La Iglesia cristiana surge de una confusión: que Jesús, un judío que quería que Dios fuera el único rey de su tierra, habría fundado una religión nueva y, por ende, una nueva congregación religiosa.
Esta “iglesia”, a pesar de haber sido prometida a Pedro, fue edificada sobre Pablo de Tarso, judío y grecorromano. El fervor (cuando no el fanatismo) de todo nuevo movimiento religioso hizo el resto. Y fue históricamente decisivo que un emperador romano utilizara esa secta para cohesionar su maltrecho imperio, como había sucedido antes con el rey Ashola y el budismo. Al poco tiempo, la Iglesia de Jesús/Pablo/Constantino se había convertido en la heredera de facto del imperio romano, con una fuerte motivación teocrática que el imperio de los césares no había sabido o podido explotar a fondo.
A partir de ahí, Nicea, la oscura y pía Edad Media, Carlomagno, las Cruzadas, Inocencio III, la Inquisición, los papas del Renacimiento, la guerra contra las reformas, la guerra contra las luces, la guerra contra la teología de liberación, la guerra contra las mujeres, el IOR, san Súbito… Y Gregorio XVI condenando los ferrocarriles.
Durante dos mil años se ha llamado “cristianismo” a las cosas más variopintas, con tal de que sirvieran para mantener y fortalecer la institución más poderosa de Occidente.
Todo ello convenientemente adobado con prohibiciones, condenas y excomuniones, quema de herejes y brujas, persecuciones de judíos y moros, machacamiento de homosexuales, negación de todo progreso científico (“Eppur si muove!”), cruzadas contra el humor y el placer… Es difícil escribir una historia de la Iglesia que no sea una historia de la infamia. Quien así no lo crea, que lea.
¿Hubiera sido peor la historia de Occidente en estos veinte siglos sin la Iglesia católica? ¿Y la de España? ¿Son hoy peores los pueblos cuya historia no coincide con la de esta Iglesia? ¿Ha sido la gente más feliz?
NB. Recientemente, los neocatecumenales han anunciado su propósito de proceder a la evangelización de Asia. Por fin.
Un altra esglesia
També hi ha un altra esglesia. La dels seguidors de veritat de Jesús de Natzaret. Aquells que seguin el seu missatge estan al costat dels pobres. malats, desvalguts, necessitats… Aquells que viuen amb senzillesa i es donen als demés sense fer soroll… D’aquesta en cal parlar també. Es l’esglesia silent i humil la seguidora del que va donar la seva vida per coherencia.
Histeria eclesiástica (I) «La veritat us farà lliures»
A mi m’agrada més veure-ho des d’aquest angle: el signe de l’església és vertader, però fixeu-vos que hi poso minúscula. En altres paraules, per dins de tota aquesta història de dignataris i segregació hi circula UNA ALTRA COSA que els ulls de Jesús sí van imaginar, i que sota cap altra moviment, per a dir-ho d’alguna manera, s’ha pogut projectar al món. Tot bon coneixedor dels EXCESSOS eclesiàstics ho ha de ser també dels seus ACCESSOS a un missatge únic. O almenys, que en essència no és esperable d’escoltar en cap altre espai ni militància. Si Europa (i per extensió Amèrica) seria millor o pitjor, això no ho podem saber. El que és segur és que serien diferents; perquè al final, cristianisme és un assistent per a baixar un arxiu.