alto.
En los encuentros oracionales lo que Ain Karem busca es unión con la asamblea que acude, sabiendo qué es lo que quiere, por qué lo hace, si quiere tratar un tema en especial… La metodología es algo propio, configurada a lo largo de todos estos años. La imagen, la luz, las flores, el agua, el Evangelio… son símbolos que están ahí. “Intentamos que sea algo dinámico –señala Inma-, que la gente participe y, sobre todo, que pueda entrar en oración”. En este sentido, Inma asegura que “muy pronto nos dimos cuenta de que lo nuestro no es hacer un concierto, solo cantar, sino que se trata de favorecer un espacio de oración a través de la música, el silencio y la Palabra”.
Balance positivo y enriquecedor
Cuando se habla de hacer balance de todos estos años, las tres están de acuerdo en que prácticamente todo es positivo y enriquecedor. Ellas mismas se sienten evangelizadas y transformadas en cada encuentro. Puy afirma que “es impresionante que alguien te diga que el texto de una canción, acompañada con la música, ha sido fundamental en su vida” o cuando escuchan palabras de ánimo para que sigan adelante porque “con lo que hacemos la gente se siente acompañada en la oración y en el camino de su fe”.
En el balance Inma se refiere, en concreto, a su trabajo con jóvenes y cree que, pese a lo que se piensa, “las generaciones de ahora están más abiertas a recibir el anuncio de Jesús. Hemos pasado por una etapa de gente que el estar en la Iglesia era el pan nuestro de cada día, de otra de gran indiferencia -cuando no de rechazo- a la actual, en la que percibo que muchos jóvenes tienen necesidad de silencio, de encuentro, de sentido de vida”.
Las canciones de Ain Karem hablan de amor, de compromiso, de alegría, de silencio, de ánimo, de confianza, de fiesta… Todas ellas salidas de la Palabra. “Ahí está la clave”, dicen, “luego intentamos que la música la acompañe”. Inma y Puy son las que han compuesto la mayoría del repertorio –unas 80 obras, recogidas ya en seis CD-, pero la propia Inma señala que “es un trabajo en equipo”, en el que hace un importante filtro la hermana Yolanda Moreno, que, desde que comenzó el proyecto, revisa y critica –cuando es necesario- letra, música, ritmo, armonía… dados sus conocimientos en esta faceta. Chipi lo resume todo señalando que “desde que comienza el proceso de composición hasta que acaba se hace todo de forma muy artesanal y con la intervención de todas”.
Dios es belleza
Cuando se plantea la cuestión de si es más fácil anunciar a Jesús a través de la música Puy responde rotundamente que “sí, porque la final Dios es belleza y esto llega en directo por los sentidos. Prácticamente no hace falta nada más”. Además, cuenta la experiencia de que hay jóvenes que comparten con ella que al leer la Palabra no la entienden, pero a través de la música les llega algo. “Esto es muy importante”, afirma.
Las tres aseguran que en las celebraciones la música se cuida poco y muchas veces es solo un relleno. En este sentido, Inma asegura que “intentamos cuidar mucho que las letras y la música sean de calidad. Nosotras a veces hemos sido muy críticas con nuestras propias canciones viendo la imagen que estamos dando de Dios y del ser humano”.
¿Se plantean el futuro? “Sí que lo hacemos”, dice Chipi, quien con humor añade que “las tres ya pasamos de los 40 y cada día tenemos más responsabilidades”. Por ello, los viernes también los dedican a pensar en gente que conecte con el modo, que se dedique a la pastoral de jóvenes, que lo viva como vocación, con ciertas aptitudes musicales y que esté en distintas zonas, para que los desplazamientos no sean un inconveniente. Inma, Puy y Chipi están en esta búsqueda porque “tenemos muy claro que Ain Karem no es algo nuestro, que estamos aquí porque el soplo del Espíritu lo ha querido así”.
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