A primera vista, los términos “feminismo” e “islam” parecen contrapuestos. Pero quien lo piense así se equivoca. En las últimas décadas, teólogas musulmanas que abarcan todo el espectro geográfico islámico, de Marruecos a Indonesia, pasando por otros países -como Estados Unidos o Gran Bretaña- han irrumpido en el debate público manifestando su visión propia de la religión, contestando con sus mismas armas teológicas al islam patriarcal y a las instituciones establecidas y reivindicando la igualdad del hombre y la mujer ante Alá que proclama la letra del Corán.
Estas teólogas son muy diferentes unas de otras y no están organizadas entre sí, aunque sí interrelacionadas. Entre ellas, hay mujeres piadosas y poco practicantes, de países musulmanes y estados occidentales. Unas trabajan de forma individual, como la socióloga y profesora británica Ziba Mir-Hussein o la afroamericana conversa Amina Wadud. Otras han fundado organizaciones o creado redes como la malaya Sisters in Islam, un colectivo de académicas que cuestiona las leyes discriminatorias contra la mujer; el movimiento global para la igualdad de derechos en la familia (Musawah), el comité consultivo transnacional de intelectuales y teólogas (Global Women’s Shura Council) o las conferencias organizadas desde hace años por la Junta Islámica Española en Barcelona.
[quote_right]Las teólogas ponen en tela de juicio la poligamia, la interdicción del trabajo femenino fuera de casa, el velo, la prohibición de maquillarse y la inferioridad jurídica[/quote_right]
No constituyen un movimiento global organizado, pero sí están interrelacionadas. Y tienen un gran elemento común: la lucha, nada fácil, tanto contra el machismo islámico institucionalizado como contra el feminismo occidental radical que rechaza tajantemente el “corsé” que, a su juicio, la religión supone para la mujer. Ellas, en medio, sostienen que el islam puede liberar volviendo a las fuentes de la revelación con una idea central: “el islam somos nosotras”.
Básicamente, lo que proponen es una relectura del Corán y los dichos del profeta sobre el estatus personal de la mujer, partiendo de la noción de unicidad divina (tawhid) para afirmar que la igualdad está inscrita en el libro sagrado. Las teólogas ponen en tela de juicio la poligamia, la interdicción del trabajo femenino fuera de casa, el velo o la prohibición de maquillarse, la inferioridad jurídica, etc. Ziba Mir-Hussein ha señalado la necesaria distinción entre la sharia (la vía de Dios revelada al profeta en el Corán) y el fiqh (el esfuerzo humano para traducir ese camino en disposiciones jurídicas). Este último código es el fundamento de las diversas legislaciones de los países musulmanes, con la única excepción, de momento, de Turquía.

Feminismo e islam pueden ir de la mano
Mientras, achacan la opresión femenina a las tradiciones preislámicas de las sociedades árabes o a contextos históricos que hoy han perdido su sentido, exculpando a la religión. Según Asma Lamraet, la exclusión de las mujeres en la historia de la civilización islámica se construye con el desajuste entre el Corán y sus sucesivas interpretaciones exegéticas y jurídicas. “La sumisión de la mujer respecto al hombre en el mundo musulmán no tiene nada que ver con la religión. Es una cuestión cultural que responde a una forma machista y paternalista de entender las relaciones familiares, que ha impedido la práctica de la igualdad entre hombres y mujeres”.
En algunos países musulmanes han conseguido incluso ser tomadas en cuenta por las instituciones. En Marruecos, Asma Lamrabet ha asociado el Grupo Internacional de Estudio y Reflexión sobre la Mujer en el Islam (GIERFI), que preside, a la Rabita Mohammadia de los ulemas, uno de los organismos religiosos más influyentes. En Turquía, el trabajo de la teóloga Hidayet Tuksal ha sido incorporado a un amplio proyecto gubernamental que pretende retirar los hadiths –dichos atribuidos al profeta que no figuran en el Corán- misóginos de las publicaciones del Ministerio de Asuntos Religiosos, que supervisa las mezquitas del país. En Indonesia, un grupo de teólogas, procedentes sobre todo de familias de ulemas, lleva más de veinte años comprometido en una relectura de textos religiosos. Este movimiento está respaldado por la red de universidades islámicas del Estado donde ellas enseñan y por los centros de estudio de género que ellas han fundado.
[quote_right]El feminismo musulmán propugna una liberación que no pasa por la desacralización de las normas religiosas, sino solo por su reinterpretación[/quote_right]
En países no musulmanes han llegado, lógicamente, más lejos. En 2005, la citada Amina Wadud dirigió una mediatizada y entonces subversiva oración pública en Nueva York. La iniciativa ha conducido, doce años después, al reconocimiento del imanato femenino en algunos grupos de África del Sur, América del Norte y Europa. En Inglaterra, por ejemplo, el Muslim Educational Centre of Oxford organiza oraciones mixtas, en las que una mujer imán pronuncia el sermón.
En general, el feminismo musulmán propugna una liberación que no pasa por la desacralización de las normas religiosas, sino solo por su reinterpretación. Sin embargo, algunas teólogas se han atrevido recientemente a plantear interpretaciones gay friendly del Corán e incluso a cuestionar los preceptos que obstaculizan la “liberación sexual de la mujer”. Estos nuevos planteamientos se circunscriben, claro, a los países occidentales, pero son un claro indicio de que, una vez en marcha, la corriente feminista islámica no va a parar. Habrá que prestar atención.
- Separados, pero hermanos - 18 de septiembre de 2017
- El islam moderado pierde la batalla - 12 de septiembre de 2017
- Óscar Romero, santo en ciernes - 7 de junio de 2017