Europa, cómplice de las devoluciones en calientes realizadas por España

Europa, cómplice de las devoluciones en calientes realizadas por España

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), más pendiente de las decisiones políticas que de su propio objetivo, ha dado marcha atrás en su decisión y avala las devoluciones en caliente llevadas a cabo por España en la frontera de Melilla.

Las llamadas devoluciones en caliente son una acción ilegal contra los derechos de las personas migrantes

Para entender lo acontecido echamos la vista atrás a agosto de 2014, fecha en la cual dos inmigrantes, N.D de Mali y N.T de Costa de Marfil, saltaron la valla de Melilla junto a un grupo de más de 70 personas tras permanecer horas sentados en lo alto de la alambrada. Finalmente, la Guardia Civil les facilitó una escalera para poder bajar pero, nada más pisar suelo español, fueron detenidos y entregados de nuevo a la policía marroquí (quien los trasladó a más de 300 kilómetros de la frontera con Melilla) sin haber recibido ningún tipo de asistencia ya no sólo jurídica, sino ni siquiera médica.

Ante dichos acontecimientos, los dos afectados no dudaron en llevar el caso a los tribunales. Y así, en 2017 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, tras estudiar el caso en primera instancia, condenaba a España a pagar 5000 euros a cada uno en concepto de indemnización y reconocía que nuestro país había violado el Protocolo 4, ya que “los demandantes afirmaban haber sido objeto de una expulsión colectiva y sin examen individualizado de sus circunstancias” y el artículo 13 del Convenio Europeo de los Derechos Humanos por el cual “toda persona cuyos derechos y libertades reconocidos en el Convenio hayan sido violados tiene derecho a la concesión de un recurso efectivo ante una instancia nacional”.

En definitiva, el tribunal alegaba que dichas personas no tuvieron la oportunidad de explicar sus circunstancias para recibir asistencia de abogados lo que impedía, a su vez, la posibilidad de solicitar asilo. Mientras tanto, el Gobierno de aquel entonces, ya bajo las riendas de Mariano Rajoy (aunque en 2014 era Jose Luis Rodriguez Zapatero quien estaba a cargo de la Presidencia del Gobierno), defendía que no se había hecho ninguna devolución sino que había sido una prevención de entrada y, añadían, que los migrantes no habían conseguido superar la línea policial y que, por lo tanto, no habían entrado legalmente en nuestro país.

Una decisión inesperada

Como cabía esperar, España recurrió la sentencia. Bajo la mirada cómplice del nuevo gobierno de Sánchez y a pesar de todas las veces que, desde la barrera, se había pronunciado en contra de dichas devoluciones en caliente, el Gobierno decidió seguir adelante con el proceso judicial. En contra de lo esperado, y quizá ante el temor de lo que pueda suponer en un futuro para la política migratoria de la Unión Europea, Estrasburgo ha dado un giro de 180 grados en su postura. El TEDH alegaba, ahora, que los inmigrantes se expusieron ellos mismos a esta situación al intentar, de forma deliberada y por la fuerza, entrar en España por medios ilegales y que, aun sabiéndolo, no utilizaron los procedimientos legales y oficiales de entrada tales como la solicitud de visado o la protección internacional, el paso fronterizo de Beni Enzar o las oficinas de asilo situadas en la frontera de Melilla. En definitiva, que el hecho de ser expulsados, fue consecuencia de su propio conducta, que entraron por la fuerza y que, por lo tanto, no ha habido ninguna violación, por parte de España, de la Convención de Derechos Humanos.

Reacción de las ONG

La reacción de las ONG que trabajan defendiendo los derechos humanos no se hizo esperar y han sido muchas las que han levantado su voz en contra de esta sentencia alegando e insistiendo en que las devoluciones en caliente son ilegales tal y como recoge el derecho internacional.  En este sentido, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) afirma que “estas prácticas son contrarias a la Convención de Ginebra de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, cuyo artículo 33 recoge el principio de no devolución, por el que ningún Estado podrá expulsar o devolver a una persona a un país donde su vida e integridad física corra peligro. Con ellas se impide la identificación de personas necesitadas de protección internacional y el acceso a las mismas al procedimiento de asilo”. Asimismo, Amnistía Internacional, consideraba que la sentencia sienta un precedente muy negativo porque “avala las devoluciones en caliente, negándose así el derecho que tienen las personas migrantes y refugiadas a acceder a un procedimiento individualizado de asilo y también de un recurso efectivo” y advierten del peligro a que dicha sentencia contribuya a que los demás Estados de la UE puedan llevar a cabo devoluciones en caliente masivas con total inmunidad aunque sean ilegales. De hecho, este fallo podría incluso cambiar de opinión al Tribunal Constitucional en proceso de debate sobre la constitucionalidad de la Ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como Ley Mordaza.

Críticas de PRODEIN

Una de las voces más críticas ha sido la ONG PRODEIN (Pro Derechos de la Infancia) con sede en Melilla y que trabaja, de primera mano, con migrantes en la frontera sur. Tal y como declaró su fundador y actual responsable José Palázón al diario Público, “el TEDH deja de ser una referencia en Derechos Humanos y se convierte en un tribunal de derechos de los gobiernos y de las corporaciones fascistas”. Añadía que detrás de este fallo se encuentra un racismo institucional que sufren, además, los inmigrantes en sus propias carnes todos los días, ya que cualquiera que conozca Melilla y la situación de la frontera sabe que “si eres negro, no entras; si eres blanco, pagas». Finalmente, en relación a las oficinas de asilo a las que hacíamos referencia, Palazón aclaraba que se sitúan “al otro lado de la frontera española y para acceder a ella antes tienes que haber cruzado de forma regular. ¿Cómo van a pedir asilo si no pueden cruzar la frontera debido al filtro de las autoridades marroquíes?»

El TEDH ha hablado, pero de lo que estamos seguros es de que, a pesar de ello, el trabajo incansable de tantas personas en pro de los derechos humanos, no va a parar.

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