Me gustaría rebatir la idea sobre «la muerte o el parecer dormido» de Joseba Bakaikoa del último número de alandar.
Por experiencias muy fuertes y directas te digo, Joseba, que el que el ser querido que acaba de pasar al otro lado nos parezca dormido nos consuela profundamente, porque su semblante de paz nos hace creer que ha descansado al hacer el tránsito, porque si sufrió enfermedad su cara de paz nos indica que dejó de sufrir para siempre, porque su cara tranquila nos dice que ha sido acogido por los brazos del Padre. Ya lo creo que «calma y aclara» el que nuestro ser querido que nos ha precedido en la muerte, parezca plácidamente dormido… Consuelan aquellas palabras de Machado en la muerte de un amigo:»definitivamente duerme un sueño tranquilo y verdadero».