En estos días, todos sentimos una mezcla de angustia, incertidumbre y miedos. Se trata de sensaciones que muchas personas sin hogar viven de manera habitual. Tener que vivir en la calle es un riesgo para la persona todos los días del año; pero, con la crisis actual del coronavirus, la realidad es aún más dura.
Por Ferran Busquets, Director de Arrels Fundación
En Barcelona viven en la calle unas 1.200 personas. Estos días es difícil acceder a servicios de comedor, ducha y ropa porque muchos recursos han tenido que cerrar. Además, los espacios de emergencia que se han abierto temporalmente para que las personas sin hogar puedan confinarse no son suficientes y no se adaptan a las necesidades de las personas: “No quiero ponerme en riesgo en un lugar con 200 personas más”, nos han explicado. Los motivos son muchos y variados: miedo a la masificación y al contagio, sensación de inseguridad, prohibición de acceder con animales de compañía o con tu pareja -si es del sexo opuesto-, etc. Ante esta situación, hay muchas personas que siguen viviendo al raso. No tener un hogar implica una vulneración de derechos que estos días se hace más evidente porque las personas quedan más expuestas a abusos y situaciones de riesgo: algunas han tenido que cambiar el lugar donde dormir porque la policía les ha echado o han arrojado sus pertenencias a la basura; otras han tenido que desplazarse, a pesar de explicar que vivían en la calle, y otras han recibido la orden de no quedarse paradas en la vía pública. En las últimas semanas, además, tenemos que lamentar la muerte de cuatro personas que vivían en la calle en Barcelona a causa de agresiones violentas. Según datos del último censo de Arrels (junio de 2019), el 40% de las personas que viven en la calle explican que han sido víctimas de agresiones físicas y/o verbales, y la cifra crece hasta el 60% en el caso de las personas que llevan más de cinco años viviendo en la calle.
Desde el primer día de alarma, desde Arrels hemos salido a la calle para visitar a las personas que viven en una situación más vulnerable; nos hemos adaptado para mantener abiertos nuestros servicios básicos de ducha, consigna y farmacia, y nos hemos asegurado de que las 200 personas a las que garantizamos el alojamiento estén bien. En las últimas semanas, hemos promovido un equipo de calle de emergencia para satisfacer necesidades básicas de alimentación, refugio, higiene, orientación y protección sanitaria. También hemos habilitado un servicio telefónico para ofrecer información práctica y orientar a las personas afectadas y a la ciudadanía preocupada por las personas sin hogar (puede llamarnos al 935514840, de lunes a viernes de 10h a 14h y de 16h a 20h). Y seguimos apostando por una vivienda digna y estable como la mejor herramienta para acabar con el sinhogarismo.
Si una cosa nos está enseñando esta emergencia de salud es que todos y todas somos importantes para luchar contra el virus. Quedarse en casa es la manera de hacerle frente, pero desde casa también podemos cuidar de las personas que no tienen un hogar donde protegerse. Descubre cómo colaborar en www.arrelsfundacio.org/etsvital.
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