La comunidad alandar no es violenta, pero es clara y determinante para otorgar su mazo. En realidad más que su mazo, entrega a Lentilla, la tortuga de la revista con la que cada año distingue el compromiso de tres personas, grupos o entidades con un mundo más coherente. En el 28º aniversario de la publicación, los Premios alandar han sido para Eclesalia Informativo, el teólogo José Arregi, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y una mención de honor al Equipo de Comunicación Educativa (ECOE).
Desde el comienzo, el humor fue uno de los protagonistas de esta edición de la fiesta de alandar, celebrada el 9 de junio en el Colegio Mayor Chaminade de Madrid. Y es fiesta porque la ceremonia de premios es una gran fiesta no sólo para el equipo de la publicación y sus lectores y lectoras: es una fiesta anual para celebrar el coraje y la fe no de otra Iglesia sino de la Iglesia que forman las personas católicas. Todos y todas son Iglesia.
Así lo expresó la nueva directora, Cristina Ruiz Fernández, una joven periodista que lleva un año en este puesto y que se estrenó como maestra de ceremonias. “He reforzado la conciencia de que alandar es plena y radicalmente parte de la Iglesia católica y que, como tal, tenemos que desempeñar un papel crítico, necesario y arriesgado”.
Entre sus palabras de bienvenida también explicó su aprendizaje en su cambio de puesto dentro del equipo de la revista. Expresó la importancia del humor, “saber criticar desde la sonrisa fraterna o incluso desde la fina ironía”, escuchar y acoger las críticas con serenidad porque en alandar se critica y se reciben diferentes opiniones como revista viva que es.
Comunidad diversa
Tras el recibimiento de la directora, el primero en subir al escenario para recibir el Premio alandar fue el equipo de Eclesalia Informativo. El equipo al completo lo forman Cristina Plaza, quien subió con su bebé en brazos, Rebeca; César Rollán, con su otra bebé, Noemí y sus hijos mayores Daniel y Andrés. Toda la familia sobre las tablas del Chaminade junto a José Luis Corretjé, miembro del consejo de redacción de alandar y el encargado de acercar con sus preguntas la labor de Eclesalia.
Desde principios de los noventa este matrimonio visibiliza la extensión de la realidad eclesial. De forma altruista y combinando sus trabajos con sus responsabilidades familiares, Cristina y César realizan una hoja informativa digital que se distribuye a más 10.000 suscriptores. En esta publicación, que ha ido creciendo poco a poco, se da voz a todas las comunidades cristianas mostrando la diversidad de las personas que la integran. No en vano, se registran una media diaria de unas 400 entradas en la página web (www.eclesalia.net).
Esta realidad la conocen todos y todas las lectoras de alandar porque recientemente fueron los protagonistas de la contraportada. Pero resultó enriquecedor escuchar el testimonio de Cristina y César, dos personas sencillas y cercanas que creen en el servicio que realizan. Por este motivo, alandar les ha otorgado este premio “por acercarnos a la amplitud de la realidad eclesial y a las voces de la comunidad cristiana” tal y como se recoge en el diploma que recibieron. El público los aplaudió con gran firmeza justo en el momento que una de las bebés reclamó con el inicio de un llanto el fin de la charla.
Una fe valiente
Le entrega del segundo premio de la noche fue, sin duda, otro de los momentos estelares lleno de humor y mucho ingenio. Por su voz valiente y su libertad para transmitir una fe más cercana a la realidad de las personas y la sociedad, alandar ha distinguido con su tortuga al teólogo ex franciscano José Arregi (Azpeitia, Guipúzcoa, 1952). Entre aplausos subió al escenario, donde le esperaba José Luis Palacios, también miembro del consejo de redacción de la revista y responsable de conducir la conversación con el sacerdote.
La charla fue un juego de agudeza y determinación cargado de chispa. Como en un partido de ping-pong, donde uno marca un juego directo y el otro responde sin titubeos, Palacios y Arregi brindaron al auditorio una conversación audaz que muchos y muchas de las asistentes siguieron comentando a la salida de los premios.
