Desacuerdo sobre la familia

Meter en el mismo saco a homos y lesbis y personas divorciadas de distinto sexo, que se unen después de haber estado unidas, una o las dos, a otra persona del sexo opuesto, me parece una falta de rigor impropia de un editorial.

La familia loada en su artículo de portada del número de diciembre por ser la única y última red que sujeta a quienes caen es la tradicional. Los abuelos actuales son un hombre y una mujer, no dos hombres ni dos mujeres. Ustedes mismos ponen de manifiesto implícitamente la diferencia cuando hablan de los afectos de quienes comparten la misma sangre. Ya veremos, cuando en lugar del abuelo y la abuela que hoy mantienen a nietos de treinta y cuarenta años les toque hacerlo a los abuelos (dos hombres) o las abuelas (dos mujeres) de la que llaman familia tan plural y tan diversa.

Y el colmo de su despropósito está en la frase final de su editorial, en la que identifican a la familia de Nazaret con la unión formada por dos hombres o dos mujeres, pues hasta los niños de poca edad aprecian en el belén una familia como la suya: José era un hombre y María una mujer.

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