

Las desigualdades que acechan a la mitad de la humanidad constituyen el hilo conductor que sirve a Thomas Piketty para analizar, en su libro de reciente aparición, los avances en el camino hacia la igualdad
En ocasiones sentimos una gran carencia de conocimientos acerca de la economía y no nos atrevemos ni siquiera a hojear libros cuyos autores los contemplamos como gurús de la ciencia económica. No ocurre lo mismo al acercarnos a Una breve historia de la igualdad del economista francés Thomas Piketty, especialista y referente en estudios acerca de la igualdad/desigualdad.
Las páginas que hasta la fecha ha escrito sobre la desigualdad se cuentan por miles y están recogidas en extensos volúmenes; sin embargo, el libro que nos ocupa es breve y surgió, según afirma el autor, como respuesta a las peticiones realizadas por lectores, estudiantes, personas interesadas en sus amplísimos conocimientos, en el sentido de que acortara futuras publicaciones para facilitar su lectura y comprensión. Y así lo ha hecho en Una breve historia de la igualdad porque, como afirma Piketty, “las cuestiones económicas son demasiado importantes como para dejarlas en manos de una pequeña categoría de especialistas y dirigentes. La reapropiación del conocimiento económico por parte de la ciudadanía es un paso esencial para transformar las relaciones de poder”.
Estamos ante un libro optimista y de movilización ciudadana, como asegura el autor. En efecto, el propio título nos lleva a considerar ante todo la igualdad cuyos sinónimos – ecuanimidad, paridad, equidad – inspiran sentimientos positivos, frente a la desigualdad que nos lleva a pensar en sinónimos, con cariz más bien pesimista, como irregularidad, desorden o diferencia.
Piketty muestra a las claras su optimismo con datos y afirma en la introducción que “existe una evolución tendencial a lo largo de la historia hacia una mayor igualdad social, económica y política, al menos desde finales del siglo XVIII. El mundo de principios de la década de 2020, por muy injusto que lo percibamos, es más igualitario que el de 1950 o el de 1990, que a su vez eran más igualitarios en muchos aspectos que el de 1950 o 1780”.
El optimismo por los avances logrados hacia la igualdad no significa que el economista niegue los retrocesos existentes en nuestros días, con niveles de desigualdad inaceptables y contraproducentes, sino que los logros, como destaca, deben analizarse tomando en consideración “los mecanismos institucionales y los sistemas legales, sociales, fiscales, educativos y electorales que han permitido que la igualdad se haya convertido en una realidad perdurable”, sin olvidar el importante papel reivindicativo que han tenido las movilizaciones sociales para avanzar hacia una mayor igualdad.
En Una breve historia de la igualdad Piketty, a partir de estudios y trabajos realizados por los autores que se citan en el libro, analiza las diversas etapas de un largo camino que nos conduce hacia la igualdad, camino por el que deben seguir su marcha los seres humanos. Se trata de un camino difícil de seguir y poco señalizado, “en el que todo o casi todo está por inventar”, como afirma el autor.
El economista francés nos propone una alternativa para seguir avanzando hacia la igualdad en el siglo XXI: el socialismo democrático, participativo y federal, ecológico y con mestizaje social; una alternativa que necesita una nueva forma de soberanía – la soberanía universalista – basada en criterios de justicia social, fiscal y medioambiental, apoyada por una ciudadanía activa que defina objetivos comunes. El objetivo es ir transformando la actual relación de fuerzas y, por ende, de poder.
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