“¿Quién tiene más poder en Guipúzkoa: Patxi López, los jesuitas o José Ignacio Munilla?”, “¿Hay salvación fuera de la diócesis de Guipúzkoa?”. Estos fueron algunos de los golpes de izquierda con los que el periodista de alandar sorprendió al religioso vasco, quien, con frescura y seguridad, respondió con un revés igual o más incisivo que la pregunta. Arregi fue claro, natural y con una humildad que muchos y muchas desearían entre los miembros de sus congregaciones.
Y es que él no quiso callarse ni agarrarse a su posición a cualquier precio. Por eso, tal y como explicó en su carta de renuncia a la orden que lo acogió durante 47 años, la abandonaba para “seguir siendo franciscano, un simple franciscano sin hábito”. Pero a Arregi, como reconoció frente al público de alandar, no le gustan las etiquetas. Las de clérigo y religioso las sobrelleva, dice, pero ya hacía tiempo que se sentía laico. Este premio es una muestra más del apoyo solidario que ha recibido el teólogo, castigado por el episcopado por una fe valiente.
Compromiso obrero
El público le devolvió toda la fuerza y la energía a Arregi con un sentido aplauso y recibió con entusiasmo al tercer premiado del año. Por su labor comprometida y solidaria, desde el mundo de trabajo, tanto en los tiempos de crisis como en los de bonanza, la revista ha distinguido a la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). En representación de la entidad, recogió el premio su presidenta, Pino Jiménez, quien mantuvo una amena charla con Belén de la Banda, también miembro del consejo de redacción de alandar.
La representante del colectivo puso en valor el trabajo y el compromiso del mundo obrero, aún más en tiempo de crisis. Hacer presente el mensaje de Jesús a través de la dignidad, la defensa de los derechos y el respeto a las personas es para los y las miembros de la HOAC lo más claro y certero en estos momentos.
Esta organización fue fundada durante la dictadura franquista. A mediados de los años cuarenta sus militantes desempeñaron un papel muy destacado en la reconstrucción del movimiento obrero español. Fue decisivo su aporte en la fundación de la USO y en la formación de las primeras Comisiones Obreras. Sentaron las bases de un movimiento católico de oposición a que la Iglesia tomase algún papel dirigente en la vida política del Estado español ante la caída del régimen.
Y es que, como bien revelaron las palabras de Pino, decir HOAC es decir compromiso con el mundo del trabajo. Compromiso que sus miembros ejercen de muchas formas. Una de ellas es a través de la revista Noticias Obreras, un espacio consolidado para reflexionar y analizar el entorno de los y las trabajadoras, con especial atención a las realidades que afectan a los más empobrecidos: personas paradas, precarias, mujeres, inmigrantes, etc.
En el momento de entrega del premio Pino Jiménez invitó a subir al escenario a todas las personas que forman la HOAC presentes en la ceremonia. Sus aplausos y los del público pusieron punto y final a la charla del tercer premio de la noche.
Un legado admirable
Como medida excepcional, en esta edición también se concedió una mención de honor a una asociación que durante muchos años ha sido un referente para los y las educadoras, agentes pastorales y monitores de entidades sociales. La revista ha querido reconocer el final de la larga trayectoria de lucha y compromiso del Equipo de Comunicación Educativa (ECOE) que, tras 25 años, concluye su labor.
La encargada de recibirlos en el escenario fue Charo Mármol, también miembro del consejo de redacción de la revista, seguidora de los materiales educativos del ECOE, como muchas de las personas que estaban presentes en la sala. ¿Quién no ha usado los materiales de “La Isla”?, interrogó Charo encontrando muchos síes y sonrisas entre el público.
Durante la charla repasaron la historia y legado de la asociación. Cinco lustros al servicio de los movimientos, grupos y parroquias desde el seno de un barrio luchador y crítico como es Vallecas, en Madrid. Años generando materiales educativos y de sensibilización para fabricar las gafas de la conciencia crítica y analizar el mundo a través de sus cristales. La revista ya reconoció esta encomiable labor en la década de los noventa cuando le otorgó una Lentilla, que en aquellos años era de trapo y papel maché, tal y como recordó la directora.
