José Eizaguirre

Conversión eco-psicológica

La conversión ecológica a la que nos invita el papa Francisco conlleva abordar muchos ámbitos: el doméstico, el social, el cultural, el espiritual, el estructural… Uno de estos ámbitos no siempre explicitado es el psicológico. Cada uno de nosotros somos un complejo mundo interior de emociones, sentimientos, prejuicios, frustraciones y traumas inconfesados. Y todo esto interviene a la hora de convertir nuestras actitudes y comportamientos, también en lo que se refiere a la dimensión ecológica.

Dificultades sociales

Salirse de los modos de comportamiento socialmente aceptados siempre ha supuesto una dificultad real de integración con los demás. Por eso las personas que se aventuran y se mantienen en esas formas “distintas” de vida tienen un mérito no siempre reconocido. Cada cual ha de sopesar ventajas e inconvenientes. En cualquier caso, es importante hacer ver que si vivimos como vivimos no es porque no queramos relacionarnos con las personas de nuestro entorno, sino porque damos más importancia a los valores que encontramos en esa “forma distinta de vivir”, porque para nosotros es importante y tiene mucho sentido, además de darnos la impagable satisfacción de ser fieles a nosotros mismos.

4’95 euros por persona al día

Durante siete días completos, un grupo de quince personas estuvimos viviendo en la práctica la experiencia de la “conversión ecológica”, entre otros medios, con una forma de alimentación sana, ecológica, de Comercio Justo, local y de temporada. Casi todos los alimentos fueron comprados en Come Sano Come Justo, una cooperativa de consumo promovida por los jesuitas, a precio de tienda. La opinión de los participantes fue unánime respecto a lo bien que estábamos comiendo: alimentos sanos, nutritivos, que se han cultivado sin daño para la tierra ni abuso de otras personas, con el valor social que supone contribuir a una pequeña cooperativa en lugar de a grandes cadenas de distribución. Y todo riquísimo, además de suficiente en cantidad.

Como en todos los caminos, lo difícil es dar el primer paso. Foto. One Lens

Empezar por lo más fácil

Como dice la sabiduría popular, toda larga travesía comienza con un primer paso. Pero cuando tenemos delante tantos posibles pasos a dar, ¿por dónde empezar? He aquí un consejo que puede ser útil: comencemos por lo más fácil. En primer lugar, desde el punto de vista práctico: aquello que sabemos que vamos a conseguir y que, por tanto, nos estimulará a seguir dando luego otros pasos.

Este contenido sólo está disponible para personas suscritas a alandar, disculpa las molestias. Si quieres información de suscripciones encuéntrala aquí