Ahora, todos los materiales del ECOE están alojados en una biblioteca online de recursos didácticos, de libre descarga (www.asociacionecoe.org). Materiales audiovisuales y cuadernos educativos que están a disposición de todas las personas que lo quieran utilizar. Como reconocieron sus miembros, “esto no es una muerte sino resucitar de otra manera”.
Entregar su legado a la comunidad es, sin duda, una acción digna de mención de honor. Por ello alandar les ha querido dar esta distinción y poner broche final a un tiempo de trabajo y superación de las mujeres y hombres del ECOE, que creen en la comunicación y educación como herramienta para el cambio social.
El relevo
Unos proyectos culminan y otros siguen remando con viento a favor, en contra y ante tormentas perfectas que, lejos de persuadir cualquier lucha, siguen alentando a los que reman en la galera. En los premios del 28º cumpleaños de la revista fue admirable ver a todas las personas que mueven el galeón de alandar. Suscriptores y suscriptoras; personas creyentes, agnósticas y ateas; simpatizantes, gente fiel desde el primer número; el equipo de la revista; los anunciantes (muy respetados y queridos)… Pero, sobre todo, personas entre las que, afortunadamente, se mezclan cada vez más distintas generaciones. Experiencia y futuro para seguir en este galeón.
Como decía la directora durante la acogida, alandar es “una pequeña comunidad a la que es un gusto pertenecer”. Porque esta revista “es posible gracias a la entrega gratuita de un montón de gente”. Compromiso, militancia, dedicación son palabras que entre todas las personas que hacen posible que cada mes llegue la revista a todos los buzones –físicos y virtuales – tienen todo el sentido.
Y es que, como afirmó Cristina Ruiz Fernández, “a la jerarquía le importa bastante poco lo que escribamos o publiquemos, o más bien que sí les importa pero que prefieren callar, para no darnos eco, para que sigamos siendo pequeños, pero con mucho orgullo y mucha fuerza”, gracias al compromiso y la militancia de muchas personas.
El punto y final de esta ceremonia lo puso el cantautor Rafa Sánchez, quien, también con alegría y humor, regaló al público de la sala canciones de su repertorio habitual y un gran estreno mundial, Deber y hacer. Esta canción cuenta la historia de un senegalés participante del taller “La fábrica de canciones”, un proyecto de la Fundación Rais. Rafa coordina esta iniciativa que involucra a personas sin techo en el proceso creativo de componer canciones sobre sus historias de vida, sobre su fuerza y dignidad.
Con el ritmo de este cantautor madrileño el público comenzó a abandonar la sala para saludar y abrazar a todos los conocidos que vinieron a la fiesta de alandar. A la salida, Ana María Fernández Sastre, secretaria de redacción de la revista, ofrecía folletos de alandar junto al personal de la editorial que edita a José Arregi, Fe Adulta. También se pudo adquirir discos de Rafa Sánchez, quien prepara nuevo trabajo para noviembre.
Llegarán más y más
Antes de bajar el telón hasta el año que viene, la directora dedicó una despedida citando las palabras de Jeremías: “Conozco muy bien los planes que tengo proyectados para vosotros –dice el Señor– son planes de paz y no de desgracia, para darnos un futuro y una esperanza”.
En alandar hay futuro y hay esperanza. La revista y sus premios son como la evolución del éxito de un reconocido artista latinoamericano afincado en España desde hace años. Él tocaba habitualmente en uno de los locales de música en directo más emblemáticos de Madrid. La afluencia de público era irregular, unos días venían diez, otros veinte… así hasta que, sin saber muy bien por qué, comenzó a llenarse y a llenarse la sala. Llegó un momento que el público superó el aforo y tuvieron que empezar a vender las entradas con antelación. ¡Se convirtió en alguien con nombre!
En alandar no se van a vender entradas para las próximas entregas de premios y las casi tres décadas de trayectoria avalan su nombre. Alandar es una casa abierta y, a juzgar por el concurrido patio de butacas del teatro del Chaminade, estoy segura de que seguirá viniendo más y más público a esta ceremonia de premios. La diferencia con el artista latinoamericano es que en alandar sí se sabe el porqué. Quedan los premios de alandar de su 29º, 30º, 31º, 32º…cumpleaños. A Dios rogando y (con el mazo) alandando nos aguardan más fiestas. ¡Hasta el año que viene!